¿Quién mató más científicos: la Inquisición Española en 3 siglos o el Frente Popular en tres años?

El historiador Menéndez Pelayo se cansó de pedir un solo nombre de científico asesinado por la Inquisición Española, sin que hasta la fecha se le haya dado contestación.

Durante la persecución religiosa del Frente Popular en España, de 1936 a 1939, fueron asesinados más de 6.000 religiosos católicos y una cifra de civiles desarmados que algunos sitúan en torno a 60.000 (José Javier Esparza. ‘El Terror Rojo. Epílogo: el Terror Blanco’).

El gobierno del Frente Popular fue el primero en promulgar una feroz ley de depuración contra todo aquel que aunque científico no pensara como él. Participó en el desmantelamiento de la Edad de Plata de la ciencia española con la incautación de la sede de la Junta para Ampliación de Estudios (JAE) y el casi asesinato del jurista y pedagogo José Castillejo o la toma de la Residencia de Estudiantes con fines militares .

En El socialismo y los intelectuales  Mª Dolores Gómez Molleda deja meridianamente clara la imposibilidad de entendimiento de esta fuerza política con personalidades como Unamuno, u otras que no comulgaran con las ruedas de molino que eran sencillamente impuestas por supuestos demócratas. No es de extrañar que dentro de las filas de los herederos ideológicos del Frente Popular haya quien como Santos Juliá, recientemente fallecido y autoridad indiscutible en historia manifestara en vida su total desacuerdo con el constructo ideológico conocido como memoria histórica.

Fotograma de la película "Bajo un manto de estrellas", sobre los 27 mártires dominicos de Almagro

Probablemente es poco conocido el hecho del que trata este artículo: el asesinato de científicos a manos del Frente Popular, la mayor parte de ellos católicos fervientes.

Pedagogos y renovadores de la enseñanza 

Rufino Blanco y Sánchez (1861 –1936) fue un científico católico que se dedicó a la pedagogía y a la filología. Discípulo predilecto del científico católico Marcelino Menéndez Pelayo, de un total de 57 obras publicadas, 40 de ellas fueron didácticas. En abril de 1936 ocupó la vacante del político José Sánchez Guerra en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Fue asesinado pocos meses después en Paracuellos del Jarama cuando contaba 75 años.

También del ámbito pedagógico fueron asesinados en esos años san Pedro Poveda Castroverde, fundador de la Institución Teresiana y la beata teresiana Victoria Díez Bustos y Molina (fusilada en agosto de 1936).

Agustinos y académicos del Escorial, asesinados en Paracuellos 

Melchor Martínez Antuña (1889-1936) fue un escritor, arabista y sacerdote de la Orden de San Agustín. Miembro y profesor de la Escuela de Estudios Árabes, fundada en la II República por Miguel Asín Palacios, cura católico arabista y científico vocal fundador de la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE). Dio clases en la Universidad de El Escorial, como profesor de historia de España, y en la Universidad Central de Madrid. Tras ser encarcelado en la checa de San Antón, Martínez Antuñana fue asesinado en Paracuellos del Jarama en 1936. Ha sido declarado beato por la Iglesia Católica.

Julián Zarco-Bacas (1887-1936), otro clérigo agustino, fue elegido en 1930 académico de la Real Academia de la Historia y bibliotecario de El Escorial desde 1931. En noviembre de 1935 fue nombrado correspondiente de la Spanish Society, de Nueva York. Encerrado en la checa de San Antón (Madrid), fue fusilado en Paracuellos del Jarama el día 30 de noviembre de 1936, con cuarenta y nueve años. Fue beatificado el 28 de octubre de 2007, cuando España celebraba un Año de la Ciencia. 

Retrato del erudito agustino y beato mártir Julián Zarco-Bacas Cuevas

Otro profesor agustino asesinado fue Avelino Rodríguez Alonso ( 1879-1936) que cursó la licenciatura civil de Derecho en la Universidad de Salamanca, desarrollando su actividad docente en el Centro Universitario de El Escorial, como profesor de Derecho Romano, donde también desempeñó el cargo de vicerrector, pasando posteriormente como director al Real Colegio Alfonso XII de El Escorial. Tras pasar por la checa de San Antón fue asesinado. Fue otro de los beatificados en 2007 en Roma.

Pioneros de la arqueología de toda España

Gonzalo Viñes Masip (1883-1936) fue un sacerdote diocesano de Játiva que perteneció a diversas instituciones de carácter científico y cultural tales como la Sociedad Aragonesa de Ciencias Naturales, el Centro de Cultura Valenciana o el Servicio de Investigación Prehistórica de la Diputación de València. Investigó en arqueología y participó en excavaciones, creó museos y trabajó con eruditos internacionales como Fletcher, Ballester, Breuil, Pericot, el marqués de Lozoya, etc. Publicó varios libros con sus estudios.  Milicianos del Frente Popular lo detuvieron varias veces, instándole a que suscribiera una declaración jurada renegando del sacerdocio, cosa que rehusó. Así, fue asesinado el 10 de diciembre de 1936, a los cincuenta y tres años. Lo beatificó San Juan Pablo II el 11 de marzo de 2001 en la plaza de San Pedro del Vaticano. 

Fidel Fuidio (1880-1936), marianista, se doctoró en Historia en la Universidad de Madrid. Se le considera un precursor de la arqueología madrileña, sus múltiples hallazgos todavía se conservan en el actual Museo de los Orígenes de Madrid, o en el Museo del Colegio del Pilar, de los religiosos marianistas. Excavó importantes yacimientos y trabajó codo con codo con el eminentísimo paleoantropólogo (y sacerdote católico) Hugo Obermaier, vinculado al “Institute de Paléontologie Humaine” de Paris. Mientras se recuperaba de una operación, fue apresado en Ciudad Real el 7 de agosto de 1936, y fusilado en Carrión de Calatrava del 16 al 17 de octubre de 1936. La Iglesia lo beatificó como mártir en 1995 junto a otros dos compañeros marianistas, Carlos Eraña y Jesús Hita.


Fidel Fuidio, arqueólogo, paleontólogo y 
religioso marianista; beato de la Iglesia,
murió mártir en 1936

Una suerte similar corrieron otros paleontólogos católicos de la Sociedad Española de Antropología, Etnografía y Prehistoria (SEAEP), sociedad que a todos ellos les dedicó en homenaje un volumen de estudios científicos titulado “Corona de estudios que la Sociedad Española de Antropología, Etnografía y Prehistoria dedica a sus Mártires”.

Fueron Angel de Tuya y G. del Solar (1904-1936), doctor en Medicina por la Universidad de Madrid, al que le faltaba poco para partir en una expedición científica al África dirigida por el famoso africanista Frobenius, cuando fue detenido y encarcelado, primero en la checa de Bellas Artes de Madrid, después en la Cárcel Modelo. De allí fue llevado a Torrejón de Ardoz y fusilado en noviembre de 1936.

Similar suerte corrió Antonio Alonso Sarasa (1882-1936), apresado en la Cárcel Modelo que terminó sus días en una saca en noviembre de 1936 en Paracuellos del Jarama.

De igual modo Manuel de la Cerda y de las Bárcenas (1900-1936), jesuita y licenciado en Ciencias Naturales en Madrid, que pasó por la Cárcel Modelo, la de Porlier, hasta diciembre de 1936.

También compañeros de Fidel Fuidio en la SEAEP Emilio de la Cruz Díaz, Ingeniero de Minas y director de las Minas de Caralt, corrió igual suerte en octubre de 1936 en Gerona.



Francisco Galiana Serra (1913-1937), se licenció en Derecho y Filosofía y Letras, aficionándose mucho a los estudios prehistóricos, fue detenido por católico y fusilado en los pinares de Valsaín en la Sierra de Guadarrama.

Por su parte Valentín Velasco (1892-1936), sacerdote agustino, se dedicó a la enseñanza en el Real Colegio Alfonso XII del Monasterio de El Escorial. Cursó también Derecho y Filosofía y Letras y dedicaba parte de su tiempo a los estudios arqueológicos. Fue apresado y ejecutado en Madrid en agosto de 1936.

Jorge Loring Martínez, pionero de la aviación civil e inventor

Jorge Loring Martínez (1889 –1936) fue uno de los grandes inventores de la historia de España y pionero en aviación civil. Ingeniero de caminos, desarrolló una gran afición a la mecánica y en concreto a la automoción , fabricando aviones, dirigibles, creando líneas aéreas… Puso en marcha en 1931 en Carabanchel (Madrid) los Talleres Loring, donde fabricó autogiros. Detenido, lo trasladaron a la checa del Congreso donde estuvo preso y fue sometido a un juicio popular del que salió absuelto y fue liberado.

Jorge Loring Martínez, inventor y aviador pionero,
con alguno de sus locos cacharros (autogiros, avionetas, zepelines...)

Como era costumbre en estos casos, al salir fue secuestrado y fusilado. Su cadáver apareció en su fábrica de Cuatro Vientos (Madrid), donde fue reconocido por su familia el 22 de septiembre de 1936. Su esposa Montserrat Miró, de 36 años, se quedó viuda y con 8 hijos, de quince y menos años. Uno de estos hijos sería el famoso sacerdote y popular predicador Jorge Loring Miró (1921-2013).

Un jesuita medievalista fusilado en la carretera de Vicávaro

Pocos jesuitas fueron mártires en estos años porque la República había disuelto la Compañía de Jesús en España en 1932. La ejecución del decreto afectó a los 3.000 jesuitas españoles, además de los 600 que estudiaban en el extranjero. Se clausuraron 80 casas de la Compañía en España, echaron el cierre o confiscaron todos sus centros educativos y obras sociales y sus estudiantes se exiliaron a Bélgica e Italia. Pero algunos jesuitas quedaron en España en comunidades semi-clandestinas intentando mantener sus trabajos académicos.  

Zacarías García Villada (1879 – 1936) fue uno de estos sacerdotes jesuitas. Era historiador medievalista y de las instituciones eclesiásticas. Estudió en la Universidad de Innsbruck y en la Universidad de Viena. Fue miembro de la Sección de Filología y de la de Historia y Filología Medievales del Centro de Estudios Históricos (1914-1925). Numerario de la Real Academia de la Historia, su magna obra, la Historia Eclesiástica de España, quedó incompleta al ser detenido en Madrid y fusilado en la carretera de Vicálvaro el 1 de octubre de 1936.

Académicos y docentes entre los mártires vicencianos

Otro grupo de licenciados y doctores dedicados a la docencia universitaria lo componen algunos de los Mártires Vicencianos o paúles. Uno de ellos fue Jose María Fernández Sánchez (1875-1936), doctor  en sagrada teología, profesor en Hortaleza, Madrid y Guadalajara. En 1927 ocupó la cátedra de teología pastoral en el seminario de Oviedo. Lo martirizaron en el cementerio de Vallecas el 23 de octubre de 1936.

El sacerdote paúl Juan Puig Serrá (1879-1936) cursó humanidades y fue profesor de griego, castellano, catalán, geografía e historia natural. Lo detuvieron y asesinaron en Palma de Mallorca.

Un pionero de la educación de sordos y su hija poetisa

Álvaro López Núñez (1865 - 1936) fue un laico católico, periodista y escritor leonés, académico de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas y acérrimo defensor de la asistencia social y los seguros sociales. Era un gran promotor de la educación especializada para sordos y de la atención a discapacitados. Antes de la República le dedicaron una calle en León. Fue editor de 'El Boletín del Obrero' y el primer director de la Escuela de Sordos, entre 1931 y 1934, en plena Segunda República. También fue fundador de 'La Lectura Dominical' y el periódico católico 'El Universo'. Lo fusilaron en Madrid en 1936, en las tapias del cementerio de La Almudena, junto a su hija la poetisa Esther López Valencia, que era activista de la alianza conservadora CEDA. 

Un científico "de izquierdas" asesinado por anarquistas

José María Susaeta Ochoa de Echagüen, licenciado en Medicina y doctor en Ciencias Naturales, fue asesinado por milicianos anarquistas a finales de julio de 1936 junto a la cafetería Zahara, en el centro de Madrid. 

Había sido concejal en Vitoria en una coalición republicano socialista y se había afiliado al Partido Republicano Radical Socialista. Pero después, trabajando en Bilbao, se centró más en la docencia. En palabras de uno de sus alumnos, «mantenía el máximo respeto para las ideas de todos e incluso se esforzaba en demostrar que la teoría de la evolución era perfectamente compatible con las ideas católicas».

José María Susaeta, naturalista; lo asesinaron unos anarquistas quizá porque en su visado había un sello alemán

"Viajó a Alemania a estudiar Fermentos, Química Fisiológica y Geología, al laboratorio químico del Hospital La Charité de Berlín, a Francia y a Bélgica para proseguir sus estudios biológicos, y para estudiar Biología en Inglaterra y Alemania durante año y medio’.

Cuenta el barcelonés afincado en Madrid Eugenio Morales Agacino (1914-2002), experto naturalista del Museo Nacional de Ciencias Naturales sobre su muerte que: ‘José María Susaeta distinguido botánico que se encontraba una tarde con sus amigos en la tertulia del café Zahara en plena calle de Alcalá vio como penetraba en el Café un grupo de milicianos que se dedicó a pedir la documentación. Pronto le tocó mostrarla a Susaeta que no teniendo otra cosa les enseñó su pasaporte en el que aparecía un reciente visado de la embajada alemana ya que tenía concedida una beca para ampliar estudios en ese país.  Lo separaron del resto y sin atender explicaciones se lo llevaron. Al día siguiente apareció su cadáver en la Casa de Campo’. (En p.90 de ‘Memorias de un naturalista’, Eugenio Morales Agacino. Organismo Autónomo de Parques Nacionales, 2001).

Santos Casado de Otaola recoge otro caso de un naturalista así detenido: "Más joven era el farmaceútico y botánico Miguel Martínez, que había publicado sobre farmacología, taxonomía vegetal y fitosociología. Acusado de falangista, cayó detenido en Madrid por milicianos de organizaciones de izquierdas y, a pesar de las gestiones del también botánico y militante de Izquierda Republicana José Cuatrecasas, fue asesinado poco después". 

Profesores de filosofía y estudiantes de escuelas de verano

 Corrieron suerte similar Rafael Maria Sardá Carrasco, doctor en Teología y profesor de Filosofía y Teología de los Hermanos Hospitalarios de Ciempozuelos (71 son beatos mártires) y profesor de latín e historia eclesiástica del Seminario de Madrid; así como Luis Ruiz Ledesma, doctor en Teología y profesor de Religión del Instituto Escuela, ascendido por el presidente de la República a capitán después de haber sido nombrado por Alfonso XIII en 1929 capellán segundo de la Armada; y Fernando Maya León, licenciado en Teología y Filosofía y en Filosofía y Letras profesor de latín del Instituto de Yecla en Murcia, etc.

Tampoco hubo piedad con los estudiantes de la Universidad Internacional de Verano de Santander: fueron detenidos y asesinados en el barco-prisión “Alfonso Pérez”. Allí murieron José María Corbín Ferrer, Guillermo García Leal de Ibarra, Emilio García Pérez, César González Tejerina, José Luis Martín García de Castro y Vicente Vallejo Angulo, que se encontraban haciendo algún curso en tan prestigiosa institución y serían considerados señoritos fascistas.

El valenciano José María Corbín Ferrer, de 22 años, terminó la carrera de Químicas y fue pensionado para la Universidad Internacional de Santander. Estaba afiliado a la Federación Regional de Estudiantes Católicos y otras organizaciones religiosas. El 2 de julio de 1936, salió de Valencia. Desde su llegada a Santander, acudía diariamente a misa en el convento de las esclavas del Sagrado Corazón. El 28 de agosto fue detenido y pasó 15 días en la checa instalada en el Ayuntamiento de Santander; fue trasladado después al buque-prisión Alfonso Pérez, donde se ganó las simpatías de guardianes y compañeros, a quienes siempre ayudó. Dirigía el rezo del rosario todos los días, algunos creían que era sacerdote.

En la Cataluña presidida por Lluís Companys 

Poco o nada comentadas han sido las depuraciones llevadas a cabo en Cataluña bajo el gobierno de Lluís Companys, siendo el brazo ejecutor Pere Bosch Gimpera, prehistoriador y conseller de Justicia del 29 de junio de 1937 a abril de 1939. Entre los depurados estuvieron Tomás Carreras Artau (que fundó en 1923 la Sociedad Catalana de Filosofía y fue diputado autonómico por la Lliga Regionalista en 1932) y el físico Esteban Terradas (1883-1950).

En Cataluña fue asesinado Ramon Casamada Mauri (Terrassa, 1874 - Barcelona, 1936). Era decano de la Facultad de Farmacia y catedrático de Técnica Física y Análisis Químico, además de Miembro de la Real Academia de la Ciencia, las Artes y la Medicina. Fue vicepresidente del Ateneo Barcelonés de 1926 al 1928. Destituido de su cargo por el comisario-rector de la Universidad de Barcelona, el tristemente famoso Pere Bosch-Gimpera, desapareció en octubre de 1936 a manos de milicianos y fue asesinado.

La misma suerte corrieron: 
Salvador Tayá y Filella (Barcelona 1882- 1936), catedrático y secretario en la Facultad de Farmacia de Barcelona;
Antoni Guardia y Uberna (Barcelona 1896), médico especialista en patología médica, presidente de "Laboratorios Fher"
-o Francesc Xavier Palomas i Bons, doctor en Farmacia, profesor auxiliar interino en la Facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona y autor de numerosas obras sobre farmacia.

Es posible consultar más listas de intelectuales asesinados en la zona controlada por el Frente Popular en este enlace y en este otro.  

¿Y a cuántos mató la famosa Inquisición Española en tres siglos?

La Inquisición Española no tuvo como función la eliminación de científicos. El erudito Menéndez Pelayo se cansó de pedir un solo nombre de científico ajusticiado por dicha institución, sin que hasta ahora tal pregunta haya llegado a ser contestada.

Según los distintos estudiosos, la Inquisición habría condenado a muerte a entre 4.000 y 30.000 personas en 3 siglos en España e Hispanoamérica. Predominan quienes sitúan el cómputo total de víctimas en menos de 10.000.

Que por motivos de creencias religiosas u otras causas un número de personas como los mencionados perdieran la vida es lamentable, condenable e injustificable según los actuales criterios de convivencia. Y todo ello en un período en España que va desde 1478 a 1813, con dos cortos suplementos de tiempo, el primero entre 1814 y 1820, y el segundo entre 1823 y 1836…Es decir, un total de 354 años.

Por dar una referencia comparativa, tomando las cifras del excelente artículo de Luis Antequera , vemos que el número de ejecutados entre los años 1789 y 1796 durante la Revolución Francesa, sólo en París, fue de más de 3.000 (entre ellos el católico devoto y padre de la ciencia química Antonie Laurent Lavoisier). Los que perecieron en La Vendée a manos de los revolucionarios franceses fueron 117.257 personas (Alberto Bárcena,“La guerra de la Vendée”), o 600.000 si hacemos caso al General Hoche, uno de los líderes revolucionarios que participaron en los sucesos acaecidos de 1793 a 1796, o sea, durante tres años, conocidos con el nombre de Guerra de La Vendeé, por cierto magistralmente narrada por el inmortal Julio Verne.