Religión en Libertad

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La oración lo es todo para la vida cristiana; sin oración, simplemente, "no somos". La oración nos ancla en Cristo y así ninguna corriente nos arrastra.

La oración nos permite la comunicación con Cristo, el encuentro personal con Él, que transforma la vida, sin encerrarse en uno mismo, como un simple análisis psicológico de la propia persona. La oración hace que crezcamos y crece todo con nosotros: nuestros deseos, nuestros apostolados, aquellos que están unidos a nosotros por la Comunión de los santos. La oración es el camino de la santificación y del seguimiento de Cristo. La oración previene las posibles caídas y endereza el corazón por gracia. La oración nos inserta más en la Iglesia y clarifica y alienta nuestra propia identidad como católicos. La oración nos eleva sobre lo mundano y temporal adquiriendo una visión de fe, sosteniendo la esperanza, encendiendo la caridad. Pero necesitamos ahondar en la verdad de la oración, su contenido y su valor.

(DANIELOU, J., La Trinidad y el misterio de la existencia, Madrid 1969, pp. 35-37).

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