Religión en Libertad

El Congreso tuvo como lema: "El servicio de la Vida y de la Persona"

¿Mercado libre o intervencionismo? El VIII Congreso de Bioética del CEU y la Economía de la Comunión

En esta cita anual se reflexionó sobre el vigor de la fraternidad frente la mera lógica del beneficio

En esta cita anual se reflexionó sobre el vigor de la fraternidad frente la mera lógica del beneficioCEU

Redacción REL
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Los pasados días 17 y 18 de febrero se celebró en la Universidad San Pablo-CEU la VIII edición del Congreso Nacional de Bioética bajo el lema: "El servicio de la Vida y de la Persona" que esta Universidad organiza anualmente junto con el Instituto CEU de Humanidades Ángel Ayala y la Asociación Católica de Propagandistas.

En la edición de este año, que reunió a profesores universitarios, alumnos y expertos interesados en reflexionar sobre los valores humanos y éticos del avance científico, se han conmemorado los 30 años de la Evangelium Vitae, encíclica de S. Juan Pablo II, de 25 de marzo de 1995, sobre el valor y el carácter inviolable de la vida humana.

El segundo día tuvo lugar en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales una mesa redonda con el título "Economía de Comunión, Solidaridad y promoción de la vida humana", en la que intervinieron el profesor de Doctrina Social de la Iglesia Jesús F. Cogollos García, la Vicedecana de Enseñanzas y Relaciones Institucionales, y profesora de Sistemas Fiscales Isabel Lima Pinilla, y el presidente de Cáritas España Manuel Bretón Romero.

Fue una ocasión de poner en valor, de forma teórica y a la vez práctica, los aspectos esenciales de la llamada Economía de Comunión, la cual propone a los agentes económicos la cultura del dar como antítesis de la cultura del tener, y que se caracteriza por la comunión, la gratuidad y la reciprocidad. 

Poner al hombre en el centro

En Caritas in Veritate, el Papa Benedicto XVI expuso que el mercado es la institución económica que permite el encuentro entre las personas si se orienta hacia la consecución del bien común. 

Porque, en ese caso, podrá convertirse en un espacio en el que tendrá cabida el ámbito moral dentro de las decisiones que se toman en el mercado, lo que significará el poner a la persona -verdadero protagonista de todo lo creado- en el centro de la actividad económica bajo los principios de la gratuidad y de la reciprocidad.

Así entendidas, la gratuidad y la reciprocidad requieren que tanto la persona que da como la que recibe contribuyan, ambas, a ese intercambio, aunque sus respectivas aportaciones tengan un valor desigual. Una lo hará compartiendo sus necesidades, mientras que la otra aportará una parte de su beneficio empresarial, generándose una comunidad fraterna que elimina ya la posibilidad de actitudes paternalistas.

Puedes ver aquí la mesa de economía.

En esta interesante cita anual del CEU se ha podido reflexionar sobre el vigor de la fraternidad frente la mera lógica del beneficio, y que del amor (caritas) y de la unidad del género humano surgen con fuerza la idea de transformar las estructuras sociales y económicas del mundo.

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