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EVANGELIO

Sé quién eres: el Santo de Dios.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 4, 31-37

En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba.

Se quedaban asombrados de su enseñanza, porque su palabra estaba llena de autoridad.

Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu de demonio inmundo y se puso a gritar con fuerte voz:

«¡Basta! ¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».

Pero Jesús le increpó diciendo:

«¡Cállate y sal de él!».

Entonces el demonio, tirando al hombre por tierra en medio de la gente, salió sin hacerle daño.

Quedaron todos asombrados y comentaban entre sí:

«¿Qué clase de palabra es esta? Pues da órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen».

Y su fama se difundía por todos los lugares de la comarca.

Palabra del Señor.

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Efectos de la autoridad.

En este Evangelio hay dos cosas que impactan a la gente sobre la autoridad de Jesús. La primera es que no habla de memoria, sino de lo que Él ha vivido y conoce. Habla desde Su experiencia como Dios y como Hombre. La segunda es que expulsa demonios. La autoridad del bien se caracteriza porque tiene un efecto de dominio sobre el mal y por tanto, ante la presencia de la autoridad de Cristo, los demonios se atemorizan y huyen.

Estos son los signos que acompañarán a los que son de Cristo. Hablarán desde la experiencia de Su presencia en sus vidas y expulsarán el mal de los otros en Su nombre.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Andrés: (gritándole a sus hijos) Niños, ¡Aquí se hace lo que yo digo y punto!

(Cuando están los esposos a solas en su cuarto)

Mercedes: Andrés, ¿quieres mantener tu autoridad con nuestros hijos?

Andrés: Por supuesto, si no, te toman por el pito del sereno.

Mercedes: Entonces es importante que no les mostremos nuestras debilidades. ¿No te parece?

Andrés: ¿A qué te refieres?

Mercedes: La ira es una fortaleza o una debilidad. El espíritu de dominio es una fortaleza o una debilidad.

Andrés: Ambas son debilidades.

Mercedes: Mostremos a nuestros hijos la fuerza de Dios con las armas de Dios. ¿Te parece?

Andrés: Tienes razón. Me parece fenomenal. Gracias por darme luz en este tema.

(Andrés vuelve con sus hijos)

Andrés: Queridos niños. Papá os quiere pedir perdón por haberos corregido enfadado. Pero quiero que sepáis que lo que habéis hecho no está bien. No se le habla así a Mamá. Mamá tiene mucho valor para nosotros, y lo que mucho se valora se trata con cariño y con mucho respeto. ¿Entendéis? Yo trato a Mamá con muchísimo respeto porque es la esposa que Dios me ha dado. No hay nadie más importante para mí en este mundo.

Los niños: Lo entendemos Papá. Tienes razón. ¿Podemos ir a vuestro cuarto a pedirle perdón a Mamá?

Madre,

Solo el que posee la Verdad de Dios habla y actúa con autoridad. Llévanos más cerca de Él, Madre. Sólo queremos estar en Su Sagrado Corazón. Bendito y alabado sea por siempre.

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