En los últimos años varias buenas películas han abordado con solvencia artística la cuestión del aborto: Bella (2006), con Eduardo Verástegui; October Baby (2011), basada en un caso real de una superviviente; Gimme Shelter [Buscando un destino] (2013), con toda una estrella como Brendan Fraser...

Voiceless [Sin voz]  se va a unir sin duda a este ramillete cinematográfico provida a partir de su estreno en Estados Unidos el próximo 7 de octubre. Cuenta la historia de un soldado, licenciado por heridas de guerra, que llega a Filadelfia como profesor de boxeo en el centro social para jóvenes de una comunidad cristiana. Justo enfrente hay un abortorio, y la película refleja los esfuerzos de Jesse para movilizar a los fieles contra ese lugar. Se enfrenta a la pasividad del pastor y de sus parroquianos y a los miedos de su flamante esposa. Y, por supuesto, a la "clínica", porque empieza a trabajar en la calle para aconsejar y rescatar a madres del dramático error de matar a sus hijos.


Al centrar la historia en el propio compromiso de Jesse, Voiceless va más allá de ser una película sobre el aborto. Como explica su director, Pat Necerato, trata sobre el "viaje personal" del protagonista "para tener el nervio y el coraje de obedecer a Dios y comprometerse y actuar". "Tenemos que comprometernos contra el mal y comprometernos con Dios y no tener una actitud derrotista ante el Evangelio, sino una actitud victoriosa", añade.


Pat Necerato, director de Voiceless.

Se trata, pues de una incitación a actuar, que ha sido bien recibida en sus primeras exposiciones, consiguiendo por ejemplo el premio a la mejor película en el Northeast Film Festival 2015. "No puedo decirte cuántas veces le he escuchado a cristianos, incluso pastores, que tenemos que salvar almas y no preocuparnos tanto de enfrentarnos al mal", argumenta Necerato evocando un momento del film en el que se plantea esa duda: "Pero esas palabras nunca han casado bien con mi teología de que Cristo es Rey y puede redimir todos los aspectos de nuestro mundo".

"Es la primera película provida que afronta poderosamente las razones por las que la mayor parte de la gente no se compromete contra la injusticia del aborto. Está brillantemente orientada para inspirar a la Iglesia a la acción", afirma Joe Baker, presidente de la organización provida Save the Storks [Salvad las cigüeñas], que ofrece ayuda, información y una ecografía a las madres ante los abortorios.


"¿Acaso no es nuestra responsabilidad proteger a esos niños sean cuales sean las consecuencias?", se pregunta en una escena la mujer de Jesse, Julia, interpretada por Jocelyn Cruz. Ni siquiera ella comprende del todo el empeño de su marido, porque puede acabar detenido (de hecho, eso sucede). Pero le apoya.


Julia (Jocelyn Cruz), en un momento de la película en la que se dirige a los miembros de la comunidad incitándoles a actuar en defensa de los inocentes.

Algo que a Jocelyn no le resulta difícil, porque ella está personalmente comprometida en la lucha provida: "Dar poder y proteger a las mujeres, a los niños y a las familias es una de mis pasiones. Me formé como comadrona, trabajo con las familias después del parto y veo de primera mano la importancia de que haya una comunidad de personas a tu alrededor cuando crías un hijo. ¿Qué mejor podemos hacer por las mujeres que ayudarlas, que estar ahí cuando tienen a los niños?".

El papel principal, el de su marido, lo encarna Rusty Joiner, un actor habitual en series de televisión (CSI, Urgencias, Bones, The Closer) que en los últimos años empieza a despuntar en el cine (Un invierno en la playa, Dragonfyre) y fue nominado a mejor actor en el Northeast Film Festival que galardonó a Voiceless.



Aunque Jesse es un soldado y profesor de boxeo y se convierte en el catalizador de la lucha activa del barrio contra el abortorio, lo que le mueve es el amor y la compasión, que son el eje de Voiceless. "En la batalla por salvar vidas no hay una aproximación única", comenta el director, "pero el denominador común siempre son la compasión y un corazón que ama".


Además, Jesse arrastra sus propias angustias, pues durante una acción de combate no consiguió salvar a una persona que sigue llevando en su conciencia. Incluso vivirá algún fracaso similar en su nueva batalla. Porque una de las virtudes de Voiceless es que intenta presentar la realidad tal cual es, huyendo del simplismo que en muchas películas cristianas sacrifica la calidad artística en aras de una exposición nítida y sin aristas del mensaje: "Los productores han conseguido huir de todas las debilidades que se esperan en películas hechas por creyentes militantes", opina Monica Migliorino Miller en Crisis Magazine.


Jesse (Rusty Joiner) decide embarcarse en una cruzada personal para ayudar a las madres que acuden al abortorio.

Y así asistimos a las carencias iniciales y falta de preparación de Jesse cuando quiere asesorar a una madre que acude, solitaria, a suprimir su embarazo, a los reproches que recibe a posteriori por parte de los familiares de la chica que quiso abortar, a algún indeseable incidente violento e incluso a un diálogo con la directora del abortorio que intenta presentar su punto de vista en la manera más objetiva posible.

El final de la película, dice Migliorino sin desvelarlo, no consiste en esa cadena de conversiones tumbativas que caracterizan algunas películas cristianas, sino en una sugerencia de que la lucha continúa, va para largo, y alternará triunfos con derrotas. Y donde las personas, sin ser santos ni demonios, sí son personas enfrentadas a responsabilidades concretas que asumirán... o no.

"Una muy buena película provida, bien interpretada, bien escrita, bien dirigida", concluye Migliorino. Y aunque también le señala algunos fallos, no duda en afirmar que "Voiceless no es solo una buena película provida, sino que es una buena película. Señala el camino que deben seguir las películas cristianas".