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El ictus, consecuencia del estado general del Papa: algunos médicos ven «heroico» su esfuerzo final

Bendición Urbi et Orbi del Papa Francisco en la Pascua de 2025, desde la Logia de las Bendicionesvatican Media

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La muerte del Papa, apenas unas horas después de que bendijera a la ciudad y al mundo (Urbi et Orbi) desde el balcón de la basílica de San Pedro y se pensase en una lenta mejoría, no resulta tan sorprendente para los especialistas conocedores de sus patologías.

Aunque hay discrepancias sobre la influencia mayor o menor en el desenlace final que pudo tener la infección que padecía (la neumonía bilateral que determinó en febrero su ingreso hospitalario), todos coinciden en que la suma de patologías concurrentes generaba un estado de salud sumamente delicado, con una relación directa con el fallo vascular, que resultó letal para él.

Ictus y parada cardiorrespiratoria

El Papa se despertó a las seis de la mañana del lunes, sobre las siete se presentó el episodio vascular que le produjo la pérdida de conocimiento y a partir de ahí la insuficiencia cardiaca y parada cardiorrespiratoria.

"Ictus cerebral, coma y colapso cardiocirculatorio irreversible" fue la causa de la muerte certificada por el doctor Andrea Arcangeli, responsable del servicio de Salud del Vaticano.

Interpretaciones

Según recuerda la neuróloga Francesca Romana Pezzella, de la Unidad de Ictus del Hospital San Camillo de Roma, "el ictus puede ser isquémico o hemorrágico", aunque es difícil determinarlo sin un TAC, explica, o una autopsia que no se va a hacer. En el caso del Papa, apunta que lo más probable es que fuese hemorrágico, lo que en la primea hora va acompañado de un elevado riesgo de muerte.

"Es muy importante la historia clínica personal: la hipertensión,  la diabetes, o la inmovilidad son factores fundamentales", añade Pezzella, "y Bergoglio los tenía todos", aunque en su opinión ni la infección ni los problemas respiratorios habrían sido la causa, sino quizá "un pico de hipertensión".

Cosa distinta piensa el doctor Matteo Bassetti, director de Enfermedades Infecciosas en el Hospital San Martino de Génova, que señala estudios según los cuales "quien ha tenido o tiene una infección en curso tiene un riesgo cinco veces mayor de sufrir un ictus", por lo cual "el ictus que sufrió el Papa está estrechamente vinculado a su infección respiratoria, compleja y en un cuadro de comorbilidad".

Francesco Blasi, neumólogo y profesor en la Università degli Studi de Milán, apunta también a que "una pulmonía bilateral como la que padecía el Pontífice predispone a complicaciones cerebrovasculares y cardiovasculares".

"Heroico"

¿Podía haber signos que anticipasen lo que sucedió? Pezzella señala que "por lo que sabemos y ha sido posible observar durante sus salidas de los últimos días, es que sufría y estaba cansado". 

Los problemas de rigidez, paresias faciales o dificultades para hablar pueden anunciar consecuencias como el ictus. Se ha apuntado que en la propia bendición Urbi et Orbi parecía mover el brazo derecho con mayores dificultades que en presencias públicas anteriores. 

Sea como fuere, con 88 años y el complicado historial médico de Francisco, lo destacable son sus esfuerzos por retomar cuanto antes su agenda normal y dejarse ver y saludar por los fieles. 

"Para mí ha sido heroico", afirma Massimo Andreoni, director científico de la Sociedad Italiana de Enfermedades Infecciosas y Tropicales, al comentar las múltiples patologías que le afectaban: "Sabía que tenía la ruta marcada y sin embargo no se ha querido ahorrar nada. Hasta el último momento fue a la Plaza de San Pedro, entre los fieles, aun siendo consciente de que arriesgaba mucho".