Los obispos de Suecia, Finlandia, Noruega Islandia y Dinamarca han seguido los pasos de la Conferencia Episcopal polaca y dirigido una carta al presidente de los obispos alemanes Georg Bätzing. En ella, recuerdan que pese a que "la Iglesia se enfrenta a enormes desafíos", deben "respetar los aspectos inmutables de la enseñanza de la Iglesia" en cuestiones como la identidad sexual, el celibato sacerdotal o la ordenación de mujeres.

En su carta, tras recordar los "fuertes lazos" que han unido a los católicos de ambas regiones, los obispos de la Conferencia Episcopal Nórdica han expresado los "enormes desafíos a nivel mundial" a los que "se enfrenta la Iglesia", cobrando gran relevancia en este proceso todos los relativos a la identidad sexual y de género.

Ante estos cambios, expresan los obispos, es necesario reflexionar "sobre la mejor manera de afrontarlos para ser fieles a Cristo" al mismo tiempo que "responder a las necesidades de las mujeres y los hombres de nuestro tiempo" en torno a temas como los abusos sexuales en la Iglesia.

Un punto que "llena de preocupación" a las autoridades eclesiásticas nórdicas: "Ni los temas tratados ni las esperanzas de resultados concretos son preocupaciones exclusivamente alemanas. Las heridas causadas por los malos tratos piden a gritos ser curadas. Nos corresponde a todos responder. Deseamos responder. Hay que hacer todo lo posible para reconocer el sufrimiento de las víctimas y prevenir futuros abusos".

"Debemos respetar los aspectos inmutables de la Iglesia"

Sin embargo, añaden los eclesiásticos, esta "legítima búsqueda de respuestas a los interrogantes" debe realizarse "con gratitud y reverencia, al depósito de la fe transmitido por la Iglesia".

"Debemos respetar los límites establecidos por los temas que representan aspectos inmutables de la Iglesia", afirma el documento.

Los eclesiásticos añaden que este proceso de investigación y respuesta debe ir acompañado en todo momento por la fidelidad al depósito de la fe: "Las verdaderas reformas de la Iglesia han partido de la enseñanza católica fundada en la Revelación divina y en la auténtica Tradición, para defenderla, exponerla y traducirla de manera creíble a la vida vivida y no desde la capitulación al espíritu de la época".

Los eclesiásticos han destacado "el riesgo" de que el proceso sinodal en Alemania lleve a percibir a la Iglesia "como un proyecto objeto de nuestra acción" o exclusivamente "como Pueblo de Dios que peregrina", eludiendo que también es "Esposa de Cristo" y "mediadora de gracia".

"La Iglesia no puede definirse simplemente como una comunidad visible. La Iglesia es un misterio de comunión del hombre con el Dios trino, comunión entre los fieles, comunión de todas las Iglesias particulares con el Sucesor de Pedro".

El documento indica que es precisamente el Papa ese "criterio superior de unidad" al que seguir, especialmente en un momento en que Europa "sometida a profundas divisiones, amenaza con estallar".

"En su nombre, la Iglesia está llamada a ser un germen duradero y seguro de unidad, esperanza y salvación para todo el género humano. Sólo si la vida ad intra de la Iglesia está enraizada en Cristo estaremos a la altura de esta vocación. Difícilmente podemos esperar una nueva plenitud de la vitalidad católica si se empobrece el contenido de nuestra fe", advierte el documento.

Convencidos de que "la Iglesia en Alemania, incluso en medio de la crisis, posee un potencial de renovación", los obispos nórdicos concluyeron la misiva agradeciendo la labor de la iglesia alemana a lo largo de la historia y encomendaron sus oraciones "para que la fe que se nos ha transmitido siga manteniéndose en la Iglesia, también ante una sociedad en violenta transformación".

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