Un expresidiario pasó por allí una nochevieja y lo llamó "la Cristoteca". Es una iniciativa que cumple ya 25 años: música, adoración, alabanza, alegría, canciones y oración toda la noche de fin de año, a cargo de la Renovación Carismática Católica en Madrid.

Acabar el año alabando a Dios, y empeza el año alabando a Dios. Siempre con las puertas abiertas a todo el mundo, cualquiera a cualquier hora. En estos 25 años han pasado muchas cosas en esta noche especial. Lo explica Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo en Alfa y Omega.

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Todo comenzó en las navidades de 1992, cuando Carmen Rubio pertenecía al equipo nacional de la Renovación y era la responsable del templo de la calle Fomento 13. «Sentí con fuerza que esa Nochevieja, al ver que todo el mundo después de las uvas se iba a ir de fiesta, ¿por qué nosotros no nos íbamos al templo a alabar al Señor, a dar gracias por el año nuevo? Esa primera Nochevieja fuimos solo cuatro personas: una chica que era maestra, un chico con un derrame cerebral y la persona que lo acompañaba, y yo. Fue precioso, una noche de mucho frío fuera pero mucho calor dentro. En aquel rinconcito estuvimos hasta las siete de la mañana, alabando a Dios y cantando con mucha alegría. Cuando acabamos teníamos todos tanta alegría que propuse volver todos los primeros viernes de mes».

Y de los primeros meses de mes se pasó a todos los viernes, desde las 10 de la noche hasta las 7 de la mañana. Así, cada una de esas noches abrían las puertas del templo «y podía entrar quien quisiera a la hora que quisiera. Empezó a ir mucha gente. Recuerdo que una vez llegó un matrimonio destrozado; empezamos a orar por ellos, y se marcharon tranquilos y felices. Cristo ha hecho cosas allí que nosotros no sabemos».


A la primera convocatoria llegó un sacerdote de Toledo con una furgoneta llena de pobres. «Fue una Eucaristía muy bonita, muy jubilosa, con una consagración a la Virgen. Fue preciosísimo».

Aquellas adoraciones del principio ni siquiera se exponía al Señor. «Solo teníamos el sagrario delante, con una pobreza total y absoluta, sin organización y sin que nadie llamara a nadie. Pero así, poco a poco, fue saliendo todos los viernes».

Al templo acudían algunas personas de la Renovación, pero también «los pobres del barrio, de la calle, que se quedaban luego a dormir luego abajo. Recuerdo a Fátima, Amadour, Gema, un japonés que vivía en la calle… Y luego nos íbamos todos juntos a desayunar por la mañana. Era una gran fiesta», rememora Carmen.


También empezaron a acudir presos de permiso o que ya habían alcanzado la libertad, por los lazos de la Renovación con los voluntarios de Confraternidad Carcelaria. Entre ellos estaba Marcelino, un chico que había salido de la cárcel y que al ver su vida cambiada por la adoración exclamó: «He cambiado la discoteca por la Cristoteca», dando así el nombre con el que se quedó esta iniciativa.


«Otra vez por ahí los miembros de un grupo de moda de música de moda en los 90, y comenzamos a explicarles. “¡Pero si nosotros somos de Satanás!”, dijeron. Y entonces nos los subimos a ver al Santísimo, con todos sus amigos. Otra noche vino solo uno de ellos: “Quiero que reces a tu Jefe, he metido la pata en mi vida. Mi hermano está grave”, me dijo. Al viernes siguiente volvió y me entregó una estrella de cinco puntas, de esas satánicas, y yo le di un rosario. Han pasado cosas que solo las sabe el Señor».

«En la Nochevieja del 93 al 94 vino don Javier Martínez, entonces obispos auxiliar de Madrid –dice Carmen–, y nos dijo: “Esto es lo más grande que ha hecho el Espíritu Santo en Madrid este año”, y nos pidió: “Mantenedla con la misma pobreza con la que ha surgido. No hagáis una estructura, mantenedla así”. Y así lo hemos hecho todos estos años». Fue precisamente don Javier quien ordenó que se pusiera al Santísimo en la custodia, desde la última Misa de la tarde, hasta la mañana siguiente.

«Nunca se cerró, y nunca se sabía quién iba a estar y quién no. Así estuvimos 19 años en aquel templo, y luego pasamos al actual, cerca de la Casa de Campo. Ahora continúa los primeros sábados de cada mes, el Jueves Santo, y por supuesto en Nochevieja».


La Cristoteca comenzará esta Nochevieja desde las 20 horas del domingo, en el templo Nuestra Señora de Lourdes y San Justino (calle Juan de Mata, 30. Metro Casa de Campo y Batán), con la exposición del Santísimo durante toda la noche, Rosario, Vísperas, canciones de alabanza…

«Vamos a dejar de lado todo lo malo del año pasado, vamos a pedir perdón y a dar gracias por el nuevo año, siempre junto al Señor y de la mano de María. Y con mucho entusiasmo, como hace la gente en la Puerta del Sol durante las campanadas. Todo el mundo está invitado», señala Carmen Rubio, una de sus organizadoras. A la 1 de la madrugada, el rector del templo, Alfonso Simón, presidirá la Eucaristía en la fiesta de Santa María Madre de Dios.