Como informó ReL, la celebración de esta tarde en la Plaza de la Cibeles ha prolongado durante unas horas el «espíritu de Madrid».

Primero, porque, como durante la celebración de la JMJ, se sobrepasaron las expectativas, en este caso con una asistencia de 200.000 personas, más de un tercio superior a la esperada.

Segundo, porque el entusiasmo, el orden y el espíritu de fe que caracterizaron las jornadas con el Papa se han repetido dentro del Encuentro Vocacional del Camino Neocatecumenal, que se celebra al día siguiente de cada JMJ desde 1989.

Y tercero, porque se ha procurado reiterar la esencia de los mensajes transmitidos por Benedicto XVI durante sus cuatro días de apostolado en España.

El arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, presidió el acto, junto con decenas de obispos y varios cardenales. Había sido convocado por los iniciadores del carisma, Kiko Argüello y Carmen Hernández, y el sacerdote Mario Pezzi, también del Camino.

Durante su intervención, el cardenal Rouco recordó que el "objetivo último" de la JMJ había sido que los jóvenes "encontraran en Cristo su raíz y pudieran decirle que creen en Él, esperan en Él y le aman", y de esta forma volviesen a casa "firmes en la fe", según rezaba el lema de las jornadas.

Del mismo modo, subrayó, el Camino Neocatecumenal  busca que los jóvenes "conviertan sus vidas en el desarrollo de esa raíz, construyan su vida en Él y estén dispuestos a entregársela, queriendo ser sacerdotes, consagrando su vida al Señor o también atreviéndose a vivir el matrimonio y la familia cristianamente".

De hecho, uno de los momentos culminantes de este Encuentro Vocacional es aquel en que quienes se sienten llamados a ese encuentro con Cristo dan un paso y lo hacen público.

"Cuando los jóvenes se enfrentan a su vida y buscan explicaciones de lo que les ha pasado, si no se encuentran con la Cruz y con Cristo, se encontrarán sin fundamento para creer, esperar y amar", concluyó el cardenal.

Y el primer fruto de la JMJ pudo concretarse numéricamente en el acto. En torno a cinco mil chicos y dos mil trescientas chicas se levantaron para dar testimonio de que quieren ser sacerdotes o religiosas.

"Reevangelizar Europa y evangelizar Asia" fue uno de los objetivos que les propuso Kiko Argüello durante su intervención. En ella agradeció a Benedicto XVI el apoyo que había recibido en su momento el Camino Neocatecumenal para su expansión en Alemania: "Oremos al Señor de la mies para que envíe obreros a la mies", pidió mientras se producía el emotivo momento del paso adelante de miles de jóvenes que han descubierto o madurado su fe escuchando al Papa estos días y compartiendo su fe con cientos de miles de católicos de todo el mundo.