Son 24 las monjas que habitan dentro de los muros del monasterio sevillano de San Leandro. Son agustinas. Están entregadas a la oración, a la elaboración de dulces y también a delicadas labores de costura. Con sus manos bordan, tejen y hornean yemas y pestiños que venden a través del torno de este convento de clausura que colecciona ya varios siglos de historia. Pero la que ahora las convierte en noticia poco tiene que ver con sus labores cotidianas. O sí. Porque "en el recreo", como señala la madre superiora, sor Natividad, las hermanas más jóvenes aprovechan para echar pachangas de baloncesto. Desde hace años.

Por una cosa u otra, estas monjas parecen llamadas a salir en los periódicos. Hace décadas por la fama -merecida, dicen- de sus yemas. Y hace un lustro por la deuda contraída por arreglar parte de un monasterio inabarcable, que cuando no está con goteras está con desconchones. Unos números rojos que las llevaron, incluso, a malvivir, a tener que comer de la beneficencia. Pero como no hay mal que por bien no venga, una cosa llevó a otra y tanta plegaria fue escuchada por el alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, quien a principios de junio atravesó los muros del convento para suscribir un acuerdo que ponía fin a las penurias de las hermanas.

En su visita, a Zoido no le pasó inadvertido ver a unas cuantas monjas jugando al baloncesto. O intentándolo. La canasta estaba rota; el balón, pinchado. Y se dijo y dijo, "aprovechando que el Mundial de baloncesto tendrá sede en Sevilla, a ver si la Federación...". El alcalde hispalense trasladó la petición a José Luis Sáez y, entre uno y otro, hicieron realidad el sueño de unas cuantas monjas.



"En cuanto nos lo propuso el Ayuntamiento de Sevilla, nos pareció algo fantástico. Y en la Federación nos pusimos manos a la obra para traer una canasta digna y unos balones (veinte, para ser exactos)", destacó el presidente federativo.

"Es una idea maravillosa y ver la ilusión que les ha hecho... Para nosotros ya es uno de los momentos especiales del Mundial", añadió Sáez en presencia de Zoido y de las hermanas del convento de San Leandro. "No creo que haya mejor forma de promocionar el deporte en todos los ámbitos y edades que trayéndolo incluso a un convento", destacó el alcalde de Sevilla, satisfecho de ver a algunas hermanas en acción. Romay y Garbajosa también presenciaron este domingo, felices, la escena, al tiempo que la madre superiora recordaba que "les puse la canasta hace 14 años. Aquí llevamos una vida muy sedentaria y un poco de ejercicio es muy positivo. Además, muchas de las monjas vienen de África y allí están acostumbradas a moverse mucho", recordó sor Natividad, quien agasajó a sus invitados con magdalenas horneadas dentro de los muros del convento.