Thomas Linden, responsable de la autoridad sanitaria de Suecia, la Socialstyrelsen, acaba de reconocer que "el incierto estado de conocimiento en la materia (de los tratamientos de cambio de sexo) incita a la prudencia". Uno de los países que más había sucumbido a los postulados de la ideología de género parece que ha decidido echar el freno.

Déficit de atención, autismo, problemas de alimentación, suicidios... un sin fin de desordenes y efectos asociados a este tipo de tratamientos que comienzan, ahora sí, a preocupar bastante a la comunidad médica sueca. En Suecia, la disforia de género diagnosticada entre 1998 y 2021 alcanzó los 8.900 casos y solo en 2021 se llegó a los 820.

Aumento de "arrepentidos"

En cinco años, 17.300 personas necesitaron atención especializada. Un aumento, el de la disforia de género diagnosticada, que ahora tiene como principal protagonista a la mujer. Si antes la mayoría de transexuales eran hombres que se identificaban como mujeres, en la actualidad las cifras muestran cómo son mujeres de entre 13 y 17 años las que piden cambiar de sexo.

Las autoridades suecas se han propuesto cautelarmente restringir la práctica de mastectomías en las adolescentes, la operación para extirparse los pechos.  Suecia también ha visto aumentar el número de casos de "arrepentidos" que piden una "destransición".

La decisión que acaban de tomar las autoridades suecas es muy relevante, ya que el país fue el primero en el mundo en autorizar el cambio jurídico de género en 1972, lo que abrió la vía para que la seguridad social asumiera el costo de la "reasignación de género".

Esta medida se suma a la que ya tomaron otras instituciones suecas en su momento. En mayo de 2021, el Hospital Karolinska emitió directrices restrictivas con respecto al tratamiento de los menores con disforia de género. Se suprimió la prescripción de bloqueadores de la pubertad y tratamientos hormonales de transición de género a pacientes menores de 18 años con disforia de género.

Los médicos debían realizar una evaluación cuidadosa del nivel de madurez del paciente para determinar si era capaz de brindar un consentimiento informado significativo. Del mismo modo, se obligó a que tanto los pacientes como sus tutores recibieran información adecuada sobre los riesgos e incertidumbres de esta vía de tratamiento (Puedes leer aquí más información sobre este tema).