Los parroquianos de la parroquia de San Nicolás, en Talas, ciudad de Kirguistán cerca de Uzbequistán, quedaron asombrados cuando la Policía entró en plena misa este domingo 26 de marzo, durante la proclamación de las lecturas, y acudió a la lectora, una religiosa eslovaca, anunciándole una multa equivalente a 90 dólares por "difundir el catolicismo romano entre los habitantes de Talas sin autorización de la Comisión Estatal de Asuntos Religiosos".

Kirguistán, república postsoviética de mayoría musulmana, con apenas 9 parroquias católicas, no es una maravilla de la libertad religiosa, pero tampoco había sucedido antes que la Policía irrumpiera en misa e impidiera a una misionera leer.

Primera multa ¡por leer en misa!

Efectivamente, en el Código Penal del país hay un artículo (el 142) que castiga la "Violación de la legislación sobre libertad religiosa y sobre las organizaciones religiosas". Que un misionero extranjero predique a musulmanes por la calle está penalizado. Pero este no es el caso de la religiosa, que simplemente leía en misa en la parroquia, ante un público formado por inmigrantes y descendientes de etnia alemana, polaca, lituana...

Se trata de la hermana Daniela Činčilova, eslovaca, de la Congregación de las Hermanas Franciscanas de la Enseñanza. Ni predicaba ni enseñaba, dos acciones que un ciudadano extranjero sólo puede realizar si está en posesión de un certificado especial expedido por los organismos gubernamentales competentes, según detalla agencia Fides.

El hermano jesuita Damian Wojciechowski, director de la curia de Kirguistán, declaró a la Agencia Fides que la decisión policial fue "sin duda tomada por ignorancia del personal local implicado en la operación".

"Ya hemos iniciado los trámites para presentar un recurso ante los tribunales y confiamos en que la multa pueda ser anulada, ya que siempre hemos actuado de acuerdo con la legislación vigente", anuncia el portavoz de la comunidad católica.

Nueve parroquias, unos 500 católicos acuden a ellas

Kirguistán tiene algo más de 6,5 millones de habitantes, en su mayoría kirguises y uzbecos, que son musulmanes. Hay en el país unos 350.000 rusos (que por etnia serían cristianos ortodoxos). Hace unas décadas vivieron allí más de 100.000 personas de etnia alemana -católicos y protestantes-, llegadas en distintas deportaciones, pero la inmensa mayoría emigraron a Alemania con la perestroika.

Hay pocos miles de católicos, pero viven muy dispersos. Unos 500 acuden regularmente a sus 9 parroquias, la mayoría en Bishkek, Jalal-Abad y Talas. Esta población, cercana a la frontera uzbeca y con aeropuerto, reconsagró su parroquia en 2019.

Católicos en Kirguistán en la noche de Pascua de 2022: tras celebrar la Vigilia Pascual, bendicen los panes según la tradición eslava;  sin parroquia, se reúnen en una casa, son inmigrantes indios, descendientes de polacos, lituanos...

A menudo los misioneros católicos recorren el país y celebran misa en las casas de los fieles dispersos. Entre los religiosos católicos, la presencia numéricamente más significativa es la de los jesuitas (9 sacerdotes y 1 hermano, procedentes de Eslovenia, Vietnam, Estados Unidos, Kazajstán y Polonia), a los que se unen 5 Hermanas Franciscanas de la Enseñanza, 4 Hermanas Misioneras de la Caridad, 2 Hermanas Misioneras de la Consolata y un sacerdote diocesano de Eslovaquia.

La presencia de clérigos de lengua eslava se debe a que la mayoría de católicos del país tienen la lengua rusa como lengua común.