Benedicto XVI ha hecho un llamamiento al diálogo con los «hermanos musulmanes», animando a los católicos a continuar con él «a pesar de todos los problemas».

El Papa hacía esas declaraciones en el avión que le ha traído hoy a Chipre, una isla mediterránea traumáticamente dividida en dos desde que en 1974 los turcos invadieran la parte norte en respuesta a un golpe militar orquestado por la junta militar griega.

Las palabras del Benedicto XVI adquirían un significado especial tras el asesinato ayer de Luigi Padovese, el presidente de la Conferencia Episcopal turca, acuchillado a manos de su chófer, informa El Mundo.

El Pontífice, el primero en la historia que visita Chipre, no sólo hacia un llamamiento a favor de la convivencia fraterna entre musulmanes y cristianos sino que trataba también de despejar las sospechas que se ciernen sobre el asesinato de monseñor Padovese, y detrás del cual algunos consideran que podrían ocultarse móviles políticos o religiosos.

«Estoy profundamente dolido por la muerte de monseñor Padovese. Pero, aún así, esta sombra no tiene nada que ver con este viaje porque no debemos atribuir lo sucedido a Turquía o a los turcos», aseguraba.

«Es una cuestión de la que tenemos poca información. Pero es seguro que no se trata de un asesinato político o religioso. Se trata de una cosa personal. Esperemos a tener todas las explicaciones, pero no queremos ahora mezclar esta situación trágica al diálogo con el islam».

Según las autoridades turcas, Padovese habría sido asesinado por su chófer, un católico de 26 años que trabajaba par él desde hace cuatro y que estaba en tratamiento psiquiátrico. Sin embargo, a muchos les parece excesiva casualidad que el crimen se haya producido la víspera de la visita histórica del Papa a Turquía, y en la que Padovese tenía previsto participar.

Como también sorprende el alto número de acciones violentas contra sacerdotes llevadas a cabo por presuntos desequilibrados turcos. Desde el asesinato a balazos en febrero de 2006 del padre Andrea Santoro mientras rezaba en una Iglesia de Trabzon hasta los ataques no mortales contra otros tres sacerdotes en Turquía también en 2006, todos fueron atribuidos a personas con problemas mentales.

Respondiendo a una pregunta sobre la división de Chipre, a causa de la ocupación Turca, Benedicto XVI ha afirmado que su viaje, busca continuar el realizado a Tierra Santa el año pasado, testimoniando la paz y el diálogo, arraigados en la fe en el único Dios.

«No traigo un mensaje político, sino un mensaje religioso, que debería preparar mejor las almas para abrirse a la paz. No es algo que se hace de un día para otro, pero es muy importante no sólo dar los pasos políticos necesarios, sino sobre todo preparar las almas para dar esos pasos, para lograr esa apertura interior a la paz, que procede de la fe en Dios y de la convicción de que todos somos hijos de Dios, hermanos y hermanas entre nosotros».


El pontífice reflexionó también sobre la paz en Oriente Medio tras el ataque del ejército contra la flotilla de bandera turca que se dirigía a Gaza.

«Después de todos los casos de violencia, no hay que perder la paciencia, la valentía, la amplitud de miras para volver a comenzar. Es necesario crear estas disposiciones del corazón para recomenzar siempre de nuevo, con la certeza de que podemos avanzar, que podemos llegar a al paz y que la violencia no es la solución, sino la paciencia en el bien. Suscitar esta disposición me parece el principal trabajo que el Vaticano, sus órganos y el Papa, pueden hacer».

El Papa analizó también el diálogo con los ortodoxos y el testimonio común de los valores cristianos en el mundo secularizado.

«Cuando somos capaces de testimoniar estos valores, de comprometernos en el diálogo... para vivir estos valores, ya hemos dado un testimonio fundamental de una unidad muy profunda de la fe», aclaró.

Por último, sintetizando sus reflexiones, el Papa habló del Sínodo de los Obispos de Oriente Medio, cuyo «Documento de trabajo» publicará este domingo en Nicosia.

El Sínodo, dijo, será un encuentro interno a la cristiandad de Oriente Medio, marcado por la valentía y la esperanza en el futuro.

Crece, concluyó, «la conciencia común sobre la responsabilidad cristiana y también la capacidad común de diálogo con los hermanos musulmanes, que son hermanos a pesar de las diversidades».