Lunes, 06 de mayo de 2024

Religión en Libertad

«Fiducia»: la «bienvenida» de Dublín, el «hagamos como antes» de Kingstown, las acotaciones bretonas

De izquierda a derecha, el arzobispo de Dublín (Irlanda), Dermot Farrell (izquierda), el obispo de Kingstown (San Vicente y las Granadinas), Gerard M. County, y el arzobispo de Rennes (Francia), Pierre d'Ornellas.
De izquierda a derecha, el arzobispo de Dublín (Irlanda), Dermot Farrell (izquierda), el obispo de Kingstown (San Vicente y las Granadinas), Gerard M. County, y el arzobispo de Rennes (Francia), Pierre d'Ornellas.

C.L.

No amaina la polarización que vive la Iglesia a raíz de la declaración Fiducia supplicans del Dicasterio para la Doctrina de la Fe. En las últimas fechas destacan dos pronunciamientos breves y contrapuestos (uno bendecirá, otro no) que llegan desde el ámbito anglófono, y otro extenso y prolijo procedente de Francia, este último con acotaciones muy detalladas que apuntan a bendiciones individuales, no de pareja como quiere el cardenal prefecto, Víctor Fernández.

Desde el norte de Europa...

Desde Irlanda (un país donde en 1984 se ordenaron 171 sacerdotes y en 2020 solo 1), el arzobispo de Dublín, Dermot Farrell, ha saludado con alborozo las nuevas directrices sobre bendiciones a parejas del mismo sexo o uniones "irregulares". Afirma que tanto la declaración del 14 de diciembre como a la nota de prensa del Dicasterio del 4 de enero, "piden de nosotros, como sacerdotes, que mostremos sensibilidad pastoral en tales situaciones".

Farrell subraya que las nuevas bendiciones autorizadas por Santa Sede, "espontáneas y pastorales", son bendiciones "sin formato litúrgico y ni aprueban ni justifican la situación en las que esas personas se encuentran".

"Doy la bienvenida a la Declaración y a la posterior aclaración", concluye el prelado, "que nos ayudarán a atender a nuestros hermanos y hermanas que anhelan la cercanía y la compasión de Dios".

...al Caribe...

El obispo de Kingstown (diócesis de San Vicente y las Granadinas, en las Antillas), Gerard M. County, es aún más conciso que Farrell, pero su pronunciamiento del 4 de enero es el inverso: "Mi consejo es que hagamos como antes de la publicación de la Declaración... No bendeciremos la unión de parejas en situaciones irregulares, incluyendo uniones del mismo sexo".

Y pide para sí y sus sacerdotes "que siempre ejerzamos la caridad pastoral en nuestro servicio a todas [lo escribe en mayúsculas, n.n.] las personas", pues "Dios hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos (Mt 5, 45), así que, por favor, actuemos en consecuencia".

...pasando por Francia

Todo lo que tienen de sintéticos Farrell y County lo tienen de dilatado y analítico los obispos de la provincia eclesiástica de Rennes, en el oeste de Francia, en lo que es aproximadamente la región de Bretaña.

Son nueve prelados, encabezados por el arzobispo Pierre d'Ornellas (primo carnal del padre de Charlotte d'Ornellas, activa militante de las batallas culturales), que el 1 de enero expresaron su parecer sobre Fiducia supplicans explicando cuatro puntos.

Francisco recibe al cardenal Víctor Fernández, prefecto de Doctrina de la Fe (a la izquierda de la foto), y a monseñor Armando Matteo, secretario para la sección doctrinal: son los firmantes de 'Fiducia supplicans'.

Francisco recibe al cardenal Víctor Fernández, prefecto de Doctrina de la Fe (a la izquierda de la foto), y a monseñor Armando Matteo, secretario para la sección doctrinal: son los firmantes de 'Fiducia supplicans'. Foto: Vatican Media.

Primero, que la "caridad pastoral" se traduce en "acoger sin juzgar y en escuchar con benevolencia y sin a priori" y "nos conduce a aportar consuelo y alivio mediante una palabra de verdad, pronunciada con humildad y dulzura, adaptada a la situación y al camino de cada persona".

Segundo, que la Declaración mantiene "la perenne doctrina católica sobre el matrimonio" de forma que en las bendiciones "la confusión se evite a toda costa y que se preserve la comprensión del matrimonio solo entre un hombre y una mujer según el designio de Dios".

Tercero, que la Declaración "enriquece el significado de las bendiciones" al añadir, a las "bendiciones litúrgicas", la "bendición espontánea". Los obispos bretones apuntan que las circunstancias en las que Fiducia supplicans propone estas bendiciones encajan "de forma evidente" en la pastoral de las peregrinaciones y de los santuarios. Pero, precisan, "aunque la Declaración distingue entre las bendiciones litúrgicas y las que se imparten fuera del ámbito litúrgico y pueden practicarse 'con una espontaneidad y libertad mayor', hay que subrayar que el ministro ordenado da la bendición de Dios en nombre de Cristo... Como ministros ordenados, somos los mediadores de Su santa bendición".

Es al explicar el cuarto punto cuando estos nueve obispos (a los que se une el administrador apostólico de la diócesis de Laval, vacante el 1 de enero -la cubrió Francisco este mismo martes 9 de enero-), que hasta este momento siguen el argumentario de la Declaración, plantean algunas objeciones.

Las acotaciones de los obispos bretones

La primera es la siguiente: en la primera y segunda partes de la Declaración, cuando se explica el sentido de las bendiciones en el matrimonio y el nuevo tipo de bendiciones introducido, solo se habla de "personas", no de "parejas". De ahí la sorpresa de los obispos ante el arranque de la tercera parte: "La tercera parte de la Declaración comienza afirmando que 'en el horizonte aquí delineado se coloca la posibilidad de bendiciones de parejas en situaciones irregulares y de parejas del mismo sexo' (n. 31)", pero "la Declaración no explicita el razonamiento que le hace pasar de las 'personas' a las 'parejas', un término ausente en las dos primeras partes. Siendo así que la palabra 'pareja' tiene una significación particular que habría merecido una explicitación".

La segunda es que la declaración habla de la "posibilidad" de bendecir a parejas del mismo sexo, y por tanto "no es una obligación", sino un acto que debe hacerse con discernimiento. Un discernimiento que los obispos bretones sintetizan en "la humildad y el deseo de cumplir la voluntad de Dios", y esto tanto para las bendiciones litúrgicas como para las "espontáneas".

La tercera es a quién se bendice: su directriz es que no se haga a la pareja, sino a sus componentes. Como en nuestra sociedad el matrimonio está "banalizado", dicen, y se ha convertido en un concepto de derecho civil "que ignora la especificidad fundante de la diferencia sexual", tenemos "la misión de afirmar de forma profética la gran belleza del designio de Dios, que creó al ser humano hombre y mujer". En ese contexto, no hay que "contribuir a crear confusión ni escándalo", por lo que "lo oportuno es bendecir de forma espontánea, individualmente, a cada una de las personas que forman una pareja, sea cual sea su orientación sexual, que pidan la bendición de Dios con humildad y con el deseo de conformarse cada vez más a Su santa voluntad".

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