Religión en Libertad

«La ciencia no es algo que hacemos para nosotros, para nuestros currículums o nuestras publicaciones»

El Papa con los jóvenes del «Hogwarts del espacio»: una ciencia que sirva al bien común

Los jóvenes investigadores que participaron este mes de junio en el curso de verano del Observatorio vaticano.

Los jóvenes investigadores que participaron este mes de junio en el curso de verano del Observatorio vaticano.

Redacción REL
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Formación científica, convivencia, bien común y una mayor comprensión de las relaciones entre ciencia y fe son las cuatro grandes aportaciones que destacan los 24 jóvenes participantes de la última edición de la escuela de verano del Observatorio Vaticano, recién concluida.

Uno de ellos es el peruano Renzo Trujillo Díaz, que en declaraciones a Radio Vaticana subrayó no solo “el programa académico de altísimo nivel” de la escuela, sino también “un entorno humano que fomentó la amistad, la colaboración y el intercambio cultural”.

“Uno de los aspectos más valiosos fue también la oportunidad de convivir con otros estudiantes a través de actividades y viajes organizados. Esta escuela en particular es bastante especial en comparación con otras. Y eso también nos permitió conocernos mejor, formar vínculos y compartir no sólo conocimientos, sino también historias de vida”, declaró.

La temática central de este año giró en torno al análisis de los datos del telescopio de James Webb en sus primeros tres años de observación, abordándose junto a estos otros “claves para la astronomía moderna”, como son la formación de estrellas y sistemas planetarios y, especialmente, lo tocante a las galaxias y los exoplanetas.

“Personalmente, me sentí especialmente atraído por el estudio de los exoplanetas, ya que mi propia investigación me dedico al análisis de estrellas similares al Sol, que son llamadas gemelas solares, y que precisamente son candidatos ideales para albergar planetas potencialmente habitables”, dice el joven graduado en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en Perú.

Otro de los temas que más valora el joven estudiante es la importancia tribuida durante el curso a la relación entre ciencia y fe, que “aunque recorran caminos un tanto distintos”, comparten a su juicio un mismo objetivo como es la búsqueda de la verdad. “Y eso, como investigador, me inspira a no perder la vista en el sentido humano y el sentido ético de mi trabajo”, agrega. 

Con León XIV: la ciencia, un servicio al bien común

Recordando el encuentro con el Papa León XIV, menciona que “fue un momento bastante emotivo y cercano para mí. Me alegró profundamente que el Santo Padre conociera el lugar que provengo”, dice Renzo Trujillo, añadiendo que “ese momento sentí como una conexión muy especial. La calidez, la atención y el hecho de que el Santo Padre hablara directamente con nosotros como jóvenes científicos fue algo que creo que siempre llevaré conmigo y será algo especial”.

Comenta Renzo Trujillo que las palabras del Papa León XIV para la ocasión le “recordaron que la ciencia no es un fin en sí misma, ni algo que hacemos solo para nosotros o para nuestros currículos, para publicaciones, sino que es un servicio al bien común”.

Considera que esto también se basa en que nuestra labor investigativa se construye también sobre cimientos puestos por quienes vinieron antes que nosotros. No llegamos a esto solos. Cada dato, cada artículo, cada avance que hacemos es un pequeño eslabón en una cadena de colaboración humana.

“El mensaje del Papa me reafirmó la importancia de esa humildad científica, de reconocer que la búsqueda del conocimiento es también una forma de entrega a los demás”, finaliza Trujillo Díaz, agradeciendo también a quienes le han ayudado en su formación y en su participación en la edición 2025 de la escuela de verano del Observatorio Vaticano.  

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