La libertad de enseñanza no es un privilegio: es un requisito democrático

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La educación católica es un pilar fundamental en la sociedad española y europea, pero enfrenta desafíos importantes en la actualidad. Ignasi Grau, director general de OIDEL (Organización Internacional de Derecho a la Educación y Libertad de Enseñanza), analiza en esta entrevista el impacto de la reducción de la asistencia a escuelas no gubernamentales en España e Italia, y destaca la importancia del pluralismo educativo y la libertad de enseñanza. 

Grau, abogado y máster en Teoría Política por la Universidad de Ginebra, defiende la necesidad de proteger los derechos de los padres y garantizar la autonomía de las escuelas privadas para asegurar una educación de calidad y respetuosa con la identidad cultural de cada alumno.

-¿Cómo se explica la reducción de la asistencia a escuelas no gubernamentales en países como España e Italia, y qué impacto tiene esto en la libertad de elección de las familias?

-Son circunstancias distintas, pero responden a un mismo problema.

»En el caso español, me parece que un cambio sustancial es que la LOMLOE modifica los criterios de financiación de la escuela concertada. Se elimina la “demanda social” como criterio de financiación de estos centros. Con la ley actual, el criterio no es la demanda social, sino la programación pública, priorizando que exista una oferta suficiente de plazas públicas. La aplicación de este artículo en comunidades autónomas menos favorables a la libertad de enseñanza ha permitido restringir la concertada, llegando en no pocos casos incluso a cerrar escuelas.

»Italia, como reconocía este mes de agosto la propia presidenta Meloni, es el país de Europa occidental donde el ejercicio de la libertad de educación por parte de las familias depende más de su renta.

»Tanto la disminución de la tasa de matriculación en escuelas no gubernamentales en Italia como en España no responde a que las familias carezcan de interés por esta libertad, sino a que muchas familias con recursos insuficientes no pueden permitírselo. En los últimos años, donde muchas familias han tenido que enfrentar una situación económica compleja, en aquellos contextos donde la libertad de educación depende de la renta, se ha observado una disminución de la matriculación.

-El informe formula cinco recomendaciones concretas para fortalecer el pluralismo educativo. ¿Cuáles son estas recomendaciones y cómo se pueden implementar en la práctica?

-Las recomendaciones que formula son las siguientes:

La educación plural solo es posible si los padres pueden elegir de forma real y efectiva la educación de sus hijos. Aunque los tratados internacionales lo reconocen, en muchos países la legislación interna aún no garantiza suficientemente estos derechos.

La libertad de elección carece de sentido si no existen opciones accesibles o si los costos las hacen inalcanzables. Los Estados deben asegurar que todas las familias puedan escoger alternativas educativas acordes con sus convicciones morales, religiosas o filosóficas.

La regulación estatal no debe convertirse en un obstáculo para la existencia de escuelas pequeñas o comunitarias. La normativa debe proteger los derechos humanos y no imponer un modelo educativo único.

Todos los alumnos deben recibir un núcleo básico de conocimientos necesarios para la vida personal, cultural y cívica. Los currículos nacionales o regionales no deben ir más allá de este mínimo de manera que limite injustificadamente el pluralismo educativo.

Es fundamental que las minorías puedan preservar su lengua, religión y cultura sin caer en la segregación, al mismo tiempo que se cumplen los requisitos mínimos de calidad educativa y se asegura la igualdad de acceso.

Estas recomendaciones no deberían ser imposible de implementar. Países como Holanda lo están haciendo. E incluso podemos decir que durante un tiempo España fue un ejemplo de ello también.

-¿Qué papel juega la autonomía de las escuelas privadas en la promoción del pluralismo educativo, y cómo se puede garantizar que esta autonomía no se traduzca en una falta de rendición de cuentas?

-Sin un cierto grado de autonomía en las escuelas no gubernamentales, la libertad de enseñanza carece de sentido. El principal objetivo de la educación es el pleno desarrollo de la persona, no simplemente del individuo ni del trabajador. La educación se entiende precisamente en este contexto. La persona no es un ente aislado: es un rostro que se encuentra con otro rostro. Ese encuentro nunca se da en el vacío, sino en un contexto cultural, con una identidad formada por elementos compartidos e individuales que se negocian y se enriquecen en la relación con los demás.

»La educación proporciona las herramientas para construir esta identidad y comprender el marco del encuentro con el otro. En un mundo plural, debe existir una pluralidad de propuestas educativas coherentes con la identidad, valores y convicciones de las familias. De no ser así, un único modelo se impondría sobre todos los demás. 

»Recientemente, en un congreso celebrado en España, el Papa subrayaba este papel fundamental de la educación al afirmar que: “La identidad es el fundamento que articula la misión educativa, define su horizonte de significado y orienta sus prácticas cotidianas, tanto en la forma de enseñar, como en la de evaluar y actuar”. Sin un grado suficiente de autonomía que permita desarrollar esta misión educativa, la libertad de enseñanza pierde su significado.

»Dicho esto, el derecho a la educación es un derecho del niño. Como el menor no puede ejercerlo por sí mismo, la responsabilidad principal recae en los progenitores, lo que implica tanto derechos como obligaciones. Este derecho de los padres se entiende siempre dentro de un marco de responsabilidad. 

»En este sentido, el Estado tiene un rol de garante: debe asegurar que, en el ejercicio de sus libertades, los padres no tomen decisiones contrarias a los derechos humanos, y velar porque el menor reciba un contenido mínimo imprescindible para integrarse plenamente en la vida adulta. Desde esta perspectiva, una cierta rendición de cuentas es necesaria y está justificada.

»No me parece, por tanto, que autonomía y rendición de cuentas sean conceptos opuestos; más bien son dos caras de la misma moneda, ambas orientadas a garantizar el pleno ejercicio de los derechos del niño.

-¿Qué mensaje quiere transmitir a los responsables políticos y educativos sobre la importancia de la educación católica y el papel que pueden jugar en la promoción del pluralismo educativo?

-La escuela católica es el principal proveedor de educación no estatal en el mundo. Atiende tanto a poblaciones cristianas como no cristianas, está presente en países de tradición cristiana y no cristiana, y en situaciones de desastres naturales, conflictos bélicos u otras crisis humanitarias suele ser de las últimas en retirarse.

»En muchos países, la educación católica representa la principal alternativa a las escuelas estatales, y en numerosas ocasiones las familias consideran que estas escuelas cumplen mejor la función educativa que las propias escuelas públicas. Por ejemplo, resulta interesante observar que, año tras año, un número creciente de familias musulmanas en Francia prefieren la escuela católica frente a la escuela nacional y laica francesa.

»La enseñanza católica es un bien público allí donde opera. De sus escuelas salen profesionales altamente capacitados que luego sirven a sus países, forman una parte esencial del panorama educativo, son valoradas por un porcentaje significativo de familias y, tradicionalmente, han mostrado una actitud constructiva en los estados donde se encuentran.

»A quienes critican la educación católica, al igual que a quienes cuestionan la libertad de enseñanza, muchas veces lo que les molesta realmente es confiar en sus ciudadanos. Una sociedad democrática y plural, como señala el teórico Galston, debe establecer un marco de normas cívicas mínimas que permita a distintas iniciativas de la sociedad civil ofrecer su propuesta educativa y a las familias ejercer su derecho a elegir.

-¿Qué papel cree que juega la financiación pública en la promoción del pluralismo educativo, y cómo se puede garantizar que las escuelas católicas y otras escuelas privadas reciban un trato justo y equitativo en la asignación de fondos públicos?

-Decía Georges Clemenceau, primer ministro francés a inicios del siglo XX, que la educación debe decir algo. Y, en muchos casos, decir algo y ser neutro es incompatible. Hoy, en una sociedad más plural, este desafío está más presente que nunca.

»Pondré un ejemplo radical y visual. En una escuela occidental, en algún momento es necesario hablar de la figura de Jesús para entender el mundo en el que vivimos. Jesús no es una figura neutra: o es Dios, o es un farsante ególatra. No hay espacio para una posición estrictamente neutral. Como este paradigma, pueden señalarse muchos otros —incluso no religiosos— ante los cuales el Estado no debería fijar una postura sustantiva.

»Si queremos actuar como una democracia liberal, ¿cómo garantizar que la educación diga algo, sea plural y, al mismo tiempo, se mantenga la neutralidad del Estado? La respuesta es establecer un marco de mínimos comunes, dentro del cual aquellas opciones educativas compatibles con los derechos humanos tengan acceso a financiación pública.

»Sin esta financiación pública, la libertad de enseñanza se convierte en un privilegio reservado únicamente a aquellas familias con suficientes recursos.

-¿Cómo se puede equilibrar la necesidad de garantizar la calidad educativa con la necesidad de respetar la autonomía de las escuelas privadas, especialmente en lo que respecta a la enseñanza de la religión y la moral?

-Una educación de calidad no debe limitarse a cumplir con unos contenidos mínimos. Debe ser compatible con un enfoque basado en derechos humanos, lo cual implica respetar plenamente el derecho de los padres a escoger la educación de sus hijos. Esta libertad es esencial para la realización de las libertades de expresión, religión y opinión. 

»Para ello, es imprescindible contar con una pluralidad de actores educativos que dispongan de la autonomía necesaria para ser coherentes con su propia misión. De lo contrario —como advirtió en su momento un director de la UNESCO— sería como afirmar que existe democracia en un sistema de partido único.

»En 2001, la UNESCO adoptó la Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural, en la que se establece que “toda persona tiene derecho a una educación y una formación de calidad que respeten plenamente su identidad cultural”. Esta Declaración establece un vínculo directo entre calidad educativa y respeto por la identidad cultural. En una sociedad democrática, sin un mínimo de pluralismo educativo, la realización efectiva de este principio se vuelve imposible.

-¿Qué recomendaciones haría a los responsables políticos y educativos para mejorar la situación de la educación católica en España, y cómo se puede trabajar para crear un entorno más favorable para la educación católica en el futuro?

-A los políticos que no tengan miedo de confiar en los ciudadanos. Esto implica crear marcos legales basados en un enfoque de derechos humanos, en los que distintas opciones promovidas por la sociedad civil puedan florecer. Igualmente, en un mundo cambiante y plural, el gobierno debería mantener una mano tendida a todos los actores para asegurarse de que este marco de mínimos se construya de forma participativa.

»A los líderes de escuelas católicas, que sean fieles a su misión educativa, sin miedo. Esta es la razón de su existencia y el motivo por el que muchos padres las eligen. Solo sabiendo quién eres puedes entablar una discusión de tú a tú con el mundo.