El escritor publicó más de 70 libros, entre ellos «La guerra del general Escobar», premio Planeta
Muere Olaizola, padre de nueve, del Opus Dei y premio Planeta: «Esperanzado de encontrarme con Dios»
El reconocido escritor José Luis Olaizola recibió el Premio Rel 2022 en la categoría de "Buenas Letras".
El escritor español José Luis Olaizola, padre de nueve hijos, supernumerario y autor de mas de setenta libros publicados a lo largo de su carrera literaria, fallecía este lunes 2 de junio a los 97 años de edad. Algunas de sus mayores contribuciones fueron La guerra del General Escobar, Mi hermana Gabriella, Bibiana y su mundo, El secreto de Gabriella y Barbara es hermosa. Obras de las que se vendieron millones de ejemplares y que le valieron galardones de la talla del Premio Planeta de novela, en 1983, el Premio Ateneo de Sevilla, en 1976, o el Barco de Vapor, en 1982. Durante cerca de 30 años fue columnista de revistas como Mundo Cristiano y Telva.
El escritor que enfrentó la trata infantil
Abogado de formación y profesión durante 15 años, cambió su carrera por la literatura y la lucha contra la prostitución infantil, que llevó a cabo a través de su ONG, Somos Uno.
Un ambicioso proyecto que surgió en su primer viaje a Tailandia, donde conoció a Ama, una niña de catorce años que incendió el burdel en el que vivía retenida. Cuando la policía le detuvo y le preguntó por qué lo había hecho, les contestó: “Sería feliz de morir abrasada si conmigo moría también el dueño del burdel”.
Una mujer había llevado a Ama a la ciudad, engañada, diciéndole que iba a encontrar un buen trabajo y la vendió a un burdel. Cuando se negaba a prestar los servicios que le exigían, la pegaban hasta que no podía andar; entonces fue cuando prendió fuego al burdel.
Pero frente al mal cuenta Olaizola que encontró el remedio: una organización que dirige el misionero jesuita Alfonso de Juan que lucha contra esa ignominia. Al principio comenzó a colaborar con esa organización, hasta que vista la generosa respuesta de los españoles se ha visto precisado a constituir una ONG.
Un salto al vacío por su familia y el Opus Dei
En lo laboral, Olaizola se distinguió por una meteórica carrera en la abogacía que comenzó impulsado por Marisa, su mujer, que le animó a graduarse tras superar 21 asignaturas de la carrera de Derecho en poco más de un año. La abogacía le llevaría a la administración empresarial hasta que su boyante familia y su mujer Marisa, a la que recordaba puntualmente en cada una de sus columnas de Mundo Cristiano, le llevaron a un cambio de vida y “salto al vacío” que concluyó en el éxito literario.
Así lo contó él mismo en su columna Torre de Babel, escrita el pasado mes de febrero:
"En mi vida, ya lo he contado, ha habido dos épocas: una primera, en la que era un baldarra que no daba golpe, y una segunda, en la que gracias a mi mujer –la que me está esperando el Cielo–, me convertí en un hombre de provecho con negocios internacionales, y no me quedó más remedio que aprender inglés, para lo cual me tuve que pasar dos largos veranos en Inglaterra, uno en Hastings y otro en Cambridge, con toda la familia –he tenido nueve hijos– porque deseaba que ellos también lo aprendieran".
“Lo que terminó de cambiarla fue cuando conocí el Opus Dei: me pareció maravilloso que haciendo lo de siempre, trabajar, pero de cara a Dios, podía hacerme santo”, contó a Religión en Libertad en 2020.
Ese mismo año falleció su mujer a los 90 años, a quien recordó en vida por su reciedumbre. “Se nos han muerto hijos, hemos tenido enfermedades mortales de alguno de ellos –leucemias- y siempre tenía ánimos para superar la adversidad. Poco antes de morir, casi nonagenaria, dijo que a pesar de todo había sido muy feliz”, relató el escritor, que inmortalizó a su querida esposa en Diario de una nonagenaria.
Fe y entrega, la receta del éxito
Con ella estuvo durante casi 70 años. Preguntado por su “receta del éxito”, no dudó en mencionar la entrega y la misma cosmovisión como los principales motivos de su longeva relación. “Estábamos muy enamorados”, declaró a ReL, “también, pienso yo, que nos ayudó el que ambos éramos miembros del Opus Dei, en donde se insiste mucho en el amor al prójimo, es decir, nos animó a sobrenaturalizar nuestro amor. No te digo más, que todos los días le pido a Dios que Marisa esté en el Cielo, y que me reclame pronto para irme con ella.
Su contribución literaria fue abundantemente galardonada, como también lo fue desde el plano espiritual, por el que recibió el Premio Religión en Libertad 2022 en la categoría de Buenas Letras, en un acto que tuvo lugar en el Aula Magna de la Universidad CEU San Pablo de Madrid. En su discurso, el supernumerario admitió que la figura de Dios siempre estaba presente en sus decenas de libros.
El escritor también era conocido por su intensa actividad y una búsqueda de momentos de diversión que le llevaban a esquiar, “escoltado por algún nieto”, incluso hasta los 80 años de edad. Una visión de la vida alegre que sin embargo no incluía una consideración pesimista de la muerte.
“La afronto con la esperanza de encontrarme con Dios cara a cara, y con todos mis seres queridos, que ya son más los que están arriba, que aquí abajo. Como soy cobarde, le pido a Dios que me dé una buena muerte, pero confío que me conceda la que más me conviene, y si viene acompañada de un poco de sufrimiento, bienvenido sea, porque quizá me ayuda a dispensarme de penas del Purgatorio”, mencionó a este medio a finales de 2020.