Este sábado se conocía la muerte del arzobispo de Guatemala, Óscar Julio Vián, que fallecía a los 70 años debido a un cáncer.

En un comunicado, la Archidiócesis lamentó "el sensible fallecimiento de su excelencia reverendísima" y compartió "sus más sentidas condolencias con familiares, sacerdotes, religiosos, fieles y pueblo". Vián falleció en el Hospital Universitario Esperanza, donde estaba ingresado desde hace unos días por su delicado estado de salud.

Según informa el diario guatemalteco El Periódico, Vian fue un duro crítico de los políticos y de la corrupción, como solía expresarlo tras sus sermones de la misa dominical. En más de una ocasión señaló que la política debía servir a la gente y no que la política se sirviera de la población.


“Hay un montón de gente inepta en buenos puestos, nuestros gobiernos no se preocupan por la familia, en dónde están las viviendas para esta familia, en dónde está la salud, la educación”, declaró en una oportunidad.

Sobre los casos de corrupción que se empezaron a conocer en 2015, por investigaciones de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) y el Ministerio Público, el Arzobispo expresó la necesidad de que todos los corruptos fueran condenados y devolvieran el dinero del que se habían apropiado.

Vian nació el 18 de octubre de 1947, estudió en el Colegio Don Bosco en la ciudad de Guatemala en donde surgió su deseo en convertirse en sacerdote. Tras concluir sus estudios, se trasladó al Seminario Salesiano de El Salvador, en donde empezó su preparación. Estudió Filosofía, Pedagogía y Teología en la Universidad de San Carlos y en el Instituto Filosófico y Teológico Salesiano.

Fue maestro en diferentes colegios católicos en Centroamérica como el Colegio Domingo Savio en Costa Rica, el Instituto Técnico Don Bosco en Panamá y el Instituto Rinaldi en El Salvador.

Vian fue ordenado como sacerdote en 1976; como obispo de Petén en 1996 por Juan Pablo II; como obispo de Los Altos en 2007 por el papa Benedicto XVI, y Arzobispo metropolitano en 2010.


Además de servir como docente en distintos centros católicos a nivel centroamericano, el Arzobispo fue encomendado como orientador espiritual del Teologado Salesiano y Director del Centro Juvenil Salesiano (Cejusa).

Fue director de Estudios en el Colegio Salesiano Don Bosco, en la ciudad Guatemala, durante cuatro años. También fue director general del Colegio San Miguel, en Tegucigalpa, Honduras; y director del Centro Juvenil Don Bosco de Managua, Nicaragua, el cual atendía hasta 7 mil jóvenes. También fue como consejero en la Inspectoría Salesiana de Centroamérica y encargado de la Pastoral Juvenil.