En 1953, una joven animadora de 18 años, Elsie Leola Bodiford, falleció en Alabama tras practicarse un aborto casero con el alambre de una percha.

Su entrenador,  William Henry Hamilton, de 25 años, la había dejado embarazada y le había acompañado e insistido para que se hiciera el aborto, junto con otros dos compañeros. Se encontró el cadáver de ella desangrado con la percha al lado. Hamilton y sus amigos no fueron condenados porque dijeron que lo había hecho ella sola.

Aunque este es el caso que suele citarse como emblemático, o el más antiguo, el uso de la percha como símbolo a favor de legalizar el aborto no se generalizó hasta casi 15 años más tarde, a finales de los 60. En las manifestaciones abortistas de 1969 y 1970 ya era frecuente.

El símbolo de la percha se ha mantenido en la simbología pro-aborto y el feminismo abortista. Se ha reutilizado en Estados Unidos durante el mandato de Donal Trump (en el que ha habido algunas restricciones a la financiación de abortos con fondos públicos) y se ha utilizado en las campañas de los últimos 3 o 4 años para imponer el aborto legal en países hispanoamericanos, como Argentina o Chile.

Amnistía Internacional -que se convirtió en un lobby abortista al morir su fundador, que era católico converso- ha usado insistentemente el signo de la percha en sus campañas en español.

Amnistía Internacional, con abortistas argentinas y el símbolo de la percha en 2018

¡Ahora el feminismo abortista pide esconder la percha!

Mientras en Argentina y México los colectivos feministas mantienen las perchas en sus concentraciones, en Estados Unidos ahora ya lo esconden.

La tradición del símbolo de la percha ahora se ha visto bruscamente interrumpida en la multitudinaria Women's March de Washington el pasado 2 de octubre.

Los organizadores de la concentración, conocida por reclamar el acceso libre a los métodos anticonceptivos y al aborto, prohibieron repentinamente a los asistentes acudir con este símbolo a la jornada de protestas.

Entre los objetos que los asistentes no debían llevar a la manifestación, la organización destacó las simbólicas perchas y los disfraces de la serie 'El cuento de la criada´.

El motivo, afirmaron desde la organización, era “no reforzar el discurso de la derecha de que los abortos caseros son peligrosos y dañinos”.

El argumento fue rápidamente viralizado, ya que la organización siempre ha presumido de su defensa del llamado "aborto seguro".

Al mismo tiempo que la Marcha de las mujeres prohibía este símbolo, la organización continúa promoviendo la práctica de abortos caseros, incluso después de que se haya probado lo extremadamente peligrosos que son dichos métodos, también para las madres.

De este modo, la organización ha transmitido que es preferible esconder todo lo que dé a entender que hay riesgos para la salud al practicar abortos, porque eso es algo que los activistas provida van a difundir. 

Feministas protestan disfrazadas con los atuendos de la serie "El cuento de la criada" y perchas. 

La patronal abortista recorta gastos con el aborto casero

National Right to Live News recoge que, durante los últimos años, la industria abortista ha prestado especial atención a diversificar su repertorio de métodos y expandir las píldoras abortivas.

Actualmente, las mujeres pueden recibirlas sin haberse sometido a un examen médico en la misma clínica abortista (donde podrían detectarse otras complicaciones de salud). En algunos casos, se pueden hasta solicitar por correo.

Hasta la llegada de la pandemia, las mujeres estadounidenses que solicitaban píldoras abortivas debían recibirlas directamente de los proveedores en las clínicas u hospitales con más o menos medidas de control.

Ahora, debido a la presión que ejerce el lobby abortista, la mayor parte de estas posibilidades de examen sanitario desaparecen. 

Feministas que alejan a la embarazada de los médicos

Women's March insiste en que ahora, como por arte de magia, el aborto químico en casa es "muy seguro". Pero la realidad es que el aborto casero -aunque sea con píldoras- sigue siendo peligroso. Simplemente, los abortorios prefieren que los casos que se compliquen los gestionen hospitales, sin complicar a las clínicas abortistas, que lo que quieren es ganar dinero. 

Por ello, explica Sarah Terzo en National Right to Life News, acaban siendo “las salas de emergencias y no los proveedores de abortos, los que están lidiando con la mayor parte de las complicaciones resultantes, como las hemorragias”.

¿Cuántas mueren en abortos clandestinos?

Desde siempre, y en todos los países, los activistas del aborto han dado cifras increíbles tanto sobre abortos clandestinos como sobre mujeres fallecidas en tales abortos.

En el caso estadounidense, la reportera del portal Live Action, Carole Novielli, se encargó de refutar el recurso estrella de supuestas miles de mujeres fallecidas antes de la legalización del aborto, empleada para solicitar el aborto legal y seguro como hace Women's March. 

Recogió los datos del mismo Centro de Control de Enfermedades, cuyas estadísticas de 1972, el año anterior a la legalización del aborto, limitan a 39 las muertes por aborto ilegal y 24 en estados donde sí estaba permitido.

El año de la aprobación del aborto con la sentencia Roe Vs. Wade, las fallecidas por aborto ilegal fueron 19, y 25 en los realizados bajo la ley.

Los datos en países muy pobres, sin acceso a dispensarios con medicinas para frenar hemorragias o sin acceso a antibióticos que impidan infecciones o septicemia, podrían ser distintos.

Pero no era así en los años 70 en EEUU ni  era así en Argentina o Chile: esos países atendían las complicaciones con los recursos modernos del siglo XX y XXI.

De hecho, Chile tenía-antes de legalizar el aborto- casi los mejores índices de salud maternal del continente, sólo por detrás de la riquísima Canadá.

Los impulsores del aborto insistían en que había en Chile unos 30.000 abortos clandestinos. Elard Koch, del instituto Melissa, lo refutaba considerando que como mucho podían ser entre 13.000 y 18.000. Una vez se legalizó el aborto en 3 causales (incluyendo el coladero de riesgo para la salud psíquica de la madre), el Ministerio de Salud sólo contabiliza entre 500 y 600 abortos (datos de 2019, aquí). 

También se comprobó en Uruguay: las cifras del aborto legal (real, contadas) eran 22 veces menos que las fantasiosas cifras de aborto clandestino que decía su activista ministro de Salud, Leonel Briozzo.

El bulo de los 450.000 abortos clandestinos en Argentina

En el caso de Argentina, las cifras arrojan las mismas conclusiones. Como recordábamos en ReL, es absurda la desorbitada cifra de los supuestos 450.000 abortos clandestinos realizados. 

Para que eso fuera así, tendríamos que creernos que en Argentina, antes de legalizarse el aborto, había 5 veces más abortos que en España, pese a la ilegalidad, la escasez de abortistas y las grandes distancias. 

Lo comprobamos comparando datos oficiales de 2010 en ambos países (Argentina hizo un censo en 2010 que da datos oficiales).

Así, en Argentina había:

- 8,8 millones de mujeres fértiles (dato real)
- 756.000 bebés que nacen vivos cada año (dato real)
- Un embarazo (que acaba con bebé vivo o abortado) cada 7 mujeres fértiles cada año... si creemos los 450.000 abortos clandestinos
- Un aborto cada 19 mujeres fértiles... si nos creyéramos los supuestos 450.000 abortos clandestinos
- Un aborto cada 1,7 nacidos vivos... si nos creyéramos los supuestos 450.000 abortos clandestinos

Mientras que en España en 2010 había:

- 11,5 millones de mujeres fértiles
- 486.000 bebés que nacían vivos
- 113.000 abortos oficiales
- Cada 19 mujeres, un embarazo (con nacimiento o aborto)
- Un aborto cada 4,3 nacidos vivos
- Un aborto cada 100 mujeres fértiles al año

Según las cifras absurdas y fantasiosas de los lobbies abortistas, en la Argentina del aborto ilegal habría 5 veces más abortos por mujer fértil que en la España del aborto legal libre y sin causa, y la tasa de niños abortados frente a bebés que nacen vivos sería en Argentina 2,5 veces más que en España.

Cuando pase el primer año de aborto legal en Argentina, como se ha visto en Chile y en Uguguay, todo el mundo verá que las cifras de aborto no se parecen en nada a los supuestos 450.000 abortos clandestinos proclamados.

Las mujeres y los bebés necesitan ayuda y asistencia, y no mentiras y aborto.

 

El diputado argentino Leonardo Grosso, en uno de los debates parlamentarios sobre la legalización del aborto: "Las perchas al armario, aborto clandestino nunca más".