Atrevidos efectos visuales, fieles a la descripción bíblica, para una exégesis muy encarrilada
«La Biblia - Apocalipsis»: dos horas, dos voces, un puzle de retazos de Historia

Un anciano San Juan en La Biblia Apocalipsis, película que ilustra la primera mitad del libro y le busca significados en siglos posteriores
Llega a los cines de España el viernes 28 de marzo la película La Biblia: Apocalipsis, en Hispanoamérica titulada El Apocalipsis de San Juan, aunque quizá habría sido mejor titularla El Apocalipsis según el padre Castellani. Durante casi dos horas la película desgrana las opiniones de Leonardo Castellani (1899-1981) en los años 60 sobre el Apocalipsis. El sacerdote argentino intentó encajar las trompetas, sellos y ciudades con etapas de la Historia.
La película combina escenas que recrean el exigente texto bíblico con acierto, con algunas evocaciones de dudosa relevancia de fenómenos recientes (digamos, post-Castellani) como la crisis del coronavirus o el uso de Internet.
Castellani era agudo, culto e inteligente, escribía con buena pluma y Juan Manuel de Prada lo ha popularizado en España con la suya. Pero esta película es una película de Historia: trata de encajar hechos de la Historia (cuya selección puede ser más o menos discutida o arbitraria) con la simbología de Apocalipsis. Nace de la tesis (más que dudosa) de que Dios da pistas secretas de lo que iba a pasar y tiene que pasar.
Así, una trompeta es el arrianismo, otra el Islam, y otra, el cisma con el mundo ortodoxo: la estrella Ajenjo es el Patriarca constantinopolitano Miguel Cerulario, sus aguas amargas que matan sería la mala doctrina que reciben los cristianos de Oriente. Todo va muy encarrilado. El cisma de coptos, siríacos o armenios del siglo V, que hoy aún afectando a millones de personas, parece que no interesa a Dios o a Castellani o al filme, que no le conceden una trompeta propia ni lo mencionan.
El reparto de episodios históricos entre trompetas y sellos es, insistamos, más que debatible. En vez de acudir a lo universal o espiritual, a nuestra vida y relación con Dios, aquí el Apocalipsis se trata de un pasatiempo para historiadores.
Castellani, aunque culto, no era ni biblista ni historiador (estudió más bien Filosofía, Teología y Psicología) y no hay por qué darle especial luz en este tema. Y su propuesta es la única que ofrece este filme. Simón Delacre es el guionista, director y productor de la película, y acude a un único "asesor teológico", el profesor universitario y padre de familia numerosa Pablo Augusto Marini (que ha dado clases de Teología, Filosofía y Ética, no de Historia). No hay más autoridades que intenten matizar o equilibrar otras posturas.
El espectador se somete a 2 horas de un intento de "encaje de bolillos" histórico. Durante esas dos horas resuenan sólo dos voces: la de San Juan, que proclama el texto bíblico (buena declamación de Ricardo Alanís, con acento sudamericano, no muy argentino), y la del narrador. El actor Ricardo Castro interpreta al anciano Juan sin hablar, pero con eficacia y buena presencia. Con todo, son dos horas con dos voces hablando sin cesar.
Primera parte, arte tradicional; segunda parte, buenos efectos
Durante los primeros 45 minutos, el narrador y la voz bíblica se alternan sobre un fondo de imágenes artísticas clásicas, con efectos que las resaltan, pero que por acumulación pueden cansar.
A quien le interese el tema tratado, le animamos a perseverar, porque en la segunda y tercera parte hay escenas con efectos especiales interesantes, y recreaciones de los pasajes bíblicos con ingenio y capacidad evocativa.
Esta es, sin duda, la mayor fuerza de la película: mostrar los pasajes tal como se nos leen. Si Enoc y Elías suben en una nube, aquí suben en una nube. Si se hunde un tercio de Jerusalén, nos muestran la ciudad hundiéndose. Si aparece un ángel gigante con un pie en el mar y otro en tierra, ahí está, realmente colosal, y da un pergamino a Juan, y Juan se lo come. Son escenas que ¡no se habían llevado al cine! Delacre nos regala escenas bíblicas que no habíamos visto, siempre siguiendo el texto al pie de la letra. Ahí tenemos los 24 ancianos del Apocalipsis con sus coronas (no muy impresionantes, pero al fin y al cabo deben ser arrojadas ante Cristo) y unos "seres vivientes" (ángeles hechos de alas con ojos, aunque sin insistir).

¿Alguien había visto así de grande al ángel de Apocalipsis que da un rollo a Juan? Una novedad en el cine
Estas soluciones visuales son atractivas y valiosas. Uno se plantea si quizá no sería más edificante, simplemente, recitar el texto, con todo su misterio y sacralidad fascinante, con la música (que es buena y acompaña bien) ilustrándolo con las recreaciones bíblicas. O hacer una serie de videoclips.
Uno de los problemas de la película es que no invita a rezar, no alimenta la fe. Casi no hay nada de Cristo (más allá de una mano agujereada o su trono luminoso) y menos aún de María (la película acaba justo cuando aparece el Arca de la Alianza y la Dama Vestida de Sol). Del Evangelio, un par de citas. Del Antiguo Testamento, casi nada. ¿Cómo repartir significados y símbolos sin acudir al Antiguo Testamento? La película está centrada en jugar a resolver rompecabezas históricos, no a alimentar el alma. Cualquier lector de Scott Hahn, por decir un biblista conservador y popular, especializado en Apocalipsis, dirá: "¿qué tiene que ver esto con mi vida de fe, esperanza o caridad?"
De alguna manera, la tesis desactiva la fuerza de la Palabra de Dios, aunque intente fascinar con imágenes.
Las langostas son filósofos, sus pelucas son sospechosas
"Del humo salieron langostas", dice Apocalipsis. "Las langostas son los llamados filósofos de la Ilustración: Voltaire, Roussau, Diderot, Kant, y otros", nos dice la película. "El poder de las langostas es envenenar. Estos filósofos envenenaron con sus escritos, enciclopedias y pornografía", se nos dice (sería interesante si alguien conoce algo de "pornografía" de Kant, que era un señor muy ordenado).
Las langostas-filósofos afectan "a todo el mundo", excepto a los "católicos practicantes y fieles; en cambio los ateos, protestantes, y católicos tibios, sin el sello de Dios en la frente, fueron seducidos por el Iluminismo". No se sabe dónde encaja la Ilustración católica ahí, que en España fue importante.
Luego Apocalipsis dice que las langostas "tenían caras como de hombre pero cabellos como de mujer". La película nos quiere convencer de que se refiere a las pelucas de los filósofos del s.XVIII... que no tienen de pecaminoso más que los sombreros. Y no cuesta encontrar obispos buenos y esforzados retratados con pelucas de la época, como el obispo católico inglés Richard Challoner, valiente y nada tibio. "El estruendo de sus alas" [de las langostas voladoras] era el sonido de las imprentas del siglo XVIII que difundían errores, nos dicen. (Pero sabemos que las imprentas también difundían textos piadosos e imprimían Biblias).
Nada de esto ayuda al cristiano a crecer en la fe. La película insiste varias veces en la idea del "resto fiel" frente a los "católicos tibios" (en otros casos "liberales"), que parecen ser casi todo el mundo menos los que se crean el rompecabezas. Hay de fondo una tentación casi gnóstica (herejía que nunca se menciona en la película pese a que enumera unas cuantas): creer que unos puros con un conocimiento más o menos oculto son elegidos, especiales y los únicos buenos.
En una entrevista Simón Delacre ha dicho que leer el libro de Castellani (recordemos, de los años 60) le impresionó y trató de ir a misa con más frecuencia y rezar el Rosario diario, que el libro "me ayudó a tomarme en serio la fe". Es posible que en muchas personas este juego de correspondencias arbitrarias produzca el efecto contrario, así que es bueno que cada espectador sepa lo que le ayuda en la fe.
El mismo Delacre dice que en 2020, al quedarse sin trabajo, se quedó "obsesionado" con el tema del Apocalipsis (o el Apocalipsis desde Castellani), se lanzó con la película y recibió donaciones poco a poco. Aprendió técnicas de animación 3D, y lo cierto es que la animación es el punto más interesante del film.
La productora dice que la película en México tuvo más de doscientos mil espectadores. En Refugio Zavala el director comentó que la última película del Joker en México no tenía ningún éxito, la retiraron de golpe de los cines y pusieron El Apocalipsis de San Juan en varios cines, animados por fans en las redes sociales.
Aunque su publicidad habla de una "historia de esperanza y superación", en esta primera película no se ve casi nada de eso, centrada como está en su tetris de piezas y épocas.
Finalizaremos repasando el puzzle de símbolos y épocas.

Los Ancianos de Apocalipsis -12 profetas antiguos y 12 apóstoles- entregan sus coronas ante el Trono en la Biblia - Apocalipsis
El "secreto" del Apocalipsis a lo Castellani: el reparto de épocas y trompetas.
1. Hay que pensar que lo que escribió Juan en el s.I habla del futuro: ni de realidades del alma humana, ni del pasado, ni de la liturgia ni de la alabanza... es futurología.
2. Cuando habla de Éfeso y Esmirna se refiere a la época del cristianismo primitivo perseguido.
3. La época de la herejía arriana se representa con Pérgamo y una trompeta [el cisma de Calcedonia, o el gnosticismo, no tienen ni ciudad ni trompeta ni mención].
4. La segunda y tercera trompeta y el caballo blanco con arquero coronado representa la Edad Media, porque hubo reyes expandiendo el cristianismo (la película dice que el pueblo "imitaba a su rey", pero no dice que muchas veces el rey amenazaba con matar a quien no se convirtiese. Islandia, quizá único lugar donde se votó democráticamente hacerse cristianos, no merece una frase en este análisis).
5. Sardes y la cuarta trompeta son el protestantismo.
6. La quinta trompeta y el caballo rojo son "la guerra como institución permanente". (Habría que repasar libros de Historia de la Guerra. El cristianismo, curiosamente, nace en una época de pocas guerras: Augusto había acabado las guerras civiles, y solo hubo otra en época de Nerón, junto con la guerra judía del 70 d.C.).
7. Filadelfia, la quinta trompeta y el jinete negro "representa nuestra era, tiempo en que vivimos, que será el tiempo de la última gran guerra anunciada con la sexta trompeta; será entonces el tiempo de la aparición del Anticristo y la persecución universal anunciados con el cuarto y quinto sello".
Juan, en visión, vio un ejército de 200 millones de hombres. La película nos dice que hemos de tomarlo como una visión literal del futuro y que China, Rusia, Japón y algunos países más, sumando sus fuerzas, podrían movilizar eso. La idea parece sacada de El Problema de los Tres Cuerpos y tiene su gracia si te gusta la ciencia ficción (apocalíptica) pero no queda claro si han de estar todos juntos en el mismo sitio, o todos movilizados en el mismo día. También dice que los caballos que echan fuego por la boca y la cola son tanques artilleros.
8. Los últimos dos sellos representan la Segunda Venida de Jesucristo en gloria y majestad. Vendrá una época gloriosa representada por la Iglesia de Laodicea, y luego el Juicio Final y la vida eterna.
Estas elucubraciones (que no pasan de ser opiniones de Castellani) no sirven mucho para calentar los corazones de los fieles. Sirve más para distraer con especulaciones ociosas. Incorporar Apocalipsis a la oración (cantando del Espíritu y la Esposa o de la Dama vestida de Sol) es más fácil y útil que especular con estos futuribles.
El director anuncia una segunda parte, El Dragón y las 2 Bestias, que puede tener una iconografía interesante si sigue mejorando el ya destacable trabajo en 3D.
Pero muchos sentirán que el verdadero Apocalipsis, fascinante, evocador, queda mutilado al encarrilarlo en la vagoneta más o menos arbitraria de unos sucesos históricos seleccionados.