Al acabar la Primera Guerra Mundial y crearse Checoslovaquia, en 1918, durante 3 años fueron destruidos bastantes monumentos católicos que muchos checos -protestantes, socialistas o simplemente ateos anticlericales- asociaban con el Imperio Austrohúngaro católico que quedaba desmantelado. La mayoría de los monumentos destrozados eran cruces o estatuas de San Juan Nepomuceno. En ese contexto, anarquistas, socialistas y nacionalistas checos derribaron la Columna de la Virgen María de la Ciudad Vieja de Praga, que se había levantado en 1650 por devoción del pueblo de Praga.

La había financiado en 1650 el emperador Fernando III por haber ayudado la Virgen a defender la ciudad de las tropas suecas enemigas en 1648. El lugar no gustó a algunos, porque desde 1621 esa plaza era un símbolo para los nacionalistas checos porque allí fueron ejecutados algunos de sus líderes rebeldes. Con todo, esta columna fue una de las columnas marianas más antiguas de Europa, junto con las de Roma, Múnich y Viena.

El esfuerzo de un escultor y una asociación insistente

Ha pasado más de un siglo desde la destrucción del monumento, y ahora la Virgen y su columna han vuelto a la plaza, como fruto de más de 20 años de esfuerzos e ilusión del escultor checo Petr Váña y una asociación que ha insistido en levantar un nuevo monumento.

“Durante mucho tiempo llevé la idea en mi mente, y hoy es realmente maravilloso ver que lo conseguimos, que el trabajo fue realizado”, declaró el escultor a Radio Checa. “Tuvimos que idear un sistema especial para conseguir el equilibrio perfecto de la columna. Deseamos que permanezca aquí por muchos siglos. Debo confesar que se trata de una sensación muy hermosa”.

El historiador Jaroslav Šebek explicó a Radio Checa cómo fue el acto de destrucción en noviembre de 1918, coincidiendo con un multitudinario mitin del Partido Socialista Nacional Checo y el Partido Obrero Socialdemócrata. Allí se les había exaltado con discursos sobre cómo los emperadores Habsburgo, católicos, habían “maltratado” a los checos (muchos de ellos husitas y protestantes de distintos tipos) durante 300 años. Era un mix de nacionalismo checo y discurso anticlerical y anticatólico unos meses después de la Revolución Rusa.

El anarquista František Sauer dirigió el esfuerzo de tirar de la estatua con cuerdas, acompañado en el acto por las dirigentes socialistas Milada Horáková (que tenía entonces 17 años y sería ejecutada por los comunistas 32 años después) y Fráña Zemínová (sería encarcelada por los comunistas de los 68 a los 79 años). “La tarde del 3 de noviembre la columna fue finalmente derribada. Fue una especie de punto final de la monarquía de los Habsburgo, y con la caída de la Columna Mariana se abrió la nueva etapa del Estado Checoslovaco”, comenta el historiador.

La multitud exaltada quería tirar al río trozos de la columna y destruir las estatuas del puente, pero los soldados lo impidieron. La cabeza de la Virgen fue guardada por uno de los presentes y más tarde vendida al Museo Nacional, en cuyo lapidario se conservan hasta la actualidad los fragmentos originales.

Václav Dajbych, de la Sociedad para la Renovación de la Columna Mariana, recordaba hace ya 5 años que la imagen no había sido una imposición de políticos austriacos sino fruto de la devoción de los praguenses.

Los habitantes de la ciudad prometieron que si Praga se salvaba del ejército sueco construirían un monumento a la Virgen María. Y de hecho la Columna Mariana es básicamente un armario para guardar la imagen de la Virgen María de Rynek, a la que rezaban durante el asedio de Praga y que llevaban consigo durante los combates más duros. La verdad es que las murallas estaban en un estado lamentable y realmente los praguenses creían que fue la Virgen María la que los salvó de acabar como Malá Strana, que fue saqueada”. La imagen de la Virgen María de Rynek, del siglo XV, se salvó por cierto de la destrucción y actualmente forma parte de la colección de la Galería Nacional checa.

Durante los últimos años, algunos políticos locales (comunistas, y del Partido Pirata) bloquearon el proyecto de levantar de nuevo la estatua pero el Partido Popular, democristiano, al final logró tirar adelante la medida. El concejal Jan Wolf, uno de sus impulsores, señaló que “en la Plaza de la Ciudad Vieja las iglesias protestantes tienen un monumento dedicado a Juan Hus [predicador herético fundador del movimiento husita, causa de una cruel guerra civil en el siglo XV y precedente del protestantismo, nota de ReL], y la Columna Mariana ayudaría a mantener el equilibrio religioso”.

Hoy la República Checa es uno de los países más descristianizados de Europa, con un 70% de población que declara ser atea, agnóstica o indiferente; incluso entre el 28% que se declara católico, sólo 1 de cada 5 va a misa.

(Publicado originariamente en el portal de noticias marianas CariFilii.es)