El Tribunal Supremo de EEUU ha dictaminado, por el voto de 7 jueces contra 2, que el Estado de Colorado se ha extralimitado al acosar y perseguir judicialmente desde 2012 a un pastelero cristiano que se negó a apoyar una boda del mismo sexo con un pastel personalizado. 

El Tribunal Supremo -incluso sus miembros más cercanos al lobby LGTB- constata que la "Comisión de Derechos Civiles de Colorado", un organismo estatal, mostró una clara hostilidad hacia la religión del pastelero, y que esta Comisión tomó sus decisiones contra el pastelero en base a esa hostilidad, violando así la exigencia legal de neutralidad religiosa.  



Jack podía hacer a la pareja de la derecha un pastel de cumpleaños, o de amistad, pero no de boda gay; les recomendó otra pastelería; ellos le denunciaron y el Estado de Colorado se lanzó sobr el pastelero cristiano


Jack Phillips es un maestro pastelero de Colorado (EEUU) que hace tartas personalizadas. También es un cristiano sincero y comprometido, y no acepta hacer tartas que vayan contra esta fe. Por ejemplo, no acepta encargos de tartas con mensajes groseros, ni antipatrióticos ni de Halloween.

En 2012 dos hombres, Charlie Craig y Dave Mullins, acudieron a encargarle un pastel "de bodas" porque se iban a "casar" entre ellos (según la ley de Massachussets, porque la de Colorado no lo admitía entonces). 

Si hubiera sido un pastel para celebrar un cumpleaños, o años de amistad conjunta, o para la madre de uno de ellos, Jack les habría hecho el pastel. No le importa hacer y vender pasteles a personas con sentimientos homosexuales. Pero no quiso dedicar sus habilidades a apoyar la idea, el mensaje antibíblico y anticristiano, de que la unión de dos hombres es un matrimonio.

Educada y amablemente les explicó que por sus convicciones cristianas sobre el matrimonio no podía hacer ese pastel en concreto, y les recomendó otro pastelero de la ciudad. Pero a ellos no les bastó: acudieron a la maquinaria judicial del lobby gay y denunciaron al pastelero. Para los abogados del lobby, era necesario hacer un escarmiento y amedrentar a cualquiera que osara expresar oposición al matrimonio homosexual. Y la "Comisión de Derechos Civiles de Colorado" se sumó a ese amedrantamiento. 



"Liberad al pastelero", pedían los defensores de la libertad religiosa, de expresión y de empresa


Según recoge un análisis del jurista Ed Condon en The Catholic Herald, uno de los jueces del Supremo, Anthony Kennedy, en otras ocasiones muy favorable al lobby gay, señala en la sentencia que "Comisión de Derechos Civiles de Colorado" mostró una "clara e inaceptable hostilidad contra las sinceras creencias religiosas que motivaron su objeción".

La Comisión de Colorado afirmó -y así lo constatan los jueces del Supremo- que si alguien quiere hacer negocios en Colorado ha de dejarse sus creencias religiosas a la puerta del negocio. Uno de los miembros de la "Comisión de Derechos Civiles" declaró que la defensa del pastelero, centrada en su libertad religiosa y de expresión, era "una de las más despreciables retóricas que la gente puede usar". Este miembro comparaba oponerse al pastel de ideología LGTB con apoyar el Holocausto judío o la esclavitud.

El juez Kennedy señala, con preocupación, que ni la Comisión ni la Corte de Apelaciones de Colorado pusieron ninguna objeción a esta clara hostilidad antirreligiosa. 



Cristianos de Colorado rezan por el pastelero, con el gesto de interceder poniendo la mano en el hombro y pidiendo la bendición de Dios


Además, el Tribunal Supremo prestó atención al hecho de que al menos 3 pastelerías distintas en Colorado se negaron a hacer pasteles con mensajes contrarios al matrimonio homosexual, y en esos casos la "Comisión de Derechos Civiles de Colorado" no quiso intervenir.

Estos pasteleros usaban prácticamente la misma defensa que el pastelero cristiano, basada en sus firmes convicciones y su derecho a no apoyar mensajes contrarios a sus valores. La "Comisión de Derechos Civiles de Colorado" valoró que estos pasteleros hacían bien porque, aseguró el ente público, hacer pasteles anti-matrimonio gay es en sí mismo "ofensivo". Lo que el Tribunal Supremo dice ahora (y ya lo dijo en ocasiones anteriores) es que no es tarea del Estado ser el árbitro que establece si algo es, o no, "ofensivo", no es su tarea legitimar una postura y deslegitimar otra.



Jack Philips no se escondió, y una y otra vez salió a explicar que la fe cristiana enseña que el matrimonio es la unión de hombre y mujer y no puede dedicar pasteles a apoyar lo contrario

Ed Condon, en su análisis, celebra la sentencia, pero dice que al estar muy centrada en la hostilidad antirreligiosa del organismo estatal de Colorado, no aporta muchos elementos que refuercen la libertad de expresión y la libertad de religión, con sus límites. 


Por su parte, los obispos católicos han dado la bienvenida al dictamen del Tribunal Supremo, en una nota firmada por el arzobispo Kurtz de Lousville, el arzobispo Chaput de Filadelfia y el obispo Conley de Lincoln. Los tres son firmes defensores de la vida y la familia y encabezan organismos episcopales dedicados a ello (que no existen, por ejemplo, en la Conferencia Episcopal Española) como son, respectivamente, la Comisión para la Libertad Religiosa, la Comisión de Laicos, Matrimonio, Jóvenes y Vida Familiar y la Subcomisión para la Promoción y Defensa del Matrimonio. 

"La decisión de hoy confirma que la gente de fe no debe sufrir discriminación en base a sus creencias religiosas sinceramente sostenidas, sino que debe ser respetada por los funcionarios del Gobierno. Esto incluye a los profesionales creativos, como Jack Phillips, que buscan servir al Señor en cada aspecto de su vida diaria. En una sociedad pluralista como la nuestra, la verdadera tolerancia permite a personas con puntos de vista distintos ser libres para vivir con sus creencias, incluso si son creencias impopulares en el Gobierno", dice la nota de los obispos.

En una línea similar se ha expresado Mark Rienzi, el presidente de Becket, una firma de abogados pro-libertad religiosa que ha trabajado en el caso. "Hay espacio en nuestra sociedad para la diversidad de puntos de vista, y eso incluye respetar las creencias religiosas. La decisión es un mensaje fuerte para los gobiernos del país de que deben respetar -en vez de castigar- la diversidad religiosa en temas importantes". 




El caso del pastelero Jack Phillips es solo uno entre muchos en Estados Unidos y otros países: hay floristas, fotógrafos, dueños de espacios para bodas, etc... denunciados por lobbies LGTB para amedrentar todos los que no quieran participar con sus servicios y habilidades en los rituales nupciales LGTB.

Muchos cristianos lo comparan a las persecuciones de los emperadores y funcionarios romanos que pedían a los cristianos participar en rituales de alabanza a los dioses paganos y castigaban a quienes se negaban. 

Es famoso y escandaloso, por ejemplo, el caso de la anciana florista cristiana Barronnelle Stutzman, que vende flores a personas de cualquier condición sexual, pero no para bodas del mismo sexo. Este caso por el momento no va a favor de la florista. En cambio, en febrero de 2018 los tribunales sí dieron la razón a Cathy Miller, en California, otra pastelera que se negó a hacer la "tarta de bodas" de dos mujeres que iban a celebrar, de hecho, una "unión civil", algo que, dijo, violaba su conciencia.  



Daniel y Amy son un matrimonio cristiano de Belfast con una pastelería; se negaron a hacer un pastel con la imagen de Epi y Blas y el mensaje "Apoyo el Matrimonio Gay"; se les ha juzgado, denunciado e impuesto una multa...

En Europa, el caso emblemático que está en los tribunales es el de una pastelería cristiana "Ashers", en Belfast, en Irlanda del Norte, regentada por un joven matrimonio, acosada por los abogados del lobby gay por la misma razón (hasta el activista gay Peter Tatchell ha mostrado su enfado por ese acoso judicial, léalo aquí).