El Papa Francisco ha distinguido a dos grandes mujeres que defendieron en su día las apariciones marianas de San Sebastián de Garabandal.

De la primera de ellas, la mística francesa Marta Robin, el Romano Pontífice acaba de aprobar sus virtudes heroicas, tal y como informa este mismo portal donde escribo.

No en vano, Marta Robin animaba al sacerdote Combé, paisano suyo, a difundir el mensaje de Garanbandal y rezaba a diario por las niñas videntes: Conchita, Loli, Mari Cruz y Jacinta, a quien tuve el privilegio de conocer en persona y sobre la que algún día volveré, si Dios quiere.

A Robin se sumó en su defensa de Garabandal la Madre Esperanza de Jesús, murciana para más señas y fundadora de las Congregaciones de las Esclavas e Hijos del Amor Misericordioso, beatificada por Francisco el pasado 31 de mayo.

Sobre esta nueva beata escribía el presbítero José Ramón García de la Riva en su magnífico libro Memorias de un cura de aldea, cuando todavía era venerable:

"La Madre [Esperanza] estaba convencida del carácter sobrenatural de las apariciones de Garabandal por el testimonio de Emilia Andreo Rubio, que acudió con otras personas amigas en peregrinación al Santuario de Covallenza. Allí Emilia manifestó a la Fundadora su intención de i a Garabandal, a lo que Madre Esperanza les contestó admirada: "¿Así que vais a San Sebastián de Garabandal? Bien. Bien".

Los testimonios favorables a estas apariciones se suman así a los de Santa Maravillas del Niño Jesús, el Padre Pío o la beata Teresa de Calcuta.

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