Vittorio Messori cumple ochenta años y habla con naturalidad sobre su lápida, sus pensamientos sobre la muerte y algunas reflexiones sobre su vida en una entrevista de Stefano Lorenzetto en Il Corriere della Sera:

Cuando dejó la dirección de Il Foglio, Giuliano Ferrara dijo que "con 63 años hay que aprender a morir". Vittorio Messori ha llevado adelante esta tarea desde que tiene 41 y este 2021 cumple 80. "Problemas de corazón, pero no pasa nada. Me caí aquí, precisamente", dice de manera evasiva y no  quiere añadir nada más.

"Aquí" es su lugar de retiro en la abadía benedictina de Maguzzano, que desde el siglo IX se asoma sobre el lago de Garda, en la que vivió Merlin Cocai, alias Teófilo Folengo. El escritor está convencido de que las dos celdas, que custodian 15.000 libros, le fueron cedidas en comodato de uso por la intercesión celestial de don Juan Calabria, un sacerdote considerado loco porque solo confiaba en la divina providencia y al que sometieron a cuatro sesiones de electroshock. Sin embargo, era un santo, como ratificó Juan Pablo II en 1999.

Messori anticipó el precepto de Ferrara con Apostar por la muerte, publicado en 1982 en la estela del éxito de ventas (1 millón de copias, traducido a 26 idiomas) Hipótesis sobre Jesús, que escribió después de su conversión al catolicismo. "Ahora que se acerca el momento de pasar a la otra vida, he decidido donar esta biblioteca y esa casa a una asociación de teología. Ya he dictado la inscripción para la lápida de mi tumba".

-El tema no me parece actual.

-Siempre lo es. Nombre, apellido, fecha de nacimiento, fecha de fallecimiento. Y Scio cui credidi, "sé en quién he creído", como escribe Pablo en la segunda epístola a Timoteo.

-Me ha dicho que le gustaría ser enterrado en este monasterio.

-Sí, el único laico entre los religiosos de la Obra Don Calabria. Dos sencillas lápidas en un rincón, una para mí y la otra para mi esposa, con la frase Cor ad cor loquitur, el corazón habla al corazón, lema cardenalicio de San John Henry Newman. Pero a los familiares de Rosanna les gustaría que estuviéramos en la capilla familiar, en el cementerio de Treviglio.

-Vale, pasemos a otra cosa.

-¿Por qué? "Aunque uno viva setenta años, y el más robusto hasta ochenta", dice el salmo 90. La vida eterna es el único tema. Actualmente la Iglesia es una sucursal de la ONU, no habla de ese tema. Esto es reducirse al mundo. Pero Evangelio significa buena nueva en griego. Jesús no se ocupó de política; en su predicación ni siquiera condenó la esclavitud. Vino a abrirnos de par en par las puertas del paraíso. Antes, el sheol para los judíos era el reino de los muertos, de la oscuridad.

-Ese día, ¿quién saldrá a su encuentro primero? ¿Un ángel? ¿San Pedro? ¿Dios?

-No puedo preverlo. Sé que hay que olvidarse de La Divina Comedia.

-El más allá no es la parodia del más acá.

-Para la Iglesia es el paraíso, el purgatorio o el infierno. Recemos para que a nuestros seres queridos se les reduzca su estancia en el segundo; sin embargo, en el más allá el tiempo no existe.

-¿Y si acabara usted en el infierno?

-Los santos nos enseñan que a él va solo quién quiere, quien reniega conscientemente de Dios. Hans Urs von Balthasar dijo, o dicen que dijo, que "el infierno existe, pero está vacío". Tal vez. Sin embargo, no tengo la intención de convertirme en el primer inquilino que lo inaugura.

-Boccaccio confesó: "Espero que la muerte me llegue mientras esté leyendo o escribiendo; o, si Dios prefiere, mientras rezo y lloro". ¿Usted qué espera?

-Decía esto para que se le perdonara el haber escrito el Decamerón. Yo rezo para que la muerte me encuentre vivo. Y para no morir de manera repentina: me gustaría despedirme con el consuelo de los sacramentos.

-¿Tiene mascotas?

-Hubo un tiempo en que era gatólico practicante. Tuve a Micetto y Micetta [Gatito y Gatita]. El macho volvía a casa herido, pero castrarle me parecía una crueldad. Al final inventé a Baratto y Malvagio, dos gatos imaginarios. Ayudan a evitar las peleas conyugales. Les echamos a ellos la culpa de todo.

-Pablo VI consoló a un niño que lloraba por la muerte de su perro, diciéndole que lo vería de nuevo en el paraíso. ¿Es así?

-No es un dogma. Pero creo que todo lo que hemos amado será salvado.

-Esto sí que es fe.

-Yo era el alumno predilecto de Norberto Bobbio, Alessandro Galante Garrone y Luigi Firpo, la trimurti del laicismo. No tenía ninguna intención de convertirme al cristianismo, y menos aún al catolicismo. Pero caí dentro de una suerte de agujero blanco.

-¿Cómo y cuándo?

-En el verano del 1200, perdón, ¡qué lapsus linguae!, de 1964, el más caluroso del siglo pasado. Mis progenitores, ambos anticlericales, estaban de vacaciones. Yo estaba comprobando una cita del Evangelio, que no había abierto en toda mi vida. No sé qué me sucedió. Intenté resistirme, pero no pude hacer nada. Cuando descubrió la conversión, mi madre quiso que me viera un psiquiatra. Galante Garrone me desheredó moralmente en la primera página de La Stampa. Si ahora usted me apuntara a la sien con una pistola y me instara a afirmar que el Evangelio es una mentira, le diría: dispare.

Hipótesis sobre María es una obra fundamental en la bibliografía de Vittorio Messori. Un recorrido exhaustivo sobre los motivos de credibilidad de las intervenciones de la Santísima Virgen en la historia del hombre, en particular sus apariciones reconocidas por la Iglesia. Publicado por primera vez en español en 2007, el año pasado vio la luz una nueva edición notablemente ampliada. Pincha aquí para adquirirla ahora.

-Tuvo que cambiar radicalmente de vida.

-Cuando era universitario me mantenía trabajando, de noche, en la centralita de Stipel, la compañía telefónica de Turín, con otros jóvenes robustos. El deporte favorito de las señoras solas era llamarnos e invitarnos a una cita de día. Cuando me convertí rompí la agenda con sus números y direcciones. Fue la única vez que rompí a llorar.

-En 1971 se casó, pero el matrimonio duró poco.

-Con la hermana de mi mejor amigo, que hoy es testigo de Jehová. Me embaucó mientras estaba ingresado en el hospital, en estado de debilidad psicológica, como testificó ante la Rota.

-Lo siguiente fue una larga causa de nulidad.

-Conocí a Rosanna Brichetti en la Pro Civitate Christiana de Asís. Nos casamos cuando ella tenía 57 años y yo 55. Durante treinta años vivimos como hermano y hermana, en casas separadas. El cardenal Joseph Ratzinger convenció al Papa Wojtyla para que reabriera el dossier sobre la única persona que había escrito ensayos con ambos. Me amenazaron de muerte tras publicar Informe sobre la fe con el entonces prefecto del ex Santo Oficio: tuve que esconderme en un convento de barnabitas. Hasta ese momento la Congregación para la Doctrina de la Fe se había expresado siempre con solo dos fórmulas: licet non licet.

-Usted cumplirá 80 años el 16 de abril, el mismo día que Benedicto XVI celebrará sus 94.

-Sí, tenemos en común el dies natalis de Santa Bernadette Soubirous, el día de su nacimiento en el cielo. Durante años he transcurrido mis vacaciones de verano en Lourdes. El rector del santuario quería que me trasladará allí como jefe de la sala de prensa.

Bernadette no nos engañó: una rigurosa refutación de todos los argumentos que pueden alegarse contra la veracidad de las apariciones de Lourdes. Pincha aquí  para adquirirlo ahora.

- ¿Ha estado en Medjugorje?

-Después de las primeras apariciones. Trabajaba para la revista Jesús. La policía me obligó a desnudarme, incluso me tuve que quitar la ropa interior.

-¿Cuáles fueron sus conclusiones?

-El código de derecho canónico establece que solo los obispos locales pueden juzgar estos acontecimientos. El Vaticano nunca se ha expresado sobre Lourdes ni sobre Medjugorje. El obispo de Mostar era escéptico, hostil. Pero Jesús enseña que por los frutos se reconocerá el árbol. Pues bien, la paradoja es que el árbol de Medjugorje deja mucho que desear, pero los frutos son excelentes: los peregrinos vuelven de allí mejores.

-¿Sabría decirme por qué motivo la Virgen aparece por doquier y Jesús nunca?

-Jesús es también Dios. María es solo mujer, forma parte de la humanidad. Es el enlace entre la tierra y el cielo.

-¿Sigue viendo al Papa emérito?

-Nunca osaría molestarle. Un día su secretario, Georg Gänswein, me telefoneó: "A Su Santidad le gustaría verle, pero tendrá que olvidarse de ser un periodista". Lástima, porque hizo comentarios sobre la situación de la Iglesia que eran de primera página. En su escritorio tenía solo dos periódicos, Il Corriere della Sera Süddeutsche Zeitung.

-¿Qué piensa de esos católicos que están convencidos de que él sigue siendo el "verdadero" papa?

-No los sigo. Observo solo que ha querido permanecer cerca de Pedro.

-¿Echa de menos tener hijos?

-Me gustan los hijos de los demás. No tenía vocación a la paternidad.

-Su esposa se licenció en Sociología con una tesis sobre el feminismo, trabajó en el Censis y viajó por Italia para recoger opiniones sobre la ley Basaglia [cierre de los manicomios]. No parece una messoriana.

-También está licenciada en Derecho y en Teología. Aún se avergüenza de esa tesis. Fue una víctima del 68. La curé.

-¿Por qué le consideran un reaccionario?

-Lo ignoro, siempre he intentado ser solo católico. Me considero un hombre del Concilio Vaticano II. Nunca he participado en una misa en latín. Es más, me sentiría incómodo en la Iglesia preconciliar.

-¿Qué relación tiene con el Opus Dei?

-De amistad, como con Comunión y Liberación. Pero no formo parte de ninguno de ellos.

-El Evangelio no habla de pecados mortales y veniales. ¿Cree usted en esta diferenciación?

-Bueno, en fin... tras la muerte nos espera un tribunal. Y los jueces imponen los castigos según la gravedad de las culpas.

-Si el sexo solo sirve para procrear, ¿qué pecado comete un marido que ya tiene hijos y recurre a él fuera del matrimonio cuando su esposa se niega a tener relaciones conyugales?

-No puedo responder. Dejo la respuesta a los confesores. Mire, cuando empecé a hacer apología, decidí abstenerme de tres actividades: decir cuál es mi equipo de fútbol favorito, hablar de política y tratar temas de moral. Son argumentos que dividen. La Iglesia es moralista. Pero la moral cristiana, si no eres cristiano, parece inhumana.

-Nunca se ha ocupado de temas éticos.

-Es verdad. Y me he ganado desconfianza, hasta reproches, por no hacerlo. Qué quiere, es el síndrome del converso. Lo que me interesa es la fe, la posibilidad misma de creer, de apostar sobre la verdad del Evangelio. El resto es solo una consecuencia. Ética, sociedad, trabajo, política... Todo es necesario, pero absurdo si primero no se prueba la existencia y la resistencia del clavo que debe resistir a todo. Y ese clavo es Jesús.

Traducido por Elena Faccia Serrano. 

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