Uno de los 10 nuevos santos canonizados por el Papa Francisco este domingo es Madre Francisca Rubatto, una italiana que cruzó el Atlántico varias veces para impulsar sus misiones con niños, pobres y necesitados y que murió en Uruguay, donde la iglesia la celebra como la primera santa de este país, el menos religioso de Sudamérica.

El milagro para canonizar a la religiosa misionera sucedió en el año 2000 en Colonia, Uruguay, y lo ha contado con detalles en los micrófonos de Radio Vaticano el obispo de la diócesis de Mercedes (departamentos de Colonia y Soriano), el salesiano Carlos Collazzi.

Un joven uruguayo del departamento de Colonia tuvo un accidente de tráfico y quedó en coma, con graves lesiones craneales y hemorragias. Una tía suya, que trabajaba en el Colegio y Liceo San José de la Providencia en Montevideo -de la congregación fundada por Madre Francisca Rubatto-, decidió invocar la intercesión de la religiosa.

Según detalló el obispo, el chico fue trasladado a Montevideo, mientras la tía rezaba. Al pasar por la ruta 1, que conecta a Colonia con la capital del país, se acercaron a la ciudad de Rosario. En ese momento, los signos vitales del chico eran casi nulos. Sin embargo, increíblemente desde el punto de vista científico, se fue recuperando sin causa visible ni secuelas.

El obispo aseguró que, pasadas dos décadas, el joven "hoy no presenta ninguna dificultad física y casi ni recuerda de lo sucedido porque no era consciente". El prelado insiste en que son “cosas inexplicables o, más bien, explicables por la bondad de Dios y esa confianza ilimitada en la Providencia”.

Este joven hoy se declara católico creyente, pero admite que sólo va a misa en ocasiones, señala el obispo.

Precisamente en ese año 2000 la diócesis acogía el IV Congreso Eucarístico Nacional en Colonia del Sacramento y esta curación llamó la atención de muchos. Esta historia, asegura el obispo, interpela a personas de todo origen cuando la conocen.

Ahora, los católicos uruguayos, alegres por la canonización de Santa Francisca Rubatto, celebrarán en Montevideo, en la catedral una misa de acción de gracias el 29 de mayo. Antes, en Roma, lo celebrará el lunes 16 a las 10h la comunidad uruguaya italiana, reunida en la parroquia San Roberto Bellarmino de Roma. Después, los católicos uruguayos impulsarán su siguiente objetivo en el santoral: la beatificación del Venerable Jacinto Vera (1813-1881), primer obispo de Montevideo.

Capuchinas de la Madre Rubatto en un encuentro en 2017.

Historia de una santa

Madre Francisca fundó su congregación en Italia con 40 años. Antes había vivido acompañando a una señora piadosa y adinerada. En 1892, con cuatro hermanas de su congregación, partió hacia América Latina y fundaron comunidades en Uruguay, Argentina y el nordeste de Brasil. Con tres hermanas llegó a Uruguay y se instalaron en el barrio de Belvedere donde crearon un taller de costura, que con el tiempo se transformó en el Colegio San José de la Providencia. Abrió 18 casas en los 20 años de su gestión. Hoy la congregación tiene comunidades en Italia, Brasil, Perú, Argentina (con 8 colegios), Uruguay (4 escuelas) y 5 países del África negra.

La Hermana Nora Azanza, superiora de la congregación que fundó Madre Rubatta, dice que es correcto considerar a Madre Rubatto como uruguaya. “Cuando uno estudia su vida, ve que su pasión misionera se desarrolló en este país. Llegó a una zona que era un páramo y tenía una gran visión”, aseguró.

En Belvedere impulsó una escuela y taller de corte y confección, para ayudar a mujeres pobres a ganarse la vida. Al morir en Uruguay, sus restos fueron enterrados en el cementerio de La Teja. Pero luego los trasladaron a la capilla que ella había logrado construir, que en septiembre del año 2000 fue erigida como Santuario de la Beata María Francisca Rubatto.

Las hermanas en Montevideo y Maldonado acompañan la evangelización, realizan visitas a enfermos en casas y en geriátricos. También visitan a las familias con sufrimientos. En el Santuario atienden a personas de la calle y realizan su pastoral social.