Religión en Libertad

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La resurrección de Jesucristo, centro del cristianismo, es el factor último que inicia la nueva creación que esperamos. Con Él todo empieza, todo es nuevo, todo es renovado.

La creación del cielo y de la tierra, de todo cuanto existe, de los seres vivientes, es leída, interpretada y recreada por la Pascua del Señor. Pensemos, por ejemplo, en la primera lectura de la Vigilia pascual: el relato de la creación inaugura la larga liturgia de la Palabra que culmina en el evangelio de la Resurrección y es interpretada por la bellísima oración de san León Magno, "oh Dios, que de manera admirable creaste al hombre y de manera más admirable aún lo redimiste...". Pensemos, también, como en las Laudes dominicales entonamos el canto de las criaturas de Daniel, alabando la creación al Señor por su santa resurrección.

Todo lo que ha sido creado, ha sido redimido. Entonces, por la Pascua del Señor, han comenzado ya los cielos nuevos y la tierra nueva porque algo creado, la materia, el cuerpo de nuestro Señor ha entrado ya en la nueva creación y atrae a todo hacia Él.

Pensemos teológicamente, y así reforzamos nuestro contenido doctrinal, en la resurrección de Cristo, en su corporalidad glorificada y en el cielo nuevo y tierra nueva, la nueva creación. Es un largo texto de Von Balthasar que pide varias lecturas para asimilarlo.

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