El Papa Francisco ha concluido este miércoles sus catequesis sobre sanar al mundo que ha estado impartiendo durante las últimas audiencias generales que está celebrando en el patio de San Dámaso ante un aforo limitado debido a la pandemia.

De este modo, el Pontífice hizo un recorrido realizado estos meses sobre cómo sanar el mundo que sufre “por un malestar que la pandemia ha evidenciado y acentuado”.

En su opinión, la dignidad, la solidaridad y la subsidiaridad son la “vías indispensables para promover la dignidad humana y el bien común”, siempre ancladas en la doctrina social de la Iglesia y guiados por la fe, la esperanza y la caridad.

De este modo, el Papa quiso invitar a todos a apreciar la belleza de cada ser humano porque “cada uno de nosotros es querido, cada uno es amado, cada uno es necesario” y además “cada criatura tiene algo que decirnos de Dios creador”.

 Así es como Francisco cree que “podremos contribuir a la nueva sanación de las relaciones con nuestros dones y nuestras capacidades”.

 Este es el camino para “regenerar –indicó el Papa- la sociedad y no volver a la llamada ‘normalidad’, que es una normalidad enferma, de hecho enferma antes de la pandemia: ¡la pandemia la puso de relieve!... porque esta normalidad estaba enferma de injusticias, desigualdades y degrado ambiental”.

 Con respecto al coronavirus, el Santo Padre agregó que este “pequeño virus sigue causando heridas profundas y desenmascara nuestras vulnerabilidades físicas, sociales y espirituales”, mostrando la gran desigualdad que hay en el mundo.

 Por último, Francisco pidió trabajar “con urgencia para generar buenas políticas, diseñar sistemas de organización social en la que se premie la participación, el cuidado y la generosidad, en vez de la indiferencia, la explotación y los intereses particulares”.