Donald Trump, en visita a Polonia, pronunció este jueves un discurso recordando la importancia de San Juan Pablo II y de la fe cristiana de los polacos para enfrentarse a la opresión comunista. 

Su discurso en la Plaza Krasiński, recordó las palabras del beato obispo mártir Michal Kozal: "Más horrible que una derrota militar es el colapso del espíritu humano". Kozal, fue detenido por los nazis en 1939 por predicar en polaco y no entregar sus sermones a censura. Fue encarcelado, torturado, transferido al campo de Dachau en 1941, apalizado y finalmente asesinado en 1943.

Trump dijo: "durante cuatro décadas de gobierno comunista, Polonia y otras naciones cautivas de Europa sufrieron una campaña brutal para demoler la libertad, vuestra fe, vuestras leyes, vuestra historia, vuestra identidad, la propia esencia de vuestra cultura y humanidad. Pero pese a todo nunca perdisteis ese espíritu". 




Después señaló un momento clave: el encuentro de Juan Pablo II en 1979 con un millón de polacos en misa que cantaban "queremos a Dios", algo que una década después llevaría al hundimiento del comunismo.

«Cuando llegó el día 2 de junio de 1979, y un millón de polacos se reunieron alrededor de la Plaza de la Victoria para su primera misa con su papa polaco, ese día, todos los comunistas de Varsovia debieron saber que su sistema opresivo pronto se derrumbaría. Debieron de saberlo en el momento exacto en que el sermón del Papa Juan Pablo II, cuando un millón de hombres, mujeres y niños polacos levantaron de repente sus voces en una sola oración. Un millón de polacos no pidieron riquezas. No pidieron privilegio. En cambio, un millón de polacos cantaron tres palabras sencillas: “Queremos a Dios”»

«En esas palabras», indicó el presidente norteamericano, «el pueblo polaco recordó la promesa de un futuro mejor. Encontraron nuevo coraje para enfrentar a sus opresores, y encontraron las palabras para declarar que Polonia sería Polonia una vez más».

Luego Trump aseguró a los asistentes: "Todavía podemos escuchar los ecos de esas voces a través de la historia. Su mensaje es tan verdadero hoy como siempre. El pueblo de Polonia, el pueblo de América y el pueblo de Europa todavía gritan “Queremos a Dios”".
 
Trump contrastó el poder de la fe y la unidad contra la policía secreta y el sistema perverso. 

«Juntos, con el Papa Juan Pablo II, los polacos reafirmaron su identidad como nación consagrada a Dios. Y con esa poderosa declaración de quiénes sois, llegasteis a entender qué hacer y cómo vivir. Permanecisteis en solidaridad contra la opresión, contra una policía secreta sin ley, contra un sistema cruel y perverso que empobreció vuestras ciudades y vuestras almas. Y ganasteis. Polonia prevalecía. Polonia prevalecerá siempre». 




En otro momento de su discurso, el presidente Trump aseguró que «recompensamos la brillantez. Nos esforzamos por la excelencia, y apreciamos obras de arte inspiradoras que honran a Dios. Valoramos el imperio de la ley y protegemos el derecho a la libertad de palabra y a la libre expresión». 

También señaló otras características de la cultura occidental: «Damos poder a las mujeres como pilares de nuestra sociedad y de nuestro éxito. Ponemos la fe y la familia, no el gobierno y la burocracia, en el centro de nuestras vidas. Y discutimos todo. Lo desafiamos todo. Buscamos saberlo todo para que podamos conocernos mejor».

«Y sobre todo», sentenció, «valoramos la dignidad de toda vida humana, protegemos los derechos de cada persona y compartimos la esperanza de que cada alma viva en libertad. Eso es lo que somos. Esos son los lazos inestimables que nos unen como naciones, como aliados y como civilización».

Se puede leer el discurso completo en inglés aquí en la web de la Casa Blanca y en español aquí en el blog Contando Estrelas.