«Señor mío, si he alcanzado tu favor, no pases de largo junto a tu siervo».

Queridos hermanos:

Estamos ante el Domingo XVI del Tiempo Ordinario. La primera Palabra que pone la Iglesia es del libro del Génesis que narra cómo el Señor se apareció a Abraham junto al encinar de Mambré. Estando sentado a la puerta de la tienda, vio tres hombres de pie frente a él. La Tradición de la Iglesia ha visto aquí una figura de la Trinidad, como dice el ortodoxo Andrej Rubljow. Abraham descubre la Trinidad junto a él, y ¿qué hace? les lava los pies, signo de acogida, y les invita a descansar en medio del verano fuerte del desierto; entró a la tienda a decir a Sara que preparara unas tortas para ellos, y después de haber comido, uno de los ángeles le dijo: “¿dónde está Sara, tu mujer? “Está en la tienda”, les respondió. Uno de los hombres le hizo una profecía: “Cuando yo vuelva a verte, dentro del tiempo de costumbre Sara habrá tenido un hijo.” Fijaros que eran estériles, fuera de la edad apropiada. Impresionante es el paso de Dios, les promete un hijo, ¿qué hijo? La fe. ¿Quieres saber qué es la fe? Mira a un personaje histórico qué es Abraham.

Por eso respondemos con el Salmo 14: “¿quién puede hospedarse en tu tienda? El que no hace el mal a su prójimo, ni difama el vecino”. Hoy en día estamos acostumbrados a difamar y a hablar mal del vecino. Dice el Señor: no, habitará en mi tienda el que difama, el que habla mal, el que presta dinero a usura, o acepta soborno contra el inocente. Por eso, prestar ayudar al prójimo con el dinero sin intereses, sin usura; eso es lo que Dios quiere de nosotros. En definitiva, Dios nos quiere donar la acogida, la caridad.

San Pablo a los Colosenses habla de lo mismo: “Dios ha querido dar a conocer cuál es la riqueza de la gloria de este misterio entre los gentiles”. Esta riqueza es el don de la fe; para que lleguemos a la madurez de la vida cristiana. Dios quiere que seamos maduros, es decir tengamos fe cristiana.

El Evangelio de San Lucas dice que Jesús entró en una aldea y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Mientras Jesús hablaba, María, la hermana de Marta, lo escuchaba atentamente sentada junto a sus pies, mientras que Marta se empeñaba en las cosas de la casa. Llegado un momento, Marta le reclama al Señor que María no le ayuda con las cosas del servicio, y el Señor le contesta: “Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria. María, pues, ha escogido la parte mejor, y no le será quitada”. Estamos afanados, nos dice hoy el Señor, preocupados, nerviosos, inquietos, estresados por hacer muchas cosas; y una sola es importante: Escuchar la Palabra de Dios. Abraham, qué eres tú y que soy yo, deja todo, escucha a Dios y todo lo demás le viene por añadidura.

Pues bien, hermanos que en este domingo el Señor nos conceda escuchar y escoger lo mejor, que es escuchar su Palabra y ponerla en práctica; y tendremos vida eterna, felicidad y tendremos el hijo, que es el don de la fe.

Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, esté con ustedes.

 

Mons. José Luis del Palacio
Obispo E. del Callao