La familia de Francisco Franco ha comunicado oficialmente a la Abadía del Valle de los Caídos (www.valledeloscaidos.es) que se opone a la exhumación de sus restos.

Aunque hoy mismo, martes, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha insistido en que en un plazo "muy breve" se retirarán sus restos mortales de su tumba del monumento, parece probable que la cosa se alargue mucho, porque sin el apoyo de la familia el marco legal de la operación se complica mucho.

Según informa la agencia Efe a partir de fuentes cercanas a la familia, los siete nietos de Franco han hecho llegar por conducto notarial al abad del Valle de los Caídos su expreso rechazo a la exhumación de los restos de su abuelo.

Más aún, dejan constar por escrito que se niegan a hacerse cargo de ellos en caso de que se extrajeran.

La tumba se consideraría parte de la basílica, inviolable

Por otra parte, desde la Fundación Francisco Franco (www.fnff.es) se alega que el lugar donde está ubicada la tumba del mandatario, entre el altar mayor y el coro, es parte de la basílica, y ésta, según los acuerdos de 1979 entre la Iglesia y el Estado, «es inviolable».

La postura de la familia fue confirmada este lunes también por el director general de Memoria Histórica y exalcalde socialista de Almería, Fernando Martínez López, quien explicó que «en este momento lo único que se está haciendo es un estudio jurídico a fondo» y que, «en el momento en que se tengan despejadas ya todas las cuestiones jurídicas, se avanzará».

Por su parte, Pedro Sánchez aseguró que «a falta de dar los últimos retoques al instrumento que lo hará posible, será en breve, en muy breve espacio de tiempo», lo que contradice estas dificultades.

Buscando dos fusilados del año 36

Precisamente, este martes Patrimonio Nacional (www.patrimonionacional.es, el organismo que depende de presidencia que gestiona el Valle) ha confirmado el inicio de los trabajos para habilitar un acceso a la Capilla del Sepulcro del Valle de los Caídos, donde se presupone que están los restos de los hermanos Manuel y Antonio Lapeña, que reclaman sus parientes, fusilados en 1936 por el bando nacional.

La Abadía Benedictina de la Santa Cruz es responsable de la basílica y entre sus funciones está el mantenimiento del culto, la promoción de una escolanía musicalmente prestigiosa, la dirección de un centro de estudios sociales y el cuidado de la hospedería. Pero según las leyes españolas, a la hora de mover cadáveres y tocar tumbas, la primacía la tienen las familias de los difuntos.