En "La alegría del amor", el Papa Francisco traza un impecable y formidable mapa, en el que partiendo de la Tradición y el Magisterio de la Iglesia, se trazan los caminos por los que transitar a través del apasionante periplo del amor, el noviazgo, la sexualidad, el matrimonio, los hijos, la educación, la familia, la libertad, etc. Y lo hace, poniendo en el candelero la luz de la misericordia, para brindar en todos los caminos de la aventura humana esa mano maternal de la Iglesia, que desde hace más de dos mil años no ha dejado de transmitir a los hombres, desde el corazón misericordioso de Cristo, la fuerza de una sabiduría que es la de Dios y de una caridad que le viene dada por el Espíritu Santo.

Para transformar nuestros corazones de piedra en corazones de carne, ya sea en el seno del noviazgo, la sexualidad, el matrimonio, la familia, la juventud, la ancianidad, etc, el Papa Francisco ha trazado un mapa extraordinario, el mapa del amor y la misericordia. Un mapa donde se describen las distintas rutas y senderos que conducen a la alegría del amor, a la inmensa plenitud de la misericordia, sin los que resulta imposible sortear las numerosas dificultades intrínsecas de toda relación humana, hoy exacerbadas por un mundo donde son legión los enemigos de todo aquello que aporta dignidad y grandeza al matrimonio, a la familia, a la sexualidad, etc.

Cuando el mundo se empecina de nuevo en condenar al ostracismo, todo atisbo de la sabiduría y belleza del Evangelio de Cristo y de su Iglesia, sin los cuales el amor y la misericordia divinas son difícilmente aprehensibles por las inteligencias y los corazones de los hombres, -ofuscadas las unas y endurecidos los otros-, el dulce rostro de Cristo en la tierra, el Papa Francisco, nos invita a descubrir la alegría del amor, donde la caridad y la misericordia constituyan el faro que nos permiten sortear los escollos y dificultades propias de toda relación y vicisitud humana, invitándonos con el apóstol Pablo a ser, en todo y con todos, pacientes, serviciales, magnánimos, humildes, amables, desprendidos, pacíficos, misericordiosos, alegres, confiados, esperanzados y sufridos.

La Exhortación Apostólica "Amoris Laetitia", no dejará contentos a quienes tenían "un deseo desenfrenado de cambiar todo sin suficiente reflexión o fundamentación", ni tampoco a quienes pretendían "resolver todo aplicando normativas generales o derivando conclusiones excesivas de algunas reflexiones teológicas".

Frustración para quienes esperaban del Santo Padre una ruptura con el depósito de la fe; y desencanto para quienes aspiraban a trasformar en martillo de herejes ese mismo depósito, desechando o aminorando la acogida misericordiosa que la Madre Iglesia debe ofrecer a la totalidad de sus hijos.

Lo que propone el Papa Francisco al mundo es una auténtica revolución del amor, un dejarse invadir sin miedo por la infinita misericordia que mana del corazón traspasado de Cristo, para permitir que nuestros corazones de piedra sean en efecto transformados en corazones de carne, capaces de amar y ser amados.

Esa revolución puede darse en el seno de matrimonios y familias, donde reconociendo sus miembros sus propias limitaciones y miserias, se concedan los unos a los otros la grandeza del perdón y de ser perdonados, permitiendo que emerja en la conciencia de sus miembros la inconmensurable dignidad de su condición creatural, todos llamados a participar de la resurrección de Cristo y a compartir la vida eterna.

Antonio Torres
Empresario