Los mártires de la Iglesia es una obra escrita por el famoso padre benedictino fray Justo López de Urbel. En ella encontramos un capítulo dedicado al siervo de Dios Santiago Mosquera que fue fusilado con el coadjutor de la parroquia. Fray Justo escribe:

«Era un niño de quince años. No se comprende muy bien qué clase de hombres poseen suficiente valor para asesinar a un niño. No es, desgraciadamente, un trance nuevo. Los primeros pasos de la Iglesia van ya teñidos de sangre infantil, y esto es, si se para mientes en ello, profundamente significativo...».

Santiago había nacido el 3 de febrero de 1920 en Villanueva de Alcardete (Toledo). Era hijo de José Mosquera Amores y Remedios Suárez de Figueroa y Pérez de Bacas, familia cristianísima, que tuvieron diez hijos. Fue bautizado en el templo parroquial de Santiago Apóstol de su pueblo natal.

Según declara una de sus hermanas, era de carácter extrovertido, travieso, simpático...  Santiago, como los tres mayores, pertenecerá a la Congregación de San Luis Gonzaga de Madrid. Habían estudiado en Colegios de la Compañía de Jesús: Ramón tenía 24 años, hizo el bachillerato en el Colegio de Nuestra Señora del Recuerdo en Chamartín de la Rosa (Madrid), era artillero y estudiaba el último curso de Leyes en la Universidad; José María y Luis, habían estudiado en Areneros (Madrid), se preparaban para ingresar en la Academia General de la Marina y en la Academia General Militar respectivamente. 

Santiago era devotísimo de la Eucaristía y de la Virgen Inmaculada, como buen congregante.