Religión en Libertad

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Creados para la Verdad, con sed de Verdad, el hombre es libre y realiza la plenitud de su libertad cuando es orientado hacia el Bien, la Belleza y la Verdad. Uno es libre auténticamente cuando vive en la Verdad, mientras que anclado en la mentira (llámese relativismo, llámese nihilismo), la libertad se va destruyendo y es sustituida por pesadas cadenas.

La Verdad y la libertad determinan la realización plena del hombre y orientan sus pasos en todo lo que el hombre es y hace y busca. Pero si hay un lugar bendito, un ámbito profundamente saneador, para que el hombre vaya siendo libre y encuentre la Verdad, quedando fascinado por ella y viviendo de ella, ese lugar bendito es la Iglesia. Porque es la Iglesia la que nos confiere la libertad de Cristo y educa la libertad del hombre y es la Iglesia la que muestra la Verdad, que es Cristo, y nos encamina hacia Él. Pone al hombre ante la Verdad para que quede seducido por ella. Entonces el hombre será libre. Esta es la grandeza de la Iglesia: ofrece el camino de la libertad educando y muestra la Verdad. Su grandeza a la par que su cruz, ya que los ataques del relativismo (: todo es bueno, todo da igual) y del nihilismo (: no hay nada, sólo tú que eres el más fuerte) son feroces.


Más aún; la verdad es puesta hoy en crisis, rechazando que exista y sustituyéndola por la variedad de opiniones todas igualmente valederas (relativismo), dudando incluso de la capacidad del hombre para alcanzar y reconocer que exista la verdad (el pensamiento débil de la postmodernidad) y la libertad se ha encerrado en la autonomía únicamente, libertad de opciones, sin que nada oriente a la libertad para que sea libre y no esclava.

Un camino de libertad ofrece la Iglesia al hombre y le ayuda a recorrarlo con los medios sobrenaturales, y este camino es la Verdad. ¡Qué sabia educadora es la Iglesia!

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