Entrevista a Santiago Mata, que ha escrito sobre la persecución sangrienta de los s. XVI y XVII
Mártires católicos de Inglaterra: su fe clandestina y su amor a los sacramentos
Sacerdotes, monjes, laicos, madres de familia... muchos esperan subir a los altares

El actor Martin Shaw interpreta a Santo Tomás Moro rezando con su esposa e hija en una versión teatral de Un Hombre para la Eternidad
Hay unos 100 millones de cristianos anglicanos en el mundo, de los que unos 25 viven en Inglaterra, unos 50 en África, unos 6 millones en India y Paquistán, 3 millones en Australia, 1 millón entre Canadá y EEUU. Mientras algunas iglesias anglicanas son bastante cercanas en doctrina y liturgia al catolicismo, otras se han alejado por completo al ordenar sacerdotisas, obispesas y aceptar doctrinas de la ideología de género o contra la moral sexual cristiana.
Desde el mundo católico, tradicionalmente se ve el anglicanismo como el fruto de un rey inglés, Enrique VIII, que en el s. XVI creó su propia iglesia independiente del Papa (es decir, separada de la Iglesia universal y de la de sus antepasados) para divorciarse de Catalina de Aragón, la hija de los Reyes Católicos, que no le daba un heredero varón.
Así empezaron dos siglos de persecución sangrienta contra los católicos, con ejecuciones públicas que pretendían asustar y aterrorizar.
Santiago Mata, autor de Mártires cristianos bajo el nazismo y de Mártires de Japón, aborda ahora en Mártires de Inglaterra una época en que el poder político decidió inventar su propio "cristianismo" nacional, bajo control del Rey y el Parlamento, con una crudelísima persecución que duró dos siglos en varias oleadas.
- Hay quien dice que Enrique VIII en el fondo "era católico", que simplemente tuvo un problema con el Papa...
- Esa visión queda desmentida por el hecho de que en 1536 encargó a teólogos luteranos la relación de 10 artículos de fe con los cuales quería suprimir cuatro sacramentos católicos: la confirmación, el sacerdocio, el matrimonio y la unción de enfermos. Eso muestra que no ponía ningún límite a su afán de destruir la Iglesia. Por tanto, ya no era católico o había perdido rasgos esenciales de la fe. La Iglesia Anglicana conservó, al menos en apariencia, los sacramentos, pero no por mérito de Enrique VIII sino del pueblo inglés, que se sublevó contra esos 10 artículos juntado a muchos miles en la llamada Peregrinación de Gracia.

Santiago Mata es autor de Mártires de Inglaterra, y antes de Mártires de Japón, ambos en editorial Sekotia
- Mucha gente ha visto la película Becket (un Oscar y 2 Globos de Oro en 1965) y recuerdan el choque entre Santo Tomás Beckett y el rey Enrique II. ¿Qué hizo Enrique VIII, cuatro siglos después, con este santo?
- Enrique VIII no se limitó a compartir la doctrina protestante de que los santos no interceden ante Dios. Veía en en ellos un obstáculo al poder del Estado. Hizo arrasar por completo la abadía de Canterbury, destruyó la tumba de Thomas Beckett e hizo quemar sus restos. Mandó que en toda Inglaterra se destruyeran todas las estatuas. Es otra prueba más de su afán de poder opuesto a la fe católica.
- Chesterton, inglés que primero fue agnóstico, luego anglicano y luego católico, sale mencionado en el libro comentando la confiscación de los monasterios...
- La llamada Reforma Inglesa fue una revolución en la propiedad. Enrique VIII expropió todas las propiedades de la Iglesia y se las adjudicó a sí mismo o a sus amigos. A día de hoy, la Iglesia Anglicana no ha devuelto ninguna de esas propiedades confiscadas y tampoco la Corona o los nobles.
- Enrique VIII decía -y repiten aún algunos protestantes- que tenía que reaccionar ante una iglesia local muy corrupta...
- Los estudios más rigurosos no encuentran en la Iglesia inglesa de la época un nivel de corrupción superior al de otras iglesias. Era una mera excusa.
- En 1532 Enrique viene a asumir el poder sobre la Iglesia; el libro dice "los eclesiásticos tendrán menos importancia que los zapateros, quienes tienen al menos el poder de componer y hacer sus propios estatutos"...
- Esa frase la utiliza el embajador del emperador Carlos V. Y era verdad. Enrique VIII sabía dónde estaba el poder en la Iglesia, que es en los obispos, y fue a ellos a quienes quiso anular.
- Se habla mucho de Enrique y sus amoríos, pero él se apoyó en otros eclesiásticos, como Tomas Cranmer, su arzobispo de Canterbury...
- Cranmer también estaba casado, pero en secreto. Enrique VIII nunca toleró o admitió abiertamente el matrimonio de los eclesiásticos. Este obispo se había formado en Alemania con un discípulo de Melanchton y fue la cabeza pensante para poner por ahora los deseos de Enrique. Sin embargo después de la restauración católica de María Tudor, con el rey Eduardo VI, la Iglesia de Inglaterra dio un giro hacia el calvinismo. Posteriormente, con Isabel I de Inglaterra, volvió a una situación indefinida. En la Iglesia de Inglaterra siempre hubo muchos arminianos (que admiten que el hombre tiene libre albedrío), lo que chocaba con los calvinistas, que lo niegan. Por eso la Iglesia de Inglaterra nunca ha tenido una doctrina clara.

Enrique VIII y sus seis esposas en la teleserie Los Tudor, de 2007; hizo ejecutar a varias y fundó la Iglesia anglicana
- En la época de Enrique VIII sólo un obispo, San Juan Fisher, mostró resistencia y murió mártir. Pero en la época de su hija Isabel fueron numerosos los obispos que se atrevieron a presentar resistencia y fueron encarcelados. ¿Qué cambió en esos obispos?
- En la época de Enrique VIII la jerarquía arrastraba cientos de años de inercia en que el estado se había impuesto a la Iglesia. Después de Enrique, su hija María Tudor, católica, ayudada por el cardenal Pole, restauró a los obispos con mano izquierda y delicadeza durante los 5 años que gobernó. Luego llegó Isabel, que quería que esos obispos se sometieran al Parlamento. Ellos se negaron e Isabel expulsó a todos esos obispos. Así aniquiló por completo la sucesión apostólica en Inglaterra.
Leemos en el libro que en 1536, unos 40.000 ingleses se juntaron en la llamada Peregrinación de Gracia, con el estandarte de las Cinco Llagas de Cristo. ¿Qué fue ese evento?
- Era básicamente una respuesta popular. Pedía la restauración de los sacramentos y de los conventos y abadías. Sólo consiguió lo primero. Fue castigada con ejecuciones.
- Muchos anglicanos siguen rezando hoy con el Book of Common Prayer de 1549...
- Es obra de teólogos calvinistas, por encargo de Eduardo VI. El libro niega el libre albedrío, adopta las doctrinas de Calvino.
- María Tudor, hija de Enrique VIII y Catalina de Aragón, fue reina sólo 5 años y era católica. ¿Es justo llamarla "Bloody Mary", María la sanguinaria, y a su padre "buen rey Henry"?
- María Tudor fue mucho menos sanguinaria que su padre Enrique y que su hermana Isabel. Sí, ejecutó a unos 300 personas, pero en su mayoría la causa era traición o conspiraciones. El apodo de "sanguinaria" se lo puso John Foxe (1516-1587).
- ¿Qué es el Libro de los Mártires de John Foxe de 1563 y qué importancia duradera tuvo?
- Fue un libro que relataba los sufrimientos de protestantes a manos de católicos en toda Europa. Reforzó el odio de los ingleses hacia los católicos. Su principal importancia fue la de imbuir de teología protestante a la Iglesia Anglicana..
- Leemos que los ingleses católicos crearon escuelas de sacerdotes misioneros en Calais y en Roma. También en Sevilla y Valladolid.
- De Calais murieron mártires 160 alumnos, sacerdotes. De Roma, 40. Su espíritu era respetar el poder político en Inglaterra y limitarse a impartir sacramentos a quienes se lo pidieran, a los católicos. No iban con espíritu de convertir y menos de rebelión. Recordemos que los sacramentos católicos estaban prohibidos en esta época, los impartían de forma clandestina.
El libro tiene muchas figuras interesantes. Por ejemplo, el sacerdote Edmund Campion...
- Campion fue el primer jesuita famoso, martirizado en 1581. Alcanzó gran fama por su sabiduría, ya que antes de ser católico, en 1566, le encargaron el discurso de bienvenida a la reina Isabel I en la Universidad de Oxford. Se caracterizó por un exquisito respeto a la reina. Es decir, que no se metía en política. Una vez detenido, organizaron diversos debates para intentar hacerle cambiar de opinión, pero era muy buen orador. Ante todos, ponía en evidencia las contradicciones teológicas del anglicanismo y la injusticia de condenar a los católicos por traidores, como si conspiraran contra el poder regio, cuando simplemente defendían su doctrina y sacramentos.
- ¿Quién fue Margaret Clitherow? Hace poco publicamos en ReL el testimonio de una persona que se hizo católica al conocer su historia...
- Santa Margarita Middleton (el otro apellido es el de casada), conocida como la Perla de York, es la primera mujer beatificada y canonizada entre estos mártires. Se convirtió a los 18 años, tuvo un hijo sacerdote y destacó por esconder sacerdotes en su casa. Preparó una salida por el ático para que pudieran escapar. Por este motivo fue acusada. Para evitar que sus familiares fueran obligados a declarar, renunció a defenderse. La ejecutaron aplastándola lentamente contra una roca, colocando sobre ella una puerta cargada de piedras.
- Tenemos también la historia de Margarita Ball...
- Es la primera mujer beatificada como mártir de esta persecución en Irlanda. Fue ejecutada en 1584. Era hija de un emigrante inglés y su marido era el alcalde de Dublín y católico. ¡La detuvo su hijo Walter, junto a su capellán! Desde 1577 Walter era Comisario de Asuntos Religiosos y desde 1580 también alcalde de Dublín. Por su artritis, ella no podía ni andar y Walter decía que si su madre quería ser liberada sólo tenía que jurar la supremacía del rey sobre la Iglesia. Su segundo hijo, Nicolás, fue alcalde desde 1582 y como Walter seguía sin permitir su liberación, al menos este hijo la visitaba a diario para llevarle comida. Es un ejemplo de las terribles divisiones que causó esta persecución. En el exterior de la catedral de Dublín hay una estatua suya y de su nieto político, el beato Francis Taylor, que también fue alcalde de la ciudad.
- Hay un episodio que menciona al primer libro salido de una imprenta en lengua galesa...
- Sí, lo imprimió un sacerdote mártir, en una imprenta que tenían escondida en una cueva. El mártir era William Davies y el libro se titula Y Drych Cristianogawl, El espejo cristiano. El libro era una traducción sobre los novísimos. La cueva con la imprenta fue descubierta en 1587 por los perseguidores. A él lo capturaron 4 años después, cuando enviaba a cuatro jóvenes hacia Irlanda para que fueran a estudiar a Valladolid. Davies era tan popular que no encontraron quién aceptara ejecutarlo, ni siquiera tirar del caballo hacia la horca en la isla de Anglesey. Al final tuvieron que ejecutarlo en el castillo de Beaumaris en 1593, tras varios años en que se negaba a salir de prisión aunque se lo habían ofrecido y venía gente a asistir a su misa desde más de 100 km de distancia.
- Vemos también una española, Luisa de Carvajal de Mendoza...
- Es quizá el personaje más interesante relacionado con esta persecución en España. Por su cuenta y riesgo marchó a Inglaterra en 1604 para ayudar a los mártires. Allí murió diez años después, tras haber sufrido persecución y cárcel. Aunque no fue ejecutada, podría ser perfectamente declarada mártir. Se la considera Venerable y su cuerpo se conserva en un sarcófago en la capilla de reliquias del Monasterio de la Encarnación de Madrid. Además de visitar a los presos en las cárceles, celebró varias cenas de homenaje a mártires en la víspera de sus ejecuciones. Desenterraba los restos despedazados de los mártires recién ejecutados, los recomponía y conservaba para su veneración.

Santiago Mata con un ejemplar de Mártires de Inglaterra
- ¿Qué figuras aún por beatificar merecerían ser más conocidas?
- La propia Luisa de Carvajal sería un buen ejemplo. También hay muchos mártires de Irlanda que no han sido aún beatificados. Y los canonizados se cuentan con los dedos de una mano. Las víctimas de la persecución en Irlanda fueron muchas decenas de miles, quizá cientos de miles.
- También has escrito sobre los mártires de Japón, otro país isleño de la misma época. ¿En qué se parecen los perseguidores de ambas naciones, tan distintas?
- En el caso de los japoneses es casi más comprensible. Por una parte era (y es) una sociedad colectivista donde la libertad y la salvación individual eran casi inconcebibles. Como explico en Mártires de Japón, la mentalidad japonesa de búsqueda del éxito chocaba con el cristianismo y su respeto hacia los débiles. Los japoneses poderosos veían así el cristianismo como un peligro social.
El caso de Inglaterra casi es el contrario: incluso pasados mil años de cristianismo, ni siquiera la nación que se consideraba más fiel al Papa podía verse segura de que no fuera a sufrir una persecución tan terrible. Pero no critico al pueblo inglés. Podríamos pensar que se perdió la oportunidad de evangelizar medio mundo. Pero ¿es más gloria haber evangelizado América o haber sufrido persecución? ¿Queda hoy más fruto de santidad en esta España heredera de quienes evangelizaron o puede estar Inglaterra más orgullosa por haber dado ese fruto de martirio? Solo Dios sabe quién quedará mejor en el ránking.
En todo caso, es una seria advertencia para los políticos que creen que nunca se van a equivocar y no ven límites a su poder. ¡Enrique VIII pasó de campeón de la fe a perseguidor! Sus herederos han sabido tras más de tres siglos devolver la libertad a los católicos, aunque sin reconocer su culpa. También los reyes de España fueron campeones de la fe pero ¿qué queda de eso en la actual clase política española? Cada cual ha de intentar ser fiel y para necesita consejo sabio, oportunas correcciones y reconocer a la autoridad espiritual.
- ¿Qué es lo más importante que podemos aprender hoy de esos mártires quienes no vivimos una persecución sangrienta?
- En el caso de Inglaterra, valorar la importancia que tiene para el cristianismo la existencia del Papa y el reconocimiento de su autoridad, y más en general, apreciar el valor de la autoridad y el consejo espiritual. Un cristianismo "nacional", separado del conjunto de la Iglesia, no es posible. Tampoco un cristianismo personal que no busque, acepte y ofrezca el consejo. El cristianismo busca que vivamos en comunión. Los mártires también nos recuerdan que sin sacramentos no es posible la vida cristiana. Para garantizar el acceso del pueblo a los sacramentos hay que estar dispuestos a arriesgar la vida, sin dejarse amedrentar por cualquier autoridad que pretenda negar ese derecho.
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