Durante muchos años han ido de la mano haciendo causa común y atacando a enemigos compartidos como la Iglesia Católica. Sin embargo, la relación entre el feminismo radical y el lobby LGTB está más tirante que nunca, muy cerca de un divorcio, que en algunos aspectos ya es un hecho.

En esta alianza, el feminismo era tradicionalmente el que abría camino y el que más influencia tenía en el poder. Sin embargo, desde algo más de una década a esta parte la situación ha dado un vuelco y son los grupos LGTB los que han conseguido mediante la ideología de género imponer sus tesis con numerosos gobiernos aprobando leyes a su favor.

Es precisamente la eliminación de los sexos que promueve la ideología de género lo que está entrando en conflicto con el feminismo radical clásico encabezado por históricas de este movimiento, especialmente por la cuestión transexual y los llamados “géneros fluidos”. Aunque esta batalla que se está empezando a entablar también se manifiesta en los vientres de alquiler, utilizados en buena medida por homosexuales, y que las feministas denuncian como explotación de la mujer.


Una de las feministas más importante del siglo XX y referente del movimiento durante décadas, Germaine Greer, ha pasado de heroína a apestada para una parte del movimiento feminista que mantiene su alianza con los grupos LGTB. La actitivista y profesora australiana, autora de The Female Eunuch (La mujer eunuco), uno de los más vendidos en los 70 y sagrado para las feministas, es ahora vetada en universidades por estudiantes que la califican de “tránsfoba”.


Germaine Greer, destacada en el centro de la imagen con un vestido blanco, en una marcha feminista en Sidney en los años 70

En una entrevista en la BBC ha evidenciado esta división que puede ir a más tras asegurar que por mucho que un hombre diga que es una mujer e incluso se someta a una operación de reasignación de sexo nunca lo será. "Lo que estoy diciendo es que no los convierte en una mujer", insistió Greer, que además quiso destacar que en algunos casos estas operaciones han sido un desastre y han dejado grandes secuelas en estas personas.


Greer, que ha vivido de la guerra de sexos toda su vida, se encuentra ahora en una encrucijada de la que está saliendo mal parada ante el enorme poder de los ideólogos de género. Ya en otras entrevistas dijo que el hecho de no tener pene (tras una operación) no convertía a un hombre en mujer, motivo por el cual estudiantes y profesores de la Universidad de Cardiff impidieron una charla suya.

De nuevo, se ha reafirmado en sus tesis tras las críticas del entrevistador. “No estoy diciendo que a la gente no se le debe permitir ese procedimiento. Lo que estoy diciendo es que no los convierte en mujer. Es una opinión, no una prohibición. Sigue con ello, si es lo que crees que tienes que hacer. He sido acusada de incitar a la violencia contra personas transexuales. Eso es absurdo”.


Pero además, ahondó aún más en esta división asegurando que “muchas mujeres no creen que las personas transexuales postoperatorias, o incluso no postoperatorias, sean mujeres o se comporten como tal pero no se atreven a decirlo”.

En otra entrevista un año antes lo ejempliicaba: “No es justo que un hombre que ha vivido durante 40 años como un hombre y tuvo hijos con una mujer y disfrutó de los servicios –los servicios no remunerados de una esposa, que la mayoría de las mujeres no sabrá…entonces decida que todo el tiempo ha sido una mujer”.


En esta misma línea se mueve otro de los referentes del feminismo en España, Lidia Falcón. En un artículo en su blog en Público publicado el pasado mes de marzo hablaba de esta fuerte división que se está produciendo en el feminismo debido a los grupos LGTB.


Lidia Falcón, en un programa en La Sexta mostrando su disconformidad con los vientres de alquiler

Falcón explicaba el término TERF (Trans exclusionary radical feminist), término despectivo con el que se refieren a feministas como ella o Greer. “Sí, las feministas de siempre, las que reclamamos desde hace 200 años libertad, igualdad, solidaridad. Este término se lo han inventado un grupo de transexuales, apoyados al parecer por otro grupo LGTB, que siguiendo la teoría queer –aquella que dice que no nacemos con una predeterminación de sexo sino que a lo largo de la vida escogemos variablemente el que queremos- han decidido que ni el sexo, ni la edad, pueden ser definitorios”.


Además, esta escritora y política feminista española explica esta teoría con sus propias palabras: “Una puede ser mujer u hombre, según lo decida en el momento que así lo desee, y una y uno, igualmente. Y si esta transformación ya era conocida, e incluso amparada por las leyes, pero implicaba someterse a los cambios físicos que acompañan a las características de cada sexo, ahora no. Ahora todo el mundo es un transformista y puede serlo por la mañana o por la tarde, este fin de semana o el mes que viene. Y del mismo modo que escoge en cada momento la edad que desea. No es preciso tener, o pretender, la apariencia física correlativa al sexo que se desea”.

“Quienes nos opongamos a semejantes desquiciadas fantasías, somos TERF, homofóbicas, transfóbicas y perseguidoras de la libre elección de sexualidad y de edad. Lo peor es que algunas conocidas activistas del movimiento LGTB están dando cobertura a tales peligrosos disparates, y cuando se les lleva la contraria difunden toda clase de críticas, trufadas de insultos, contra las TERF, que somos nosotras. Incluso se preguntan si no podrían agruparnos a todas y tirarnos al mar”, escribía esta veterana feminista española.