Domingo, 28 de abril de 2024

Religión en Libertad

Discurso inicial de Omella a los obispos: unidad entre católicos y bajar la crispación social

El cardenal Omella junto al cardenal Cobo en la plenaria de los obispos españoles
El cardenal Omella junto al cardenal Cobo en la plenaria de los obispos españoles

G. de A.

A los pocos días de confirmarse que el socialista Pedro Sánchez seguirá como presidente del Gobierno español, con la ayuda (o bajo la tutela) de diputados independentistas y de extrema izquierda, los obispos españoles se reúnen en Asamblea Plenaria (con fechas decididas hace muchos meses), y el cardenal Omella, como presidente del organismo episcopal, ha pronunciado un mensaje lleno de connotaciones sociales y políticas, y que buscaba también animar a los católicos con signos de esperanza en un contexto lleno de dificultades.

Con muchos españoles enfadados por lo que ven como cesiones de Pedro Sánchez ante grupos muy minoritarios (sólo un 31% de votos optaron por Sánchez en las elecciones en verano), la Iglesia busca que el debate político se realice con respeto a la ley y sin violencia ni ruptura.

Separación de poderes y bajar la crispación

"No vale el inmovilismo para frenar cualquier reforma. Pero tampoco valen tentativas reformistas que fragmenten la convivencia en España. La reforma es siempre necesaria, pero ha de respetar los mecanismos legales establecidos para ello, ha de buscar el bien común de todos y ha de contar siempre con el consenso de la gran mayoría de los ciudadanos", pidió el cardenal.

Reunión plenaria de los obispos españoles del 20 de noviembre de 2023

Reunión plenaria de los obispos españoles del 20 de noviembre de 2023.

Reclamó "un llamamiento al diálogo social entre todas las instituciones de la sociedad española sin cordones sanitarios ni exclusiones".

Y concretó: "Todos los pactos son lícitos en la medida que respeten el ordenamiento jurídico, el Estado de Derecho, la separación de poderes de nuestra democracia, aseguren la igualdad de todos los españoles y garanticen el equilibrio político, económico y social que nos hemos dado los españoles en la Constitución de 1978".

(Muchos críticos a Sánchez denuncian que está acabando con la separación de poderes, controlando todo tipo de instituciones, incluso judiciales, el Defensor del Pueblo y otras).

Además, Omella pidió "a los dirigentes políticos y a los líderes sociales y de opinión que pongan todo lo que esté de su mano para bajar el clima de crispación social" y "que trabajen en todo momento en favor del interés general, favoreciendo la comunión y potenciando siempre lo que nos une, lo bueno, lo bello, lo que beneficia al bien común".

Unidad de los católicos

El cardenal también pidió unidad entre los católicos, pero no parecía referirse a las trifulcas por razones políticas de España, sino a la desconfianza entre católicos de distintas corrientes o tendencias. Les pidió "que permanezcamos más unidos que nunca. Jesucristo nos enseña que cuando estamos divididos, perdemos fuerza (…). En cambio, cuando nos decidimos a trabajar unidos bajo la guía del Espíritu Santo (…) aflora esa sabiduría que puede ser luz y esperanza para el mundo".

Recordó que "nosotros, que creemos en Jesucristo resucitado, sabemos que no estamos solos, creemos que Cristo camina a nuestro lado en medio de todas las vicisitudes de la historia personal y global".

Ante el desánimo de muchos católicos, quiso señalar puntos de esperanza, como la JMJ de Lisboa en la que participó "más de un millón y medio de jóvenes". "Hemos de educar a nuestros jóvenes para vivir la felicidad propuesta por Jesús en el Evangelio (…) No podemos engañarles con sucedáneos. La felicidad en mayúsculas pasa por el amor y no por la pornografía", detalló.

Propuso una educación afectivo-sexual que enseñe que la sexualidad es bella —y no violenta— pero que necesita cumplir unas condiciones para que edifique a la persona y no la destruya. Es necesario enseñar a vivir todo con responsabilidad, también la sexualidad. Animó a participar en el congreso "La Iglesia en la Educación" que está previsto que se celebre en Madrid el 24 de febrero de 2024.

Contra la difamación con excusa de los abusos

El cardenal recordó a las víctimas de abusos y las animó a acudir "a los organismos correspondientes en cada diócesis", asegurando que los obispos están "plenamente dispuestos a escuchar, apoyar, reparar y ofrecer la ayuda que necesiten para sanar las heridas".

Usó un lenguaje bastante contundente para "manifestar el dolor y el malestar que hemos sufrido ante la difamación pública causada por una intencionada y errónea extrapolación, realizada por algunos medios de comunicación, a partir de un dato de una encuesta llevada a cabo por la firma GAD3 y publicada en el Informe del Defensor del Pueblo".

Efectivamente, el sondeo de GAD3 localizaba un 1% de encuestados que decían haber sufrido abusos en entornos de la Iglesia. "Expresamos nuestra intensa decepción por la citada extrapolación y por la dudosa fiabilidad de los resultados presentados de dicha encuesta", dijo.

Ese dato dudoso (entra en el margen de error y es indemostrable) fue llevado a titulares por periódicos y radios hablando de "400.000 personas abusadas por miembros de la Iglesia". El cardenal concretó mucho y recordó que en realidad la investigación del defensor del pueblo localizó menos de 500 víctimas.

Retos sociales y orar por la paz

Sobre los retos sociales de España, ofreció 5 líneas de acción que pide a la sociedad y las autoridades;

- Abordar la precariedad laboral desde una perspectiva integral.
- Consolidar y desarrollar un sistema de garantía de ingresos mínimos.
- Mejorar el acceso a una vivienda digna
- Garantizar la protección a la infancia y a la familia
- Avanzar en la regularización de las personas migrantes.

Finalizó invitando a orar "por la concordia en nuestro país y por la paz y el fin de las guerras en Ucrania, Tierra Santa y en tantos otros lugares del mundo. Trabajar por la paz implica necesariamente defender la verdad, promover la justicia y proponer, con la ayuda de Dios, la posibilidad del perdón. La guerra no debe tener nunca la última palabra".

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