Diálogos desde la muerte

El testamento filosófico de Jean Guitton

 

            Es posible que algún lector no sepa nada de Jean Guitton. Empecemos por decir que se trata de un gran filósofo francés que nace y muere en el siglo XX, dejándonos un valioso bagaje de ciencia filosófica y de fe cristiana. Enseñó el arte de filosofar, de buscar la verdad preguntándose por la verdad encerrada en cada acontecimiento y, sobre todo en cada persona.

            Su vida intelectual fue muy prolífica, y en el último tramo de su existencia quiso dejarnos su testamento filosófico. Y lo hizo adoptando un método muy original. Creo la ficción de unos diálogos mantenidos en su cama de enfermo terminal, y después en su mismo entierro, en un lugar discreto de la iglesia donde se iba a celebrar sus honras fúnebres, siguió dialogando profundamente con los últimos amigos que, venidos de la otra vida, fueron al funeral. Es posible que nos extrañe este desdoblamiento de un cadáver que “está vivo”, y que con toda naturalidad charla amigablemente con personajes de primera categoría en el orden social e intelectual. 

 

Blas Pascal, Pablo VI, De Gaulle, Sócrates, Dante, Teresa de Lisieux… y François Mitterrand.  Cada uno mantiene una larga, y jugosa conversación, que nos invita a reflexionar sobre temas de plena actualidad.

             De improviso entra en escena Blaise Pascal. Guitton se lleva una grata sorpresa.   Pascal le dice que ha venido a interrogarlo, pero Guitton le dice que es el quien tiene mucho interés en conversar con tan gran personaje sobre multitud de temas.

Pascal le plantea la primera pregunta al filósofo:  - Guitton, ¿cómo explica usted la indiferencia religiosa?

Guitton:  -Hace noventa años que me hago la misma pregunta… El hombre es al mismo tiempo un animal religioso y un animal materialista… Por lo que tiene tendencia a fabricar materialismos religiosos y religiones materialista… Trata de sacralizar sus materialismos… Solo pide a Dios, y espera de El, beneficios materiales.

Pascal: Sí, a menudo se da el caso

Guitton:  El caso se da a menudo y muy frecuentemente… El hombre limita su religión a estas práctica materialista e interesada… Se nota que ha pasado usted por el purgatorio, no pensaba así cuando escribió las Provinciales…, reconozco en sus palabras toda la indulgencia de la Iglesia… Reconozca usted que la Iglesia no sabría, sin llegar a degenerar, reducirse a un conjunto de peticiones materiales.

Pascal: -Estoy de acuerdo… Pero, Guitton, si Dios nos ha dado la inteligencia y las manos, nuestras técnicas son también un don de Dios… La religión, Guitton, ¿es la mística?

Guitton: La mística es el centro de la religión…

Y continua la jugosa conversación, mientras comienzan las exequias por el eterno descanso de Guitton, que sigue hablando desde la muerte.

Y entra en escena Bergson, que quiere someter al juicio de Guitton sus razones para ser cristiano.

Extraña circunstancia la de nuestro encuentro. Cuando le conocí era usted joven y yo era ya muy mayor. Prometía usted y ha cumplido.

El diálogo desde la muerte con amigos importantes, sigue aportando doctrina profunda y, al mismo tiempo, sencilla. Los grandes pensadores suelen ofrecernos la doctrina asequible, la Verdad de siempre. En próximos artículos iremos ofreciendo estas entrevistas impresionantes desde la muerte de Guitton. 

Juan García Inza