El abogado Benigno Blanco, durante años presidente del Foro de la Familia, es uno de los personajes públicos que más está plantando cara a la ideología de género. Recientemente ha elaborado un influyente informe sobre las leyes de privilegios LGBT (aquí el texto íntegro) y ahora en un artículo publicado en La Razón titulado "¿Pene y vulva o o ideología?" va a al fondo de la cuestión sobre la polémica del autobús.

Según Blanco, “la primera conclusión es que el sexo hoy se ha politizado e ideologizado de forma poco razonable”. Y asegura que si alguien pusiese en un autobús “que los humanos son bípedos supongo que no se generaría debate político alguno y que los mutilados de una o ambas piernas no se sentirían ofendidas”.


Sin embargo, en su opinión, con el sexo la lógica parece ser otra pues “afirmar la realidad biológica de la especie humana parece ser para algunos algo inadmisible y ofensivo hasta el punto de calificarlo como delito de odio”.

¿Qué hay detrás de todo esto? Benigno Blanco cree que “cuando la mera constatación de un hecho evidente genera polémica es que alguien intenta colar de rondón una ideología que pretende sustituir la constatación de la realidad por las subjetivas apreciaciones del ideólogo que se considera legitimado para imponer su opinión por encima de la evidencia fáctica de los hechos”.


Y recuerda un dato importante: “Esta ha sido la características de todas las ideologías (totalitarias, por cierto) que hemos padecido en el siglo XX”.

Blanco explica que “esta ideología sostiene que la realidad biológica del ser humano no nos dice nada sobre su sexualidad” y que “se puede ser hombre con un cuerpo de hembra o mujer con un cuerpo de varón”.


En democracia esta ideología puede ser defendible, pero para el expresidente del Foro de la Familia “no es aceptable que se pretenda que solo se puede defender la opinión de la ideología de género y que las demás opiniones al respecto deben ser consideradas delictivas (delitos de odio).

Insiste Blanco en que “lo que no es aceptable es que se pretenda que la visión de la sexualidad de la ideología de género es la única legítima en democracia y por tanto puede imponerse ex lege a toda la sociedad y que la libre exposición de la visión humanista clásica debe ser perseguida como delictiva”.

Por ello, en su artículo este abogado considera que quienes pretenden hacer esta imposición “de la derecha o de la izquierda, son enemigos de la libertad y de la democracia y se oponen a la libertad de pensamiento, opinión, ideológica, religiosa y de educación, al menos”.

“Quienes así piensan son totalitarios aunque se envuelvan en presuntas banderas de igualitarismo humanitario y progresismo. ¡Falso progresismo el que ataca las libertades!”, sentencia.

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