El sacerdote David Bergeron es un gran aficionado a los deportes náuticos y decidió utilizar esta cualidad para salvar y atender a sus feligreses de Houston que se habían visto afectados por el terrible efecto del huracán Harvey.

Sin más ayuda que un kayak, el religioso perteneciente a la comunidad de los Compañeros de la Cruz, se lanzó a la ciudad inundada y comenzó a rescatar a sus feligreses y a los ciudadanos a los que fue encontrando.

Esta iniciativa le surgió pensando qué podía hacer por las personas afectadas por este desastre natural mientras pasaba la noche en su vehículo incomunicado por los efectos de Harvey. Y así fue como empezó a llevar alimento y ayuda espiritual a los afectados y a las personas atrapadas.


En una entrevista para el canal norteamericano ABC y que recoge Gaudium Press, el padre David explicó que cree que "esta fue la forma que América fue evangelizada, con la canoa". Con su gesto, el sacerdote manifestó que espera "que esto pueda hacer sonreír a algunas personas, y obviamente estoy orando por todos los que padecen alguna necesidad".


El padre David, celebrando misa


"Jesucristo vive, y Él es quien desea que continuemos teniendo esperanza. Como sacerdote católico, sé que nuestra única esperanza es Nuestro Señor y Salvador", afirmó.



Debido a las restricciones del comercio local al alcohol, el Padre David no consiguió comprar vino para celebrar la Santa Misa con los fieles que están imposibilitados de moverse debido a las inundaciones que azotan la región.

A pesar de su esfuerzo, el sacerdote no ha considerado su acción como heroica. Para él, esos pequeños gestos son lo que importa, pues "hacer pequeñas cosas con gran amor hace la diferencia en el mundo".