Religión en Libertad

Llamados busca «que cada persona vuelva más enamorada de Cristo y más disponible para la misión»

El equipo organizador de Llamados, con el obispo de Alcalá de Henares, Antonio Prieto, en el centro y José María Sánchez de Lamadrid a la derecha de la foto.

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El 12 de enero de 2026 se celebrará en el Movistar Arena de Madrid el evento Llamados: Unidos hacia el 2033, que ya ha puesto a la venta sus entradas.

Uno de los organizadores es José María Sánchez de Lamadrid, desde 2007 párroco en la parroquia de Santo Domingo en Algete. Le hemos preguntado por este acontecimiento.

-¿Qué papel juega la parroquia de Santo Domingo de la Calzada en Llamados?

-Llamados nace en la parroquia de Santo Domingo de la Calzada de Algete junto con Alpha, con el respaldo de la diócesis de Alcalá de Henares. Desde hace años vemos cómo el Señor está tocando corazones aquí, especialmente a través de la Oración de Misericordia y de Alpha. Alpha tiene su sede canónica en la diócesis de Alcalá, concretamente en nuestra parroquia, y por eso este proyecto nace en plena comunión con nuestro obispo y la Iglesia diocesana.

El equipo de Oración de Misericordia.

»El objetivo es muy sencillo: hacer lo que Jesús nos pidió: “Id y anunciad el Evangelio”, para que muchos descubran que Dios existe, que es Padre, y que su misericordia puede transformar la vida. No buscamos llevarnos a nadie a ningún sitio. Llamados no pretende sacar a nadie de su parroquia, colegio, universidad o movimiento: al contrario, queremos que cada persona vuelva a su comunidad más enamorada de Cristo y más disponible para la misión

»Y algo importante: no hay ningún beneficio económico. Todo lo recaudado va destinado a cubrir los gastos.

-La parroquia ha vivido una transformación pastoral. ¿Qué ha sido lo más destacado?

-La transformación no ha sido fruto de estrategias, sino de gracia. Hemos intentado poner a Jesús en el centro y crear espacios donde la gente pueda encontrarse con Él.

»Todo comenzó por escuchar: escuchar a las personas, sus heridas, sus dudas, sus búsquedas. En un mundo que corre, la Iglesia tiene que ser el lugar donde alguien te escuche y te diga: “Dios no se ha olvidado de ti”.

»Después vino el anuncio: proclamar con alegría y sin miedo que Jesús está vivo, que su amor cura y renueva. Y, finalmente, la comunión: hacer de la parroquia una familia donde cada uno pueda servir y aportar sus dones.

»Cuando Jesús actúa, la Iglesia florece. Llamados es fruto de ese camino y, a la vez, un paso más: abrir las puertas, ensanchar la tienda y soñar en grande (cf. Is 54,2).

-¿Qué papel juegan los Cursos Alpha?

-Alpha ha sido un regalo inmenso. No es un curso intelectual, sino un encuentro personal con el amor de Dios. A través de la escucha, la acogida y la oración, muchas personas que llevaban años lejos de la fe han vuelto a los sacramentos, matrimonios rotos han encontrado perdón y jóvenes que creían que la fe era cosa del pasado han descubierto que seguir a Jesús es posible y hermoso.

»Alpha no sustituye nada, abre puertas. Después viene la vida sacramental, la parroquia, la comunidad, el compromiso. Por eso Llamados nace con Alpha y la diócesis: evangelización y comunión, de la mano.

-“Unidos hacia el 2033”: ¿qué mensaje hay detrás?

-En 2033 celebraremos los 2000 años de la Redención. Será probablemente el momento espiritual más importante de este siglo. No queremos llegar ahí adormecidos, sino con el corazón encendido, en camino y en comunión. Por eso decimos Unidos hacia el 2033. Porque la evangelización no es obra de unos pocos, ni de un método, ni de un movimiento, sino de la Iglesia entera caminando junta.

»Llamados nace con una convicción profunda: la unidad no es un accesorio espiritual, es condición para la misión. Jesús no pidió al Padre éxito, ni números, ni organización. En la Última Cena pidió algo muy concreto: “Que sean uno, para que el mundo crea” (Jn 17, 21).

»Por eso Llamados busca sumar y abrazar todas las realidades eclesiales: diócesis, parroquias, movimientos, comunidades, congregaciones, espiritualidades, iniciativas evangelizadoras… Cada una aporta un carisma necesario. Cada una es un regalo del Espíritu. No venimos a competir, sino a servir, a escucharnos y caminar juntos hacia Cristo: porque solo una Iglesia unida puede anunciar a un mundo herido que la esperanza existe.

»Queremos que el mensaje resuene en todos los corazones: Dios no se ha olvidado del mundo. La esperanza no está perdida. La misericordia es para ti hoy. Y lo anunciaremos mejor si lo hacemos juntos. En definitiva: la unidad hace creíble el Evangelio y abre puertas para que muchos descubran el amor de Dios.

-¿Qué papel tienen los asistentes?

-El papel de los asistentes es tan sencillo como esencial: venir, orar, dejarse tocar por Jesús y salir al mundo con un corazón nuevo. No son espectadores: son protagonistas de la misión. Queremos que cada persona salga preguntándose: “¿Señor, qué quieres hacer conmigo ahora? ¿Cómo quieres que prepare el 2000 aniversario de la Redención?” Y vuelva a su realidad -parroquia, familia, colegio, trabajo, comunidad…- con más ilusión que antes.

-¿Qué impacto esperas?

-Dios sabrá. Nosotros sembramos y rezamos. Si una sola persona vuelve a Dios, ya habrá merecido la pena. Pero soñamos en grande, porque Dios lo merece: corazones renovados, vocaciones despertadas, jóvenes encendidos, familias fortalecidas, personas heridas encontrando consuelo. No queremos llenar un estadio. Queremos llenar de esperanza los corazones.

-¿Por qué la Oración de Misericordia es central?

-Porque donde hay misericordia, nace vida nueva. La Oración de Misericordia es adoración, silencio, Palabra, cantos y súplica. Es un espacio donde las personas se atreven a mostrarse como son ante Dios y descubren que Él no las juzga, sino que las abraza.

»Muchos llegan rotos y se van en paz. Lo vemos cada mes en la parroquia: lágrimas que se transforman en esperanza, corazones endurecidos que se abren. En Llamados será igual, pero con miles de personas unidas ante el Santísimo, pidiendo misericordia para el mundo.

»Como dijo una joven después de venir por primera vez: “Llegué destruida. Me fui abrazada”. Eso lo hace Jesús. Nosotros solo preparamos la casa y abrimos las puertas.

»En definitiva, no buscamos organizar un evento, sino abrir un camino hacia Jesús. Él es quien conquista los corazones. Nosotros solo decimos sí y le seguimos.

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