Religión en Libertad

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Segundo, porque trabajar por el Señor -hacer el bien, cumplir los mandamientos, ayudar al prójimo, santificar las fiestas- es una gran suerte. Los jornaleros de la primera hora tenían que haber dicho: "Señor, si quieres, páganos a nosotros un poco menos, pues ya hemos sido recompensados lo suficiente con el hecho de haber podido estar todo el día a tu lado, ayudándote, sirviéndote". Amar es una suerte y, si bien Dios va a dar el Cielo al que ama, hay un cielo que se disfruta ya en la tierra y que sólo poseen aquellos que están con Dios, con el Amor. Hay otra recompensa, pero si no la hubiera, con ésta ya habría sido suficiente.

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