Sábado, 27 de abril de 2024

Religión en Libertad

Una masiva profanación de formas consagradas aparece firmada por un demonio con nombre propio

Una religiosa adora la Cruz.
Adoración de la Cruz en la iglesia de María Auxiliadora de Bechuco, el pasado Viernes Santo. Un desagravio más necesario ahora que nunca.

Jesús M.C.

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El pasado miércoles 9 de agosto, la iglesia de María Auxiliadora en Bejuco, una localidad de seis mil habitantes en el distrito de Chame (Panamá Oeste), fue asaltada por desconocidos que profanaron las formas consagradas del sagrario.

Las hostias aparecieron esparcidas por el suelo y formando la frase Satán vive, y la firma de Ariel. Los autores de la profanación también le dieron la vuelta a las imágenes de los santos y de los ángeles. Lo más llamativo es que ni las puertas ni las ventanas habían sido forzadas. Según relataron algunos feligreses, es la segunda vez en dos meses que el templo sufre un ataque, aunque esta última profanación ha sido particularmente dolorosa para la comunidad.

Las imágenes de los ángeles, dadas la vuelta en el templo profanado.

Las imágenes de los ángeles, dadas la vuelta en el templo profanado.

Por esta reiteración, el vicario general de la archidiócesis de Panamá, Carlos Mejía, hizo un llamamiento a los fieles a extremar el "celoso cuidado" de los lugares de culto y "redoblar los esfuerzos de oración" para que el Señor ilumine a las personas que vive "sumergidas en este tipo de práctica sincretista".

Con esto, el sacerdote ya apuntaba a la autoría en grupos que practican la brujería o el satanismo. Y es destacable en esta profanación que quienes cometen esta afrenta contra el Cuerpo de Cristo lo hayan firmado con el nombre de Ariel.

La firma diabólica de la profanación, Ariel, junto al lema proclamado: 'Satán vive'.

La firma diabólica de la profanación, Ariel, junto al lema proclamado: 'Satán vive'.

Ariel significa "león de Dios" y en la Biblia se usa para referirse a la ciudad de Jerusalén (Is 29, 1, 2, 7). Pero en grupos ocultistas se reserva esa denominación para un ángel protector de la naturaleza. Recogiendo tradiciones apócrifas y de misticismo esotérico, John Milton, en el libro VI de El Paraíso Perdido (1667), llama Ariel a un demonio derrotado por el querubín Abdiel en la gran batalla celestial.

Los grupos satánicos le invocan como diablo, por lo cual la aparición de su nombre en esta profanación puede indicar que se trata de uno de los ángeles caídos adorados por los autores.

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