Religión en Libertad

Creado:

Actualizado:

xml.err

En la sagrada liturgia, Dios nos nutre también con su Palabra, que se torna viva y vivificante por la acción del Espíritu Santo para suscitar en cada uno de nosotros el asentimiento de la fe y la obediencia del corazón:

Por esta razón, la Iglesia constantemente alimenta a sus hijos con el Pan de la Palabra de Dios que nos conduce a la comunión con el Pan consagrado, el Cuerpo sacramental del Señor.

Se pide pues que los hijos de la Iglesia comulguen con sumo respeto con la Palabra de Dios proclamada; la oigan con atención y devoción, la retengan con la meditación, obedezcan por la fe, moldeen su vida según la Palabra proclamada donde Dios se sigue comunicando, revelando, iluminando.

Es un lugar común la expresión patrística de comulgar con la Palabra de Dios poniendo atención en que no se pierda ninguna partícula de la Palabra de Dios como ponemos cuidado extremo en que no se pierda ninguna partícula del Cuerpo de Cristo:

Y san Jerónimo:

Hemos de comulgar reverentemente con la Palabra de Dios proclamada que es mucho más que mera instrucción; es Dios mismo hablando a su Pueblo, a ti y a mí.

Es sorprendente, si nos fijamos bien, lo de comulgar la Palabra de Dios por los oídos; Dios quiere entrar por todos los sentidos. Todo el hombre se ve implicado. Ya en la patrística se lee cómo al igual que el cuerpo tiene sus sentidos, el alma tiene sus sentidos espirituales. Y los mismos sentidos corporales son tocados por el Misterio: el gusto por la comunión, el olfato por el santo Crisma y los óleos, el oído por la Palabra escucha y meditada asiduamente en el corazón.

Suscríbete

y recibe nuestras noticias directamente