Obispo Erik Varden, Rímini: para servir al plan de Dios debemos ser «materia maleable en sus manos»

Del 22 al 27 de agosto está celebrándose el tradicional Meeting de Rímini de Comunión y Liberación. Una experiencia que destaca por su "gran energía, acogida, voluntad de cambio y propuesta de amistad", en palabras de Erik Varden, obispo de Trondheim, presidente de la conferencia episcopal de los países nórdicos y monje trapense.

Explicando el lema del Meeting

Nacido en 1974, fue nombrado en 2019 como primer nativo obispo de una diócesis noruega desde la Reforma luterana.

Dom Varden fue el encargado de desarrollar este año el lema del encuentro, En los lugares vacíos construiremos con ladrillos nuevos, una frase tomada del primer Coro de La roca, obra teatral en verso publicada en 1934 por el escritor británico-estadounidense T.S. Eliot (1888-1965).

En su intervención, el obispo noruego invitó a construir, en los desiertos del individualismo, de la indiferencia, de la violencia, de la falta de sentido, un mundo de relaciones auténticas, de verdadera acogida, de un trabajo al servicio del bien común. 

El "santuario encarnado"

Al respecto el monje y obispo comentó, en una entrevista posterior realizada para el propio Meeting por Alessandro Banfi, la importancia del templo como lugar que articula la convivencia. De hecho, Eliot, anglocatólico, cuenta en La roca los esfuerzos de un pueblo para la construcción de una iglesia.

La ciudad, en la Biblia, es posterior a la expulsión del Paraíso, explicó Varden: "El primer constructor de una ciudad es el fratricida Caín", recuerda, que la entiende como "una construcción pragmática, destinada a incluir elementos que no necesariamente comparten una finalidad". Posteriormente, una vez Israel se asienta en la Tierra Prometida y David "obtiene del Todopoderoso la autorización para que hijo construya un templo", ese templo "rescata a la ciudad, en cierto sentido, para hacer posible la vida compartida, y entonces la construcción urbana se constituye en una forma de construcción de la ciudad de Dios".

¿Y cuáles son los nuevos ladrillos con los que construir esa ciudad de Dios? "Usted y yo", responde el prelado a Banfi: "Es la idea del santuario encarnado, que exige nuestra conversión, la exigencia de que seamos una materia maleable en las manos de Dios, para que Él pueda dar a los ladrillos la forma adecuada para Su finalidad".

Varden señaló, por último, que la situación de las sociedades actuales, con su mezcolanza étnica, política y religiosa, se asemeja a la del final del Imperio Romano, por lo cual los Padres de la Iglesia (y citó específicamente a San Agustín y a San León Magno) "son una fuente muy apropiada para hoy": "Es fantástico que el Santo Padre nos ayude (con sus referencias, con su formación, con su alma agustiniana) a descubrir la utilidad de las intuiciones y las profundas observaciones de San Agustín y otros Padres".