El don sacramental de la Unción de enfermos
Quizás porque sea el sacramento de la Unción el más desconocido, habrá que urgir más en mostrar el sentido, el contenido, los efectos sacramentales que confiere esta santa Unción.
Sigue pesando mucho en la mente popular el nombre de "Extremaunción", con lo que se piensa que es el último paso (curioso, el último paso es el Viático, no la Unción), cuando no queda nada que hacer y que prepara para la muerte que va a ocurrir en brevísimo lapso de tiempo. El sacramento de los moribundos es el Viático (la última comunión solemne) y la Unción es el sacramento para la enfermedad grave (o un gran debilitamiento por la ancianidad) que puede durar mucho tiempo pero que provoca luchas y pruebas interiores. Son realidades sacramentales distintas. La Unción de los enfermos confiere una gracia específica a quien lo recibe. Tratemos de comprenderla:
A tenor de estos fines, podremos comprender fácilmente que es una práctica más que dudosa la costumbre introducida de invitar a la Unción de enfermos a todas las personas que han cumplido los 65 años y que lo reciban cada año en una celebración comunitaria o que se repita el sacramento al enfermo anualmente cuando ni ha habido mayor gravedad ni una recaída seria. El efecto sacramental apunta a una situación seria, con luchas interiores, con tentaciones, y se aleja de considerarlo un "sacramento para la ancianidad" o recibirlo "por si acaso" cuando se goza de plena salud y movilidad. En la misma catequesis de Juan Pablo II sobre el sacramento, él trataba ampliamente la gracia sacramental, diciendo:
En esa enfermedad grave, en la postración, en la situación de depender de los demás, de ver agotarse las fuerzas o de empeorar por momentos, la santa Unción regala una fuerza espiritual al enfermo en estos momentos que más lo necesita: