Magisterio sobre la evangelización (V)
El tesoro de nuesta esperanza es inagotable; de ella hemos de sacar nuevas energías para el impulso de la evangelización. Ésta entendida sin reducciones de ningún tipo.
El mundo de la cultura -de la razón, del pensamiento, del arte, de los medios de comunicación, de los estilos de vida y costumbres- pide una verdadera evangelización.
La evangelización hará a la cultura realmente humana, a la medida del hombre, sin manipulaciones ideológicas y, por tanto, facilitando la búsqueda y el acceso del hombre a la Verdad, a Dios mismo. El reto es fecundar estas culturas, las occidentales primero, tan encerradas y agostadas en sí mismas que han asfixiado al hombre y lo humanum verdadero.
Es lanzar puentes de unión con el mundo moderno para que los hombres puedan transitar al encuentro de Cristo:
Aquí se inserta una verdadera "inculturación", que no es vaciar el Evangelio elevando la cultura local a rango absoluto, sino fecundar desde dentro las culturas con el Evangelio:
Mucho se ha trabajado y se ha realizado en esta evangelización de la cultura -tiempo tendremos de seguir con el Magisterio en este punto sumamente importante-, recordemos aquí únicamente lo más reciente: los grandes y antológicos discursos de Benedicto XVI sobre Fe y Razón y su iniciativa sobre el "Atrio de los Gentiles". Éstos son caminos de la Iglesia.