Los Hermanos de Landa de Tarragona (4)

CARTAS de los hermanos de Landa a su madre y hermanos, días antes de ser ejecutados por el régimen de la Segunda República en Tarragona.

[Sobre estas líneas: por orden - Jorge, Guillermo, un padre franciscano, Carlos, Cristián en edad adolescente, en fotografía que conserva la familia].

PRIMERA CARTA DE CARLOS:

Sra. Doña Margarita Porta Viuda de Landa

                                                                                         CIUDAD

Queridísima mamá:

No sé si me condenarán a la pena capital, por si acaso, te escribo esta última como despedida tuya y de mis inolvidables hermanos.

Muy ruda la prueba a que se somete tu corazón al arrebatarte otro hijo. La Providencia así lo quiere y, debe ser, para nuestro bien. La Virgen de los Dolores, no te abandonará y daráte fuerzas. No me lloréis mucho, pues, con la gracia de Dios, voy a reunirme con Jorge, Papá, Mariquita, Joaquinito y demás familiares.

Así cuando Dios te llame a nuestro lado, todos saldremos a recibirte, y entonces gozarás de la dicha a que te has hecho acreedora.

Yo muero gozoso y tranquilo, pues nuestra mayor alegría y ferviente deseo ha sido y es como católico, español, militar y Landa, el poder ofrecer el sacrificio de nuestra vida a nuestra España, como lo ha hecho Jorge; sólo deseamos que éste no sea inútil.

Tú mamá, antes con papá, y sola, a su muerte, has sido una madre ideal, nos has tratado como a hermanos, guiándonos con tus consejos y como ves, no ha sido en vano. Tú has de sentirte dichosa, al saber que hemos muerto como buenos cristianos.  Rezad por nosotros y por vosotros intercederemos.

Te aconsejaría que te fueras con tu hermano y así podrías descansar al fin que bastante lo necesitáis, pues has trabajado mucho. Por nosotros has sufrido mucho, haciendo de padre y madre, pero reconozco tu esfuerzo y te lo agradezco eternamente, sabe mamá querida, que tu dulce nombre, el de mi adorada Mercedes y el de la madre España, serán los últimos que pronunciaré al morir.

Dile a la Nena [es como llamaban a su hermana mayor Margarita] que si me oponía a que trabajara, era por cierto prurito de amor propio, pero que reconocemos el grande sacrificio que por nosotros se ha impuesto, que gracias a ella hemos podido continuar nuestros estudios, nuestro agradecimiento no tiene límites, y mi deseo era, al tener yo una posición, compartirla con ella, ya que su esfuerzo y ayuda era debido a ella.

Nena te quiero mucho, cuida a mamá y sé muy feliz, ya que a ello tienes derecho.

Guillermo: Tú eres el que queda para continuar la familia, pues no sé la suerte de Cristián, de manera que acuérdate siempre de quién eres, ten presente querido hermano nuestro sacrificio, hazte digno de él. Por España ofrecemos nuestra vida, ámala mucho, y para amarla has de conocerla, estudiarla; en la biblioteca encontrarás obras que te orientarán. Sigue siempre los consejos de mamá, que quiere tu bien, y los de la Nena que se sacrifica por todos, sigue el buen camino, quiere mucho a mamá, y ten presente que hemos muerto como católicos y españoles, líbrate de las malas compañías. Sobre todo, líbrate de las malas compañías.

Mamá, Nena, Guillermo, os doy a todos, un abrazo muy fuerte, y un sinfín de besos y hasta la eternidad se despide vuestro hijo y hermano.-Carlos.- que no puede olvidaros.

P.D. a Mercedes, dale mi devocionario. Adiós.

Segunda carta de Carlos:

Queridísima Mamá, Nena y Guillermo:

Ayer se celebró la vista contra nosotros, y como temía, me han condenado a muerte, lo mismo que a Cristián y tres compañeros. Éramos cinco y todos a muerte. Se gestiona el indulto, pero el mío ni lo espero ni lo deseo, ya que como te digo en la carta que ya tenía escrita y que os envío, me encuentro perfectamente preparado para morir, y nunca he temido la muerte, y mucho menos por tan noble y santa causa. Anteayer me confesé y tengo la conciencia tranquila y espero, por la gracia de Dios alcanzar la gloria.

Es más triste para ti, mamá querida, ya que también Cristián es condenado, pero no te aflijas ya que nacimos para morir, y te cabe la gloria de que tres de tus hijos mueran por España.

Lo que más me alegra es el saber que estás camino a la Argentina, y así al menos, no estarás tan sola, pues tienes a tus hermanos. No te sepa mal haberlo hecho, pues lo nuestro no tenía remedio, y así Guillermo y la Nena están a salvo.

Encierra muy tristes recuerdos, esta tierra para que pienses volver a ella, quédate en la tuya para guiar a los nenes.

Nosotros estamos tranquilos y animados, pues morimos dando la cara y pronunciando tu nombre. En estos terribles momentos, es cuando más se recuerdan todas las caricias y cuidados tuyos, y es que tú, mamita, has sido una madre ejemplar y consejera buenísima. Te pido perdón de todo lo que haya podido hacer, involuntariamente, contra ti, pero tu corazón me bendecirá pues ese consuelo me hará más leve la prueba. Animo.

Le recomendamos una vez más a Guillermo, que se haga digno de nuestra muerte, que aproveche y estudie para poderte consolar y alegrar la vida, que bien merecida la tienes. Abrázalo, lo mismo que a la Nena, muchas veces de parte nuestra. Que ella sea muy feliz, pues también se lo merece. Ahora es cuando nos damos cuenta de lo mucho que os queremos, y hemos de separarnos, pero no nos desanimemos, pues debe ser para nuestro bien, ya que Dios así lo permite.

A todos un abrazo, con toda el alma de vuestro hijo y hermano que espera veros en el cielo y no os olvida en sus últimos instantes.

CARLOS

P.D.: En estos supremos instantes, el consuelo de la Religión nos asiste.