Vamos con la tercera y última parte, aunque no agote el tema, porque la naturaleza humana es a la vez tan simple y tan compleja y el drama del aborto tan extendido en toda la sociedad, en todos los niveles sociales y culturales que sería interminable.

La cultura de la muerte ha calado en nuestra sociedad en su conjunto, no solo en nuestras leyes, sino en la sanidad, en las relaciones humanas, en nuestras ideas y actitudes, en nuestras pseudo moral colectiva, ha calado hasta lo más profundo en todos los estratos. Por eso no podemos revertirlo solo dando ayudas a mamás embarazadas, que está muy bien y que es necesario y que bienvenido sea por supuesto, pero hay un trabajo mayor que hacer, evangelizar de nuevo esta sociedad paganizada, apóstata, como los primeros cristianos hicieron, eso sí, dieron testimonio con el martirio y cada vez estoy más convencida de que a nosotros también nos toca hacerlo.