Cuando el presidente de Estados Unidos, Barack Obama anunció que las instituciones religiosas no deberían administrar directamente métodos anticonceptivos, se vió como una maniobra engañosa.

“Lo que anunció el presidente Obama el 9 de febrero era nada más que humo, no era nada concreto en su supuesto compromiso. El lenguaje de la regla sigue igual y en su acomodación no hay ningún remedio para nosotros. Todavía quieren forzarnos a actuar en contra de nuestras conciencias”, señala el arzobispo de Miami, Thomas Wenski.

El arzobispo de Miami asegura que el punto más importante en juego es la libertad de religión. No está de acuerdo con que sea un asunto relacionado con la salud de las mujeres. Estar embarazado no es estar enfermo, afirma Wenski.

“La regla del departamento de salud y servicios sociales que pretende forzarnos a nosotros los católicos de pagar por los abortos de otras personas y las esterilizaciones y otros medios contraconceptivos es una violación del derecho a la libertad religiosa. Esta es la primera libertad garantizada en nuestra constitución estadounidense. El gobierno no tiene derecho de decirnos a nosotros qué tenemos que creer y el mandato del departamento de salud y servicios quiere forzarnos a actuar contra nuestra conciencia y por eso no podemos aceptarlo”, agrega el prelado.

Hay católicos que no consideran este asunto importante, pero el arzobispo Wenski asegura que deben tener una visión de conjunto.



Opina Wenski que “para los católicos que no ven esto con mucha importancia ellos tienen que despertarse pues así la regla del departamento de salud y servicios sigue en vigor no puede ser que dentro de unos años desaparecen los hospitales, las universidades católicas o no podrán conservar su identidad católica. Es una violación de nuestros derechos como ciudadanos norteamericanos, es en contra de nuestra libertad religiosa y ataca a nuestro derecho a servir a los demás de acuerdo a nuestros a nuestros principios morales y éticos”.

La archidiócesis de Miami participa en una marcha para promocionar la libertad religiosa y para explicar con presión el significado de la política sanitaria de la administración de Obama.