Del porqué de llamar protestantes a los protestantes
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Para comprender la aparición del término “protestante” como aquél por el que se conoce a las iglesias surgidas del movimiento de contestación iniciado por Lutero, quizás sea lo mejor poner las circunstancias de su irrupción en su adecuado contexto.
Federico III, Elector de Sajonia.
Lucas Cranach el Viejo.
En el año crucial de 1522, Lutero retorna a Wittenberg para organizar su nueva iglesia reformada. Abandona sus votos monásticos, se casa con la monja Catalina Von Bora que le dará seis hijos, rompe con Erasmo de Rotterdam por la cuestión del libre albedrío que éste opone a la predestinación luterana, y escribe su Catecismo. Son los tiempos en los que determinadas interpretaciones de los principios de su reforma, notablemente la de Münzer, conducen ésta a una notoria radicalización, cuya peor manifestación es la violentísima revuelta de campesinos sofocada con el escalofriante balance de mil castillos y conventos quemados, y más de cien mil muertos. Lutero entonces escribe su “Tratado sobre la autoridad temporal”, en el que defiende el poder constituido, así como la desamortización de la Iglesia y su sumisión al poder temporal. Todo ello le gana el apoyo de muchos príncipes alemanes que, como ya antes hiciera Federico de Sajonia, se relamen con la tajada que esperan sacar de las teorías luteranas, tanto por el apoyo que ésta les brinda en su lucha por liberarse del vasallaje al Emperador, que entonces no es otro que Carlos V, nuestro Carlos I de España, como a través de los beneficios que esperan obtener de la rentable expropiación de bienes eclesiásticos que apunta en lontananza. En estas circunstancia tiene lugar pocos años después la Dieta de Spira (1529) en la que presentes el Emperador y los príncipes alemanes, intenta aquél evitar que se constituyan nuevas iglesias reformadas allí donde todavía no se han constituído, lo que le vale la severa protesta de los príncipes alemanes, que proclaman ante él: “Protestamos ante Dios, nuestro único creador, conservador, redentor y salvador, quien un día será nuestro juez, así como ante todos los hombres y todas las criaturas, y no aceptamos ni suscribimos de ninguna manera, por nosotros y por los nuestros, el decreto propuesto”.
La Dieta de Spira. George Cattermole (1830). Victoria and Albert Museum.
El retrato del Emperador, de 29 años de edad en la imagen, deja un poquito que desear,
mientras que el Elector sale notablemente favorecido.
Protesta que leída por el Elector de Sajonia, Juan el Constante, tendrá una repercusión que los que la realizaron no pudieron ni llegar a sospechar, pues será la que finalmente termine dando el nombre por el que serán más conocidos en adelante los reformistas luteranos, a saber, protestantes.